El titulo del presente artículo lo extraje de uno de los tantos tweets enviados
por el dirigente político Claudio Fermín, en la edificante responsabilidad por
educar a los venezolanos en torno a la realidad presente.
La razón hace gala en su comentario al
expresar el desbarajuste del oficialismo de pretender inculpar a sectores
disidentes de CONSPIRADORES si hacen la crítica en territorio nacional o de
TRAIDORES A LA PATRIA si la realizan desde el extranjero.
La arremetida del gobierno contra la
disidencia es desaforada. Las acusaciones contra personalidades de la vida
política van de acuerdo al nivel de odio presente o el lugar ocupado en la
lista preparada. La desarticulada popularidad de la revolución hace mella en el
contexto de los gobernantes, generando movimientos nerviosos en la toma de
decisiones. La corrupción institucionalizada y el desempeño mediocre de las
funciones gerenciales les explotan en la nariz y recurren a la bajeza para
defenderse de las acusaciones provenientes de propios y extraños.
La manipulación de las instituciones es
adelantada por la ausencia de criterios profesionales y legales de quienes
tienen responsabilidad de preservarlas. La Fiscal General declara a los medios
y actúa según el lineamiento dado por el Ejecutivo, e igual faena realizan el
Tribunal Supremo de Justicia, Contraloría General de la República, Defensoría
del Pueblo, Consejo Nacional Electoral; cualquier alegato les sirve para
intentar evitar ser vistos como arrastrados, evocando normas inexistentes, pero
ajustadas a sus interpretaciones abusivas.
La intención del Gobierno de callar la
protesta y disimular la conflictividad por la vía del monopolio comunicacional,
no han podido lograrla.
Mantienen privados de libertad a dirigentes
políticos, ex jueces, ex policías y ciudadanos comúnes y corrientes para
generar miedo en la población, pero en respuesta pierden audiencia y respaldo.
El extinto presidente engatusaba a la gente con sus “novedosas ideas”, y ante
el fracaso son ahora las ideas del señor Giordani y nadie más, entrando en el
fango del descredito y el revanchismo.
Venezuela requiere de hacer política en
serio, con ciudadanos responsables; comprometidos en facilitar la participación
del colectivo social en los grandes y pequeños proyectos para la reconstrucción
del país, y avanzar en cambios políticos sustanciales. Dirigentes con capacidad
y tolerancia, para deslastrarse de agitadores, inexpertos y comisarios
políticos, que pululan en los pasillos de la mediocridad del gobierno nacional
con criterios cavernícolas del siglo XXI.
Josue Arturo Molina Suarez
jarturomolina@gmail.com
@jarturoms1
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