El
nivel intelectual de nuestra élite política es verdaderamente bajo; parece
mentira que después de 15 años del fenómeno chavista y del despertar de la
conciencia política que eso supuso para todos los venezolanos, nuestros
intelectuales siguen discutiendo si esto se trata de un gobierno de izquierda o
de derecha.
La
impotencia de la clase política venezolana en plantear soluciones efectivas a
la crisis actual responde a una visión premoderna de la realidad,
caracterizada, en primer lugar, por una falta de profundidad sobre la realidad
política, y luego, por una completa incomprensión de esa realidad enmarcada en
un contexto mundial, además de una posición anacrónica y maniqueista que
pretende clasificar a todos los actores político como buenos o malos (política
como religión).
El
nivel intelectual de nuestra élite política es verdaderamente bajo; parece
mentira que después de 15 años del fenómeno chavista y del despertar de la
conciencia política que eso supuso para todos los venezolanos, nuestros
intelectuales siguen discutiendo si esto se trata de un gobierno de izquierda o
de derecha, o si la concentración de poderes por parte del presidente se podría
considerar una dictadura férrea o una dictadura blanda. La falta de unidad en
la oposición no responde sólo a la diferencia de intereses, también evidencia
que nuestros actores políticos no tienen la capacidad de interpretar el momento
actual; en el balance de estos últimos años pareciera haber mucha más claridad
en sectores como la Iglesia o los estudiantes universitarios, que en la
dirigencia política.
Nuestra
demora para ingresar al siglo XXI es más producto del atraso cultural que de la
crisis económica; esta clase política no ha pasado por la ilustración, el
racionalismo o la guerra fría, y su visión de la economía política se rige por
principios decimonónicos y de perspectiva cortoplacista, además de una
estructura mental de pensamiento mágico que pretende sustituir a la lógica
convencional y al sentido común. Si tuviéramos que definir estos últimos 30
años en una sola palabra sin duda sería “anacronismo”, vivimos en una sociedad
llena de anacronismos, nuestras soluciones son anacrónicas porque nuestra
visión de la realidad es anacrónica. Debemos recuperar la lógica política, no
puede haber una relegitimación de la acción política si esta no está alineada
con la realidad.
Carlos
Rondon Avila
rondoncarlos@gmail.com
@phronimos
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