sábado, 7 de junio de 2014

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, PA’TRAS, DESDE FRANCIA

Antes teníamos problemas, un sector importante de la sociedad sufría de la indiferencia de los responsables gubernamentales. Éramos un país rico que había olvidado su deuda social.
opinan los foristas

Venezolanos pasaban estrechez, vivían en barrios marginales donde faltaban servicios, tenían dificultades para alojar sus familias, los barrios eran peligrosos. Ya en esa época el hampa se enconchaba en los barrios y eran el azote de las familias humildes.
Muchos no podían terminar sus estudios, porque las necesidades económicas los obligaban a salir a ganarse la vida. Los hospitales públicos se encontraban saturados al igual que las cárceles.
Había una gran diferencia entre las viviendas de los que vivían en el Este y la de los que vivían en los barrios de Catia, Petare o el 23de Enero.
Caracas estaba rodeada de un cinturón de miseria y cuando azotaban las lluvias torrenciales, eran los primeros damnificados.
De todo eso, es a menudo responsabilizada la 4ta Republica.
La situación descrita abonó el terreno para que el mensaje proselitista surtiera efecto, creara nuevas esperanzas, que los partidos políticos tradicionales no despertaban. El venezolano aspiraba un cambio y decidió jugárselo todo.
Las circunstancias se prestaron para despertar viejos arquetipos, la necesidad de una gorra para poner orden.
Chávez se montó en esa ola, falló en su intento golpista, pero utilizó la palabra como arma. Malo como militar resultó hábil para la comunicación, de inmediato fue rodeado por quienes pensaron manipularlo, pero el solo tenía ojos para Fidel, quien al final dirigió toda su actuación, se convirtió en la marioneta que tal un ventrílocuo utilizó Fidel.
Con el muñeco por delante, los Castro lograron apoderarse de la riqueza venezolana para seguir financiado su proyecto fracasado. La debilidad emocional del Comandante fue eficazmente utilizada, para lograr que se traicionara el mensaje revolucionario y se montara la farsa bolivariana que sirvió para enriquecer una cofradía y promover los apoyos internacionales.
El mensaje no era solo proselitista, sino perverso. “Éramos pocos y parió la abuela”, dice el irónico proverbio español, como si ya no habían suficientes cosas que funcionaban mal, de repente llegó otra cosa peor y más grave.
Se vehiculó un mensaje de venganza, en el que se culpaba a los otros de los sufrimientos de un sector social. Se mezcló todo y se hizo culpable a todo el que estudiaba, trabajaba y aspiraba vivir mejor.
Quien no tiene un amigo en Venezuela, que surgió de la nada, trabajando duro y con su esfuerzo, hasta alcanzar una buena situación económica. Quien no ha visto el ejemplo de madres abandonadas, que han criado sus hijos con grandes sacrificios, esas que se desvelaron por darles educación y oportunidades para hacerlos hombres de bien. Profesionales que son el orgullo de sus familias y que le aportaron a Venezuela parte de lo que recibieron.
Todos fueron metidos en un mismo saco, todos fueron considerados enemigos, que había que arruinar, expropiar, expulsar, aplastar o hacerlos irse. De pronto el comerciante que salió adelante, el dueño de un hato, el hijo del jardinero que se hizo ingeniero, la muchacha del barrio que consiguió trabajo en una empresa, los que estudiaron, el hijo del inmigrante que desde las 5 de la mañana cocinaba el pan, todos se convirtieron en escuálidos.
Contra ellos se armaron los colectivos, a quienes se les dotaron de armas de guerra y obtuvieron el permiso de salir a matar, siempre y cuando estuvieran listos para defender la “Revolución”.
La que permitiría que los Castro se aprovecharan de la riqueza venezolana, a cambio de dejar tocar a los enchufados una parte importante del botín. Haciendo de nuestro país la república de las paradojas económicas: uno de los países con las reservas petroleras más grandes del mundo, que con la misma velocidad con la que creó la boliburguesía multimillonaria, arruinó a su pueblo hasta hacerlo completamente dependiente.
A los bolivarianos se les aplica la ley de Murphy: Si algo puede salir mal, saldrá mal. Y si además puede empeorar, lo hará. Lo que explica a Maduro.
Ahora vivimos en carne propia el resultado de ese experimento nefasto, ahora tenemos un país destartalado, con instalaciones descuidadas que se caen a pedazos, por eso no cortan la luz y el agua. Por eso no se consiguen medicinas ni repuestos. En consecuencia la venganza se extendió a todos, el que sufra de una enfermedad morirá sin medicamentos y el que necesita el carro para trabajar perderá el empleo. La Patria solo sirve para los que están en el gobierno.
La gestión política sirvió para acabar con las empresas, el empleo, la prensa libre. La petrolera para endeudarnos, para empeñar, regalar y arruinar una industria antes orgullo de los venezolanos.
La gestión económica logró desaparecer, como por magia, las divisas, la comida, la producción agrícola y pecuaria. La social nos encerró en jaulas-casas esquivando las bandas armadas de motorizados.
El único trabajo que prospera es el de cuidador de colas, el del contrabando y el de buhonero, para revender lo que consigas en Mercal.
La “robolucion” nos enseñó a ser “buenos pobres”, a morir callados por el hampa, a permanecer por horas en las colas por un litro de leche, a ir de hospital en hospital, con tu alcohol y las curitas en el bolso.
A vivir sin azúcar, sin café, sin carne, sin pollo, sin arepas y con poco pan. Aprendimos a ser indiferentes, frente a Brito, Simonovis, Afiuni, Leopoldo… y los estudiantes que se hacen masacrar por los uniformados, jueces y políticos.
Al cumplirse el primer año de Maduro, vivimos una inflación del 56% y el número de venezolanos en pobreza extrema alcanzó la cifra de 2.800.000 personas.
De un país que se auto abastecía en carne, leche y café, que producía azúcar, arroz y huevos ahora importamos ¡cuando podemos! El 85% de lo que consumimos.
Lo que sucede, es que las empresas de maletín de los enchufados solo sirven para robarse los dólares, pero no dan empleo, ni importan comida o medicinas. De vez en cuando viajan a Argentina a financiar campañas electorales.
Así es como vamos pa’tras, en el camino quedaron los hermanos Faddoul y su chofer, Danilo Anderson, Los 35 muertos del centro penitenciario del Rodeo, los 200.000 asesinatos en Venezuela en los años de régimen chavista.
También quedaron Alejandro, Geraldine, Bassil, Montoya, Adriana, José Ernesto, Génesis, María Julieta, Miguel Antonio, Redman, imposible nómbralos a todos, son de Caracas, Mérida, Valencia, Barquisimeto, Maracaibo, San Cristóbal o Puerto Ordaz.
Acompañan a la persona que muere en Venezuela cada nueve minutos, víctima de la violencia promovida para atemorizarnos. Recemos por ellos… ya no están con nosotros.

Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com

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