miércoles, 25 de junio de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, DEL VERBO, RENUNCIAR,

Está visto que el Capitán Diosdado Cabello tiene un problema con el verbo renunciar, pareciera que sus estudios lingüísticos y gramaticales, sus conocimientos sobre etimología, lexicografía, semiótica y lógica le hacen suponer que la palabra comporta una carga contrarevolucionaria de primera magnitud; por alguna desconocida razón, privan en sus consideraciones acepciones de orden criminal, golpista  e ilegal cuando escucha la palabra, y más, si proviene de una mujer y, todavía peor, si se trata de una opositora política, es decir, de una entidad o ser no socialista, no revolucionaria, claramente burguesa y de pensamiento liberal.

La palabra renunciar debería, en su criterio, ser vetada en el léxico de los políticos de la derecha, tiene un tono subversivo, una intención oscura, un significado conspirativo, es claramente accesoria a un plan magnicida… renunciar, para los apátridas, es casi una incitación al coup de etat de los franceses, al golpe continuado de los parlamentarios del PSUV, al golpe seco de los militares con Chávez.
La palabreja ha adquirido ribetes de insulto, de mentada de madre ¿Cómo se le ocurre a un opositor al socialismo del siglo XXI pronunciarla? Y menos, si se refiere al Presidente Maduro, por Dios santo, es el presidente, el único funcionario de todos los funcionarios públicos que no puede ni debe renunciar! Será que en la Constitución Nacional está claramente expresado que AL PRESIDENTE NO SE LE PUEDE PEDIR LA RENUNCIA?.  Diosdado no menciona el artículo, pero está seguro de que en algún lado dice ES UN DELITO PEDIRLE LA RENUNCIA AL PRESIDENTE, cualquiera sabe que eso es así, no sólo es una presión indebida al mandatario que tiene su cabecita ocupada en solucionarle tantos problemas al mundo, entre ellos, imaginen, salvar la raza humana de su propia destrucción… ¿Cómo pueden pedirle la renuncia a un presidente que está construyendo un nuevo orden internacional?
Es simplemente un crimen y el Tribunal Supremo de Justicia lo sabe, ¿Escucha el Tribunal Supremo al Capitán Diosdado Cabello? Debe interpretar la palabra renuncia como un crimen de lesa majestad cuando sea pronunciada por un opositor, que dice estar en su derecho constitucional; él, el Capitán Diosdado Cabello, fue parte de una revolución que no pedía con palabras la renuncia de ningún presidente, sólo iban a matarlo, y para ello le dispararon a su casa, a su familia… pero eran balas, las balas no renuncian, matan… pero eran otros tiempos donde las cosas se hacían por amor.
Pero la renuncia es clave en el magnicidio que está planificando la extrema derecha, es el ariete que abrirá el boquete por donde penetrarán los mercenarios para-cachitos contratados, será la señal para que Miraflores sea sobrevolada por esa fuerza aérea privada que espera, impaciente, en Colombia y que el periodista investigativo José Vicente Rangel tan valerosamente ha denunciado una y otra vez, ofreciendo fotos, exponiendo pistas de aterrizaje, hangares, armamento, nombre de los pilotos, recibos de combustibles, vouchers de tarjetas de crédito de los hoteles donde se hospedan estas fuerzas del mal… y el gobierno Colombiano como si nada.
Renuncia, esa es la llave criptográfica de toda esta conspiración; no ven que viene del latín y está compuesta por re y nuncio, que significa renunciar a un derecho, ¿Qué revolucionario digno y fiel al Comandante Supremo va a renunciar? ¿Qué cuento es ese de que un presidente chavista renuncie? Puede renunciar el Papa, si le da la gana; puede renunciar el Rey de España, si ya no quiere seguir mandando; puede renunciar Bill Gates a su fortuna, si ya no la necesita… pero ¿Nicolás Maduro puede renunciar a la presidencia que tanto le ha costado a los chavistas conservar para siempre?  Eso es un exabrupto, una grosería, un pecado, un insulto a la inteligencia, una irreverente pistolada, un delito… y repite que renunciar es parte de una conspiración magnicida, blandiendo el librito azul de la Constitución que consagra que no es aceptable exigir la renuncia, él, que fue constituyente originario, él más que nadie sabe, que en algún lugar de esas normas está claramente establecido que la palabra renuncia es impronunciable en el territorio nacional a partir de 1999, y quien lo haga está sentenciado al paredón y a tres sentencias de por vida acumuladas.
En qué país vivimos, él, el Capitán Diosdado Cabello, que tan valerosamente, y de acuerdo al espíritu de la ley, y conforme a los más sagrados principios democráticos, “renunció” a la diputada María Corina Machado de su curul, porque le daba la gana, en su carácter de Presidente de la Asamblea Nacional, investido de la potestad chavista de renunciar a quien sea, como sea, cuando sea.
 Diosdado se opone a la renuncia del presidente, porque para un revolucionario el proceso es lo más importante, sin proceso no hay nada y el proceso es irrenunciable.
Quieren hacer de este episodio un ejemplo mundial de cómo se gobierna en Venezuela, con apego estricto al significado revolucionario del lenguaje, donde la palabra renuncia queda proscrita del léxico venezolano, mientras se trate del presidente… y no les quepa la menor duda, muy pronto, será vetada en todo el territorio latinoamericano.
Bolívar nunca renunció a nada (los historiadores están revisando con denuedo y cambiando la palabra por “abstención voluntaria de la condición de usuario”), ningún revolucionario renuncia a nada en este país, aquí los mandatos son eternos, los compromisos inacabables, los nombramientos hasta la muerte y muchos de ellos se prolongan en el empíreo.
Maduro no tiene otra manera de pronunciarse sobre la diputada María Corina Machado sino como “asesina”, no sabemos quienes fueron las víctimas ni como produjo esas muertes, no importa, quienes pidan la renuncia al presidente son unos asesinos de ilusiones presidenciales, de ganas de mandar, de victorias electorales “trampa-rentes”, de que Pastor Maldonado deje de chocar autos de formula 1.
Y así continuamos en esta revolución humanista: así como ahora no se puede pedir el desalojo del inquilino, no se puede hablar del precio del dólar, no se despide a los empleados, nadie podrá pedirle la renuncia a Maduro, ni a quien esté inscrito en el PSUV. –
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul


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