domingo, 22 de junio de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, LA NOVELA DE ESPIONAJE RECARGADA,

La novela de espionaje es una forma literaria creada y popularizada por los ingleses, fue con la Guerra Fría, en ese enfrentamiento soterrado entre las dos grandes potencias mundiales la Unión Soviética y USA, con el telón de fondo de un enfrentamiento nuclear, donde florece la época de oro de este tipo de narrativa teniendo como escenario los países de Europa.

El escritor más famoso del espionaje es el británico Ian Fleming, autor de las novelas de James Bond, y el que elevó este género a un forma de arte es su coterráneo, John le Carré.
Es una literatura donde se destaca el complejo mundo psicológico de los espías y de quienes intentan cazarlos y anularlos en aras de la seguridad de sus naciones, un mundo de secretos, trampas y traiciones donde el patriotismo, los intereses ideológicos, económicos y militares se entremezclan con el romance, la violencia y las oscuras personalidades de sus actores.
Algunos críticos temieron que con la caída del muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría la novela de espionaje pasaría a ser una reliquia de la literatura, pero con el advenimiento de nuevas tecnologías para mantener y descubrir secretos, guerras locales, el terrorismo y la nueva geopolítica de fragmentación de naciones en pequeñas regiones autonómicas, la escasez de recursos naturales y la proliferación de armas de destrucción masiva, el advenimiento de los technothrillers, alta tecnología y espionaje, le inyectó nueva vida a este tipo de novelas.
El factor humano, la novela de espionaje más famosa del escritor inglés Graham Greene, publicada en 1978, es sin lugar a dudas un puente que unió la historia de espionaje clásica con la moderna, se adelanta a estas tendencias fundamentales introduciendo los cambios políticos que se estaban dando en Suráfrica con el recrudecimiento del apartheid, pero permanece fiel a lo que expertos en la materia consideran la más valiosa forma de espionaje, y a su vez, la menos confiable, que es la inteligencia obtenida por el espionaje humano (human intel, le dicen los norteamericanos, que resulta la mayoría de las veces por donde revienta la cuerda de todo sistema de espionaje, ya que se trata del elemento menos predecible y el más delgado).
Cuando se piensa en colectar inteligencia de los países africanos se piensa en guerras entre distintas tribus, golpes de estado, el éxito o fracaso de las cosechas, la exploración petrolera o los problemas de agua, pero en algunos países como Zaire, Mozambique, Rhodesia con sus minas de oro, uranio y diamantes, firmas tan importantes como De Beers para las finanzas internacionales operando en la región, la penetración cubana, rusa y china en el continente apoyando revoluciones y movimientos independentistas, los intereses norteamericanos en esa parte del continente negro para contener el terrorismo; el comunismo y el capitalismo jugando un ajedrez peligroso y sangriento en esas ex colonias, todos estos elementos, más el racismo y la brutalidad de los servicios secretos locales, salpimientan el interés de las grandes potencias en enfocar su vigilancia sobre el continente, del cual surge esta interesante historia que revolucionó su época.
Lo primero que llama la atención en esta novela, es su ritmo trepidante y el uso magistral del suspenso, son herramientas que usa Greene para mantener al lector pegado al libro pero, con la virtud, de que jamás sacrifica la calidad del texto, el dibujo de los personajes principales es, por decirlo de alguna manera, digno de Dostoievski; Maurice Castle es un personaje complejo, un hombre de clase media, funcionario de “La Firma”, que no es otra cosa que uno de los órganos secretos de seguridad británicos, encargado de la oficina que maneja asuntos africanos, casado con Sarah, una mujer negra, activista comunista que trabajó para él en Pretoria consiguiendo información, y que luego, salvó de una muerte segura de manos de los servicios de inteligencia de los Afrikaners.
La novela se inicia cuando la oficina de Castle es investigada para encontrar una fuga de información, nos enteramos de cómo funcionan estos procedimientos de “barrido y limpieza” de los departamentos en una acción de contrainteligencia que llevan tiempo y tacto; descubrimos en Castle un hombre rutinario, introspectivo, creyente en los valores fundamentales de la familia, muy cercano al alcoholismo, culto a su manera y creyente en un mejor futuro para la humanidad.
Es interesante mencionar sobre Graham Greene, que su vida personal está rodeada de misterio, algunos estudiosos aseguran que fue, durante buena parte de su vida, un espía para el gobierno británico y que sus viajes alrededor del mundo, sobre todo a Latinoamérica, donde se le consideraba simpatizante del comunismo; fue muy amigo, entre otros, de Gabriel García Márquez, era la fachada perfecta que le permitía estar en los lugares de conflicto para sus análisis de inteligencia, Cuba, México y otros países eran frecuentemente visitados, se dice que tuvo una participación importante en los preparativos a la invasión de Panamá, y menciono esto, porque el mundo del espionaje que nos pinta en esta novela se siente no solo real, sino que abunda en detalles que sólo un connaisseur pudiera dar cuenta, la vitrina de eventos y personalidades, estilos de vida, procedimientos, como se manejan las alianzas y colaboraciones entre servicios de inteligencia de otros países, e incluso, conversaciones entre espías, revelan un profundo conocimiento de ese particular mundo.
Es interesante resaltar que en esta obra se hace mención a la introducción de la practica administrativa de “terminación” de los informantes descubiertos pasando información al enemigo, una práctica usual en las operaciones de campo, pero no dentro de la organización en condiciones normales de oficina, en esta obra nos enteramos como es llevada a cabo una de estas terminaciones sin que levante sospechas y malestares dentro del personal.
Retrata magistralmente la vida en Londres en los años 70, sus exclusivos clubs, los pubs, las librerías de libros raros, los matrimonios y funerales, la vida en los suburbios, los fines de semana en la campiña inglesa… una línea de humor negro se entreteje en toda la novela y hace soportable una desoladora historia de amor y separación, es un relato donde se entretejen fidelidades y traiciones, y donde los errores y sospechas se pagan con la vida.
Dos cosas llamaron mi atención, el whisky que toman los espías ingleses con el J&B y el Cutty Sark, en ningún lado se hace mención a los whisky doce años ni a otras marcas Premium, lo otro, es la popularidad de las truchas ahumadas en las mesas de los jefes de la inteligencia británica, acompañada de un buen pedazo de queso Stilton y generosamente rociadas por buenos oportos.
El factor humano es una obra que se puede leer de una sola sentada, es una excelente novela y punto, además de que sirve de introducción para otros clásicos de Greene, tales como, Nuestro hombre en la Habana, El tercer hombre, El americano apacible, todas ellas convertidas en taquilleras películas.-
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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