miércoles, 11 de junio de 2014

PEDRO RAFAÉL GARCÍA M., PARA CONCLUIR LOS APUNTES SOBRE LOS ANALISTAS POLÍTICOS, PUNTO DE QUIERE

“Cuando el vienes Edwin Schödinger premio Nobel, por los primeros conceptos de la mecánica cuántica, nos ofreció un pequeño libro intitulado 

MODELO DE PODER
“¿Qué es la vida?” cuestión a  primera vista sencilla y sin complejidad; sin embargo hoy esos dictados siguen manteniendo elevadas polémicas en los paraninfos universitarios. Igualmente el pensador George Steiner expresó un día en Oviedo al recibir el premio Príncipe de Asturias en Comunicación y Humanidades, “Bajo las circunstancias actuales quiero decir que algunos de nuestros problemas son más grandes que nuestros cerebros”.

Parece haber sido así desde siempre, pero en la actualidad, cuando la raza humana esta acariciando el margen de la concepción universal y tenemos preguntas vagas pero bien enmarcadas que intentan redefinir las razones de la preexistencia de las leyes físicas que nos sostienen en el cosmos, es de suma  urgencia reforzar nuestra fuerza interior y la necesaria espiritualidad. Estamos aterrorizados. Hicimos poesía, música, prosa excelsa, alabamos al creador, elevamos cohetes a la oscuridad del espacio, clonamos seres vivos, glorificamos Las Pirámides, El Partenón, El Faro de Alejandría, moldeamos en mármol “La Venus de Milo” y en toque de inspiración sublime nació La Biblia, El Paraíso perdido, los poemas de Petrarca, “Hojas de Hierba”, la partitura del “El Himno de la Alegría”, La Ilíada, La Odisea y La Cáscara de nuez, y aún no hemos aprendido a formar una humanidad donde impere el respeto supremo a la existencia, con todo seguimos confiando en la potencialidad del ser humano, y su épica lucha, ese sostenido enfrentamiento contra los abatimientos del espíritu.
Ubicando algunas pistas…
El PSUV y su antecesor el MVR, son una justificación de continuidad de un partido político “revolucionario”. (Léase PSUV, con todas sus fragilidades). El adecólogo debió recordar, si es que alguna vez lo leyó, que Rómulo Betancourt acompañado de un cuadro de de figuras de extrema escrupulosidad llegó como artesano político a construir a AD, cruzando primero por las células comunistas, junto a José Antonio Mayobre y otros, luego organizó ARDI, de allí pasó al PDN “el partido de las izquierdas”, formó un organismo legal, la ORVE hasta llegar a AD en 1941. Todo un recorrido desde 1927 hasta 1941, y no obstante tuvo que jalonar con grandes sudores y desgaste de energía, leyendo, reflexionando en la construcción de un partido, esfuerzo que acentúo  en los barrios, en las fábricas y algunas hamacas y catres. Es decir, al mejor cervantismo castellano, obteniendo lo que se repite en las esquinas calientes el “burdel político”.
Y es verdad lo que a García Mora le dijo un amigo: “Es tarea de estadistas constituir un modelo de poder”, pero no es verdad que son los que nombra, casualmente casi todos con el ADN copeyano a cuestas, sean todos estadistas, quizá Ramón Guillermo Aveledo, pase el tramite mínimo, profesor de Historia de las formas políticas y con experiencia al lado de uno de los versados en política, como lo fue el presidente Luís Herrera Campins, hombre culto, que ambicionó ensamblar un modelo, pero el sindicalismo adeco lo demolió cuando en un sorprendente traspié táctico formuló el despropósito de querer acabar y reducir a su mínima expresión a ese partido. Si invocamos a nuestra intuición, no se avista en el horizonte lo que vaticina García Mora. A lo mejor los que estamos diferenciados somos un grueso de venezolanos que no nos hemos enterado de los programas de los partidos políticos Primero Justicia, Voluntad Popular o de Vente, como tampoco de los artículos de opinión o de las conferencias económicas que han dictado esos referidos a través de sus vocerias. Si al menos tuviesen una opinión, alguna idea del hecho económico-político, con seguridad ese universo mayoritario y expectante de venezolanos que a diario la súplica las conocería. No sé si  alguno de mis amigos  esta al tanto y no me las has mandado por ese natural celo de no permitir que les hundan el escalpelo cáustico del análisis. Solo me queda preguntarme: ¿Cuál de ellos, como liderazgo político, tiene masa y talento? ¡Y con esa radical ausencia van a sacar del juego a AD  El COPEI y Nuevo Tiempo! Ni Chávez, que como (gladiador merece respeto, lo demás será para el juicio histórico y no se equivoquen, porque mas allá de juicios políticos, de salvaguardas y demás, dejo un legado justiciero, que solo se allana con la posibilidad en país de resolver contrahechuras ciertas de exclusión antes y hora) no pudo sacar de la contienda al PCV y al MEP. Conociendo a fondo como es que se bate el cobre en este país, es bueno recrear un extracto de Hugo Chávez en la exposición que hizo en el Taller de Alto Nivel celebrado en Fuerte Tiuna el 12 de noviembre del 2004, señaló:
 “No nos creamos nosotros los dueños de la verdad, no. Pudiera haber allá en la esquina de mi Municipio y en la calle, un bodeguero que es adeco, porque le metieron aquí que adeco era adeco hasta que se muera, bueno no es un mal hombre, bueno hay que ir por él, hay que hablar con él, hay que sentarse a hablar con él. No podemos llegar y condenarlo por no ser de los nuestros. El sectarismo es una de las amenazas que llevamos nosotros por dentro”.
Tanto AD como COPEI más allá de sus extravíos, siempre tuvieron a la mano una política de alianzas. Eso se puede constatar en los datos del antiguo Consejo Supremo Electoral o si se quiere en las tarjetas de votación con las caras de los candidatos. Eso también lo hizo el MVR. Basta con ver las tarjetas del proceso electoral de 1998 en lo que se llamó el Polo patriótico, como también lo ha venido haciendo el PSUV, aunque hoy se le llame a esos aliados el Gran Polo Patriótico.
Cuando García Mora demanda hacer unas primarias para elegir los 4 o 5 líderes. Cito: “Para legitimar la dirigencia. Para escoger, en un compromiso ciudadano, los cuatro o cinco líderes más importantes entre todos los que están y todos los que son”, que por supuesto ya antes, en el mismo escrito había insinuado: “Y creemos que es lo que existe en la mente de todos, desde Ramón Guillermo Aveledo, Henrique Capriles y Julio Borges, hasta Leopoldo López y María Corina Machado: ¿cómo conformar una nueva estructura de poder?”
Es muy tosca esa treta, “se le ven las costuras a la pantaleta”, solo posible en la mente de ese cernícalo menor, (Miguel Enrique Otero hijo de el brillante escritor Miguel Otero Silva) quien el que sugiere las enseñas de lo que debe escribir lo hace caer en distancias conceptuales como señalar “entre todos los que están y todos los que son” y obviar ese derivado bíblico de “muchos serán los llamados y pocos los escogidos”, que la sabiduría política popular trocó: “no son todos los que están, ni están todos los que son”. Porque la aviesa intención es dejar por fuera de la MUD a los adecos, a los copeyanos y a los “unnuevotiempistas”, lo cual sería un acto de mezquindad, porque una MUD a la que concurren esa reata de grupúsculos y siglas sin masa y sin talento, y que se les de prioridad sin el concurso de AD, COPEI y UNT, no es una lógica oposición, al  si se produjera ese agravio, las mayorías populares opositoras se nuclearían en torno a estos tres últimos. La historia política de Venezuela así lo refrenda. Por eso oscuramente intenta dar un signo-orden-línea de lo que “se habla dentro y fuera del país”. Por tales razones, para él esenciales expresa que “Y todavía no se ha roto el esquema mental según el cual si yo suelto tú me aplastas o si tú sueltas lo hago yo. Rige una desconfianza absoluta que sólo una comprensión superior puede desarmar. Y mientras ésta no exista, no quedará otro camino que la lucha cuerpo a cuerpo”
El mensaje es claro, está codificado. El problema es que estos  tres factores de la oposición van a dar una dura batalla a quienes pretenden transportarlos prematuramente al cementerio político para alzarse sin preparación, sin consistencia, sin concurrencia ni capacidad, con un liderazgo virtual descafeinado, escogidos en una especie de American Idol .
Por ese camino nunca se impondrán. Persistirán como los rusos blancos que deambularon por toda Europa en la creencia que cuando cayera el régimen soviético ellos tornarían al sistema zarista, o como los batistianos cubanos enquistados en Miami, se solazaban, esperando la muerte de Fidel Castro con la pretensión de volar de inmediato a la isla a tomar el poder. La URSS se desintegró y el poder pasó a los nuevos actores, los excomunistas. Mao Tse Tung murió y sigue mandando el PCCH y las Fuerzas Armadas. En Cuba será igual a China.
En su desconocimiento histórico no conocen que Napoleón Bonaparte es el autor de la frase: “aquel que no conoce la historia, está condenado a repetirla”.  Precisamente el historiador venezolano Augusto Mijares, en 1964, en su libro “El Libertador”, expuso sobre la Revolución Francesa,  algunas consideraciones que nos explican algo que nos puede servir de referencia:
“La Revolución Francesa había resquebrajado por primera vez ese mundo caduco; y así como demostró que “el pueblo en armas” era superior a los ejércitos cortesanos, parecía que iba a imponer en la política, y en todas las otras formas de predominio, un principio análogo de agresiva renovación. […]
La República no había logrado, sin embargo, crear una administración eficaz que sirviera de base estable a esa renovación gigantesca. Es todavía el problema de todos los ensayos políticos radicales.  La justicia social en nuestros días no tiene su peor enemigo en los que se le oponen por egoísmos, sino en los que olvidan por entusiasmo que, si no hay posibilidad de crear una organización administrativa que le dé realidad concreta a los principios políticos, los hombres se siguen aferrando a éstos toman fatalmente el camino de ocultar sus errores con mentiras y las mentiras son atropellos y crímenes. Tal fue lo que ocurrió con la Revolución Francesa y lo que ocurre en muchas de nuestros días.
Napoleón parecía haber encontrado un rumbo nuevo entre sus escollos, y si su administración triunfaba a base de eficacia y méritos como él y sus improvisados príncipes en los campos de batalla ningún límite detendría ya las aspiraciones del pueblo. Negocios, política, arte, ciencia, nada podía haber, en ninguna de las actividades humanas, que no llegara a conquistarse a sí mismo en lucha abierta e igual.
Esa era la verdadera revolución que todos querían, tangible, inmediata, con resultados directos para las aspiraciones que cada cual alimentaba; y Francia era todavía el centro de esa inquietud universal, aunque hoy nos sea difícil concebir aquel ambiente de entusiasmo, después de las parodias, ridículas unas, otras aterradoras, que Napoleón ha suscitado.
Desde luego, no faltaban totalmente la corrupción y las intrigas dentro de aquel cuadro deslumbrante”…[1]
Antes de que se produjera la Revolución Francesa, las cortes borbónicas de España y Francia se habían coaligado a ayudar a las colonias de Inglaterra en el norte de América. Por eso esta independencia fue tan fácil y tan conservadora. Dos primos, el español y el francés, habían conspirado contra el primo inglés.
Guillermo Morón examina y expone estos criterios, basados en documentos:
“Lo que Aranda propone es también la independencia de las provincias, dotándolas de una personería propia, esto es, convirtiéndolas en estados; por supuesto esa independencia sería monárquica. Se fundamenta Aranda, no sólo en las razones de Abalos y otros, sino especialmente en la amenaza
Que significará el crecimiento de los Estado Unidos de América:
Esta república federativa ha nacido, digámoslo así, pigmea, porque la han formado y dado el ser dos potencias como son España y Francia, auxiliándolas con sus fuerzas para hacerla independiente. Mañana será gigante, conforme vaya consolidando su constitución y después un coloso irresistible en aquellas regiones. En este estado se olvidará de los beneficios que ha recibido de ambas potencias y no pensará más que en su engrandecimiento.
 No se equivocaba en sus pronósticos el gran político español que con razón también apuntaba en su dictamen: “Las colonias americanas han quedado independientes, esto es mi dolor y recelo”. [2]
La Revolución de Independencia en la América española comenzó por un ejercicio democrático y concluyó en una cruenta guerra que terminaron ganando los criollos americanos, después de 300 años de decadencia de la Corona española iniciada en 1492, que al decir de Moisés Moleiro
“Esta España se amputa a sí misma disponiendo la expulsión de los judíos y luego de los moriscos, negando con ello su propia cultura mestiza amasada por siglos de convivencia, y se niega a ser un país capitalista avanzado en aras de un fanatismo religioso y una conducta mesiánica que la convierte en defensora a ultranza de la fe católica. A partir de allí se hace hecho histórico indetenible su declinación”.[3]
Por de pronto no voy a abundar acerca de la decadencia de la Corona española que está bien reflejada en toda la literatura española del siglo de oro, con particular referencia en las obras de Miguel de Cervantes y de Lope de Vega, pero si debo acotar que Mijares nos expresará
“La emancipación americana fue, justamente, una saludable reacción de la parte del imperio más evolucionada políticamente la España americana contra la rutina y corrupción de la España metropolitana. Esto fue expresado con admirable sagacidad por Bolívar y otros pensadores revolucionarios, incluso con la creación de ese concepto “la España americana” que después de la Independencia pudo mantenernos unidos a la otra en un empeño común de perfeccionamiento político”.[4]
Sobre estas particularidades, en prospección actual, García Mora no hace ninguna referencia. Siempre la pausa o el echar un vistazo para otro lado.
Lo cierto de todo, es que los actos de violencia tendrán sus repercusiones a lo interno de la oposición y en cualquier resultado electoral por venir. Con esa violencia vanguardista, Maduro y el PSUV han logrado cohesionar y compactar al chavismo; y no creo en la oposición esa violencia vanguardista le logre resultados posibles  ansiados.
Probablemente de cualquier manera los tres partidos, AD, COPEI y UNT serán los mayores beneficiarios electorales de quienes concurran a votar en los próximos comicios por venir, particularmente porque frente a este tipo de acciones, en las sociedades se generan tendencias que denominamos conservadoras, que en su caso, por ser opositoras, en materia electoral, pernearán hacia los partidos tradicionales. Por esas razones, muy al contrario de la visualizaciones de MEO y de García Mora, no hay empate, no hay tablas, entre el Gobierno y la oposición, por el contrario, la iniciativa y la ventaja siguen estando de lado del gobierno.
En esta perspectiva repito: al Maestro Simon Rodríguez, quien dejo plasmado para la posteridad este concepto:
 “Alborotar a un pueblo  por sorpresa o seducirlo con promesas es fácil, constituirlo es muy difícil; por un motivo cualquiera se puede emprender lo primero; en las medidas que se tomen para lo segundo se descubre si en el alboroto o en la seducción hubo proyecto; y el proyecto es el que honra o deshonra los procedimientos; donde no hay proyecto no hay mérito”.
Para la emancipación los Libertadores asignaron un Proyecto, tal como lo puntualizaba don Simón Rodríguez: los progresos de la sociedad. Para llevar a cabo ese proyecto se requiere de un Programa.
 Notas:
[1] Augusto Mijares. El Libertador. Monte Ávila Editores, 1998, p. 183.
[2] Guillermo Morón. Obra Escogida. El Proceso de Integración de Venezuela (1776-1793). Biblioteca Ayacucho. Caracas, 1996, p. 11.
[3] Moisés Moleiro. El Partido del Pueblo. Crónica de un fraude. Vadell hermanos. Editores. Valencia 1978, p. 25.
[4] Augusto Mijares. El Libertador. Monte Ávila Editores, 1998, p. 162.

Pedro R. Garcia M.
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