miércoles, 2 de julio de 2014

JOSÉ LUIS VALLENILLA, AHORA SE DIERON CUENTA QUE LAS EXPROPIACIONES FRACASARON

  Ahora resulta que las expropiaciones no han dado resultado. Después de 15 años en el gobierno es que se dan cuenta de ello. Los socialistas incapaces son, siempre, así. No aprenden de la historia. Pretenden torcer la realidad con puros discursos y demás babosadas. Pero al final los hechos son tercos. La realidad se impone.
 
Son dos figuras importantes del Chavismo las que han reconocido que las expropiaciones no han dado resultados positivos, el diputado Chavista Fredy Bernal y el ex vicepresidente Chavista de la Republica José Vicente Rangel.
  Las expropiaciones no funcionaron y, en general, no funciona el intervencionismo socialista en la economía porque las empresas privadas manejadas por sus dueños son las que mejor producen y de la manera como los consumidores lo desean. Las empresas privadas no son manejadas por superdotados ni ángeles. Son manejadas por personas que buscan obtener ganancias. Por eso son celosos y vigilantes en la administración de sus empresas.
  Cuando las empresas son bien manejadas por empresarios particulares, dan ganancias y, en consecuencia, pagan impuestos que entre otras cosas sirve para pagar el sueldo de los policías y médicos. Y si el negocio va bien, tratan de expandirse y contratan más personal, lo que es más personas ganando sueldos nuevos. Quienes a su vez consumen más e impulsan con su consumo el crecimiento de otras empresas y se genera más pagos de impuestos. Impuesto que, entre otras cosas, sirve para construir escuelas y pagar sueldos de maestros, lo que, a su vez, también genera más consumo y hace que crezca la demanda de servicios y productos. De tal forma, que cuando las empresas prosperan  generan más inversiones, más contrataciones de personal, más consumo, más pagos de impuestos y así sucesivamente.
  Pero cuando el Socialismo interviene, y en el caso venezolano estamos hablando de la peor especie de socialismo-que es la que mezcla a su máxima expresión el ladronismo y la mediocridad-, rompe la libre decisión de los agentes económicos que, por lo general, tiende a ser más racional y acertada. Y entra en juego las decisiones de los políticos. Y, es aquí, cuando los políticos toman decisiones que mezclan prejuicios, odios, teorías fracasadas, ambiciones y todo aquello que en primer término contribuya a mantenerse en el poder. Sin importarles al final si las empresas expropiadas den ganancias o no. Todo eso pasa a un segundo plano disfrazado con el discurso de amor al pueblo, que, al final, solo sirve para engañar y someter a la gente.
  Un ejemplo doloroso del intervencionismo socialista en la economía son las expropiaciones de los terrenos agropecuarios. Fincas, haciendas, fundos fueron expropiadas. Fueron millones de hectáreas expropiadas. Hoy en día esas unidades agrícolas en manos del gobierno no producen lo que necesita el pueblo y los productores agrícolas privados maltratados y hostigados tampoco producen lo suficiente para atender la demanda interna. Y consecuencia de ello es la espantosa escasez de productos básicos que padecemos los venezolanos. Otro caso digno de mención en materia de expropiaciones son las torrefactoras de café. Logró la administración pública de esas empresas que, prácticamente, desapareciera el café de los estantes de los supermercados.
  Otro ejemplo doloroso de la estupidez de los Socialistas cuando intervienen en la economía son las empresas RCTV (Televisón) y Sidor (Siderurgica). La primera fue cerrada y la segunda estatizada. RCTV era una empresa que daba ganancias, empleaba constantemente empleados, exportaba productos y pagaba impuestos -no era una carga para el gobierno-,  al contrario, mantenía al gobierno. Y RCTV prosperaba porque tenía unos consumidores que demandaban su programación televisiva.
  Pero luego de cerrada RCTV crean un bodrio que se llama Tves, que es una carga para el gobierno porque no da ganancia, y, además, su programación no alcanza los niveles de audiencia que tenía RCTV, es decir no satisface la demanda de los consumidores. Pasamos de una empresa que pagaba impuestos y ofrecía un servicio querido por los ciudadanos a otra empresa de televisión pública –Tves- que es una carga para el gobierno y que su programación no goza de la aceptación de la antigua RCTV.
  En cuanto a Sidor, en manos privadas, Ternium era su propietaria, llegó a producir alrededor de 4.300.000 toneladas anuales de acero, luego de estatizada la producción se vino abajo estando alrededor de 1.500.000 toneladas anuales, y, hoy por hoy, Venezuela, siendo un país con grandes reservas de hierro, tiene escasez de productos de acero. Las famosas cabillas para la construcción difícilmente se consiguen. Hay que hacer colas para adquirirlas.
  En definitiva el saldo de las expropiaciones y de la intervención socialista en la economía venezolana es una producción disminuida tanto en las empresas públicas como en las privadas. Con un gobierno que no le alcanza el dinero para atender sus compromisos, y, todo esto, en medio de una bonanza petrolera. Sin duda, el socialismo es atraso, corrupción y despilfarro.
José Luis Vallenilla
jlvallenilla@gmail.com
@vallenilla

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