Lo
que está planteado es deslindarse de los colaboracionistas y romper con Cuba y sus
títeres fijando como objetivo el cambio radical y profundo del
sistema político-económico cuyo fracaso queda probado por el colapso general
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Tenemos un sistema bipartidista. Lo forman el PSUV y
la MUD, la cual es para aquél lo mismo que en el pasado era COPEI para AD. A su
vez, el PSUV es para la MUD lo que antes era AD para COPEI. Son cara y sello de
una moneda falsa, que es el sistema. Se hablan mal, de la boca para afuera,
para aparentar que son distintos, pero negocian en secreto para ocultar que son
lo mismo. Ambos forman la casta política del sistema, la que se ha hecho
vitalicia en el poder por la reelección indefinida.
Así como COPEI nunca puso en peligro la estabilidad
de un gobierno de AD, ni tampoco los adecos pusieron en peligro a un gobierno
de COPEI, también la MUD se niega a hacer zozobrar al gobierno de Maduro. Antes
el que estuviera en la oposición, sea AD o COPEI, decía: esperemos las
elecciones. Lo mismo dice ahora la MUD: esperemos las parlamentarias de 2015,
luego las regionales y municipales de 2016 y después la presidencial de 2018. Y
así vamos rodando hasta el fin del siglo, pero eso sí con los de la MUD en
cargos que llaman espacios, que son las tetas del presupuesto que cada uno chupa,
asegurando carro con chofer y escolta, sueldo jugoso, casa, comida y etcétera,
y presupuesto para politiquear. Lo que nos propone la MUD es que les sigamos
dando el voto para que ellos vivan bien, mientras el país se hunde y la gente
empobrece, camino a la miseria. Piensan con la mentalidad de la casta: arriba
ellos y abajo la plebe obligada a sostenerlos en sus cargos, hasta que mueran,
para evitar que vengan otros, cuando los que pueden venir en su lugar son
también de la misma casta política que se ha apoderado de Venezuela
disfrutándola como su hacienda.
AD y COPEI tenían
razón en no promover una salida distinta a la electoral, porque estábamos en
democracia. Pero bajo un gobierno títere de Cuba, que avanza en la implantación
del comunismo para lo cual ha instaurado una tiranía criminal que viola los
derechos humanos matando y apresando estudiantes, que saquea a la Nación, que
ha hecho del ventajismo y el fraude su garantía de perpetuación en el poder, no
funciona la vía electoral, ni hay porqué sentarse a esperar las elecciones. Y
menos cuando el sistema ha colapsado política y económicamente. Hay que
recurrir a todas las formas de lucha, trasladando su escenario del voto a la
calle. Es lo que se llama oposición de calle. Claro está que para hacerla hay
que estar resuelto a cambiar el sistema, a sustituirlo por otro. Es lo que no
se propone la MUD, por colaboracionista y cogobierno. Sólo quiere que el PSUV
le dé el chancecito de gobernar un rato, alternándose ambos en el
poder, sin tocar el sistema. Ni siquiera la sumisión a Cuba. De allí que a los
traidores a la patria, vendidos a los Castro, saqueadores del Tesoro, los más
grandes ladrones que han sido gobierno en Venezuela, que la han llevado a la
ruina y han causado el empobrecimiento general, les están prometiendo
impunidad. Les dicen: no se preocupen, no les va a pasar nada si nosotros los
de la MUD llegamos al poder, ustedes podrán disfrutar tranquilos de todo lo que
robaron y les daremos oportunidad de volver a robar, se trata sólo de unas
vacaciones muy merecidas por cierto, quince años robando y traicionando a la
patria agotan, tienen que tomarse un descanso.
Pero los
venezolanos de a pie, el pueblo llano, no puede esperar más. El colapso del
sistema no permite más demora. El techo del país nos aplasta en su caída y para
colmo el piso nos arrastra en su hundimiento. Venezuela se deshace, mientras
las aves de rapiña comen sus restos. Sólo a la casta política le interesan sus
diputaciones, sus gobernaciones y sus alcaldías. Al pueblo llano le interesan
su presente y su futuro, y para asegurarlo hay que cambiar el sistema
político-económico, lo que implica romper con Cuba, echando del poder a sus
títeres y colaboracionistas, la casta política que ha sido su instrumento para
explotar a Venezuela hasta llevarla a la ruina empobreciendo a los venezolanos.
El comunismo
importado de Cuba ha colapsado. Probado su fracaso, hay que cambiarlo
radicalmente. Ante el colapso, ruptura. Una ruptura que comienza por el
deslinde frente a los colaboracionistas. Sería el primer paso.
Jesus A. Petitt Da Costa
petitdacosta@gmail.com
@petitdacosta
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