En
el mundo de las ideologías políticas se habla de liberalismo, marxismo,
comunismo, social democracia, social cristianismo, democracia cristiana,
keynesianismo y hasta de ese hibrido entre capitalismo y comunismo que llaman
eufemísticamente tercera vía. Pero pocos hablan del Humanismo Cristiano, del
desarrollo de los valores básicos de la
civilización occidental, plasmados por
la ética intemporal, matizados por el libre albedrio y que poseemos
desde que Dios se hizo hombre en Cristo Jesús.
Es
más, Cristo es único; pero Trino. Pero sigue siendo singular y no plural. Es, individualmente, toda una existencia pletórica de
connotaciones. Su “amaos los unos a los otros” fue quien dinamito al mundo de
los desiguales para convertirnos a todos, uno a uno, hermanos por la ley
divina. Demostró, en la Cruz, que se es libre hasta para escoger como asumir la
propia muerte que para Él fue temporal y finita.
Jesucristo
es el gran YO SOY. En varias ocasiones,
está registrado que Jesús usó el "YO SOY" para afirmar su
individualidad
Jesucristo
nos enseña como diferenciarnos del estado cuando le preguntaron por el pago de impuestos nos dijo: Pues dad al
César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.
Después
de dos mil catorce años de tradición hay una historia que no se detiene de ser escrita, defendida y polemizada pues su
presencia terrenal no se agotara en una sola obra ni en muchas tampoco.
El
Humanismo Cristiano defiende una plena realización del hombre y de lo humano
dentro de un marco de principios cristianos. Es una visión cultural —o
filosofía política de inspiración cristiana— cuyo desarrollo está en El Libro
de Los Libros y que intentan definir variados autores.
Cabe
destacar aquí la importancia de dos conceptos fundamentales de esta visión:
respeto, real de la dignidad humana y del
derecho de todos a las exigencias integrales de la persona. Ello orientado hacia una realización
socio-temporal de aquella atención evangélica a lo humano que debe no sólo
existir en el orden espiritual, sino encarnarse, tendiendo al ideal de una
comunidad fraterna exitosa.
El
Humanismo Cristiano, el Neopersonalismo
Cristiano, entronca directamente con las tesis más liberales o libertarias, que
se pueden traducir en claras opciones políticas tanto actuales como de futuro.
Lo
fundamental está en exaltar la libertad de la persona frente al Estado que
nunca deja de ser un peso muerto en un
ente sin rostro.
En
definitiva, esta visión del Humanismo Cristiano, se trata de la primacía
absoluta de la libertad frente a cualquier otro poder, o lo que es lo mismo: la
reducción al máximo –lo mínimo imprescindible- de las funciones del Estado,
tomando como ejemplo constructivo de las revoluciones exitosas y cuestionando
las posturas anticapitalistas arcaizantes de quienes atribuyen a ese modelo
económico todos los males del tercer mundo.
Carlos
Padilla Carpa
Carlos.padilla.carpa@gmail.com
@Chino121
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