martes, 17 de junio de 2014

LUIS GARCÍA MORA, ¡VENEZUELA, LLEGÓ GODZILLA!, AL LÍMITE

Nuestro enclaustramiento como país (como venezolanos), dentro de esta economía catastrófica, está convirtiendo nuestra existencia en una espectacular penuria cuasi cinematográfica. Aunque no llega de la mano de la Warner Bros. Pictures, sino de una cáfila dirigente (peligrosamente ingnorante, diría uno) que ha producido tal acumulación crítica de desequilibrios macroeconómicos que está devastando la sala de máquinas de la nación.

O, por decirlo de otra manera, está destruyendo los bloques del motor de este artefacto que llaman Venezuela. Algo que alguna vez fue un país próspero o en vías de…, y que ahora, bajo este “alto mando” cívico militar, navega en un extraño mar inmóvil.

EL MAR DE LOS SARGAZOS, ¿NO?

Y todo en medio del sonido ensordecedor (no, no lo nieguen) de una retahíla de alarmas que proceden desde dentro y fuera del país, incluso desde las partes todavía sensatas de eso que llaman “chavismo”.  Me agarro de lo que hay (sin juicio previo): por ejemplo, de la botada este jueves de Temir Porras, una ficha, me dicen, muy cercana a Cilia Flores, fulminado de su cargo como Comisionado Presidencial de Asuntos Estratégicos del Gobierno, ex presidente del Fonden, del Bandes y uno de los hombres más influyentes del gobierno de Chávez y del de Maduro. O de la sacada del juego de Giordani y de la ajetreada y enigmática ejecutoria o performance gubernamental de Ramírez.

Porras, rara avis dentro del erial ejecutivo del chavismo (incluyendo sus estudios de Ciencias Políticas e Historia en La Sorbona y en la famosa Escuela Nacional de Administración de los funcionarios públicos franceses y algunos renombrados políticos europeos), se ha atrevido a lanzar un documento interno crítico de la actual conducción, que al mismo tiempo plantea claramente que el chavismo necesita de un liderazgo personal sólido, y que el de Maduro reclama angustiado que “hay que hacer esfuerzos por manejar una economía tal como es hoy, y no como quisiéramos que fuera en un mundo que aun no existe”. Y que “la política es un lujo para quienes viven en la angustia de la supervivencias y preocupados por el mañana”. Y que “lo de llegar a fin de mes con una inflación del 5% origina un pase de factura inmediato”.

Constituyen clarinadas de advertencia: “Conducir con racionalidad la política económica no es neoliberalismo [...] En cuestión de meses podemos perderlo todo, por lo que se debe invertir esta tendencia y rápido”. Un llamado a poner los pies sobre la tierra a esta especie de camarilla irracional que ha metido al país en un agujero oscuro, ¿quizás hacia nuestra desaparición como Estado? Y ni siquiera por Maduro: Porras reclama que “Chávez jamás habló de una situación transitoria, ni de un cuerpo colegiado”. ¿De gobierno? Hasta ahora, hacia adentro a Maduro se le ha reconocido como el Presidente de la República, pero no como el jefe político del chavismo.

FALLAS SÍSMICAS SÍ LAS HAY.

Al menos en nuestra actual situación, en la que por un aciago trastrocamiento institucional el Gobierno, el Estado y el Partido, como en Cuba o Corea del Norte, constituirían una sola estructura de poder, estarían ocurriendo las cosas más insólitas. Por ejemplo: hace dos semanas (me cuentan) que a una reunión con Héctor Navarro y Julio Montes, se presentó el profesor Giordani con una carta en la que, según, expresaba su “último testimonio” (recordemos que tiene 3 tomos publicados) sobre esta Revolución. El tomo con el que desaparecería de la escena pública. Y dijo que la leería en el último directorio del Banco Central de Venezuela, criticando duramente la política de Maduro. “Lo he meditado mucho”, y que les dijo, “pensado mucho, y tengo que hacerlo”. Por supuesto, sabía que en ese último directorio lo iban a sustituir (como ocurrió), cuando se levantó y pidió la palabra.

SILENCIO Y MURMULLOS.

Y dicen que él, más caliente que plancha de chino, “la leyó hasta el último párrafo y solicitó la renuncia inmediata de Maduro”.

Y SE PARÓ Y SE FUE.

Mal trago. Dicen que está atravesado en lo más profundo de la garganta de Nikolai y del régimen. Como un fuego frío que les atraviesa la espina dorsal. (Ha prometido colgar la carta en un blog).

UNA EXPECTATIVA MAYOR QUE LA DEL MUNDIAL.

Otra. Por que hay unos cuantos venezolanos en la banca internacional que, por un suculento bono, escriben y monetizan a favor de la República y mandan informes premiados con conexiones en el Alto Gobierno: cuando los funcionarios de Crédito Público los llaman los atienden.

Hace mes y medio uno de ellos se trajo (me dicen) a los inversores institucionales más importantes compradores de papeles latinoamericanos en Estados Unidos a una privada reunión con Ramírez. En ella se les daría el feeling económico real para saber si aquellos compraban o recomendaban comprar los bonos venezolanos. ¿Qué les habría dicho Ramírez, serio, frío e intenso como es? Primero: “Nos equivocamos. El modelo fracasó. Las empresas en manos del Estado no han resultado. El Estado se sobredimensionó a un costo altísimo. Y ahora estamos pagando las consecuencias de esas políticas erradas. Vamos a empezar a devolver esos activos a la gente que ha demostrado históricamente que ha sido eficiente manejando sus empresas. Por ejemplo: el sector petrolero y los expropiados del Sur del Lago. Aplicaremos un plan para paulatinamente para ir indemnizando los daños y transferir la propiedad de esas empresas a sus antiguos dueños. Y vamos a hacerlo también en el agro, las tierras expropiadas a la gente que con su trabajo las ha hecho productivas”.

Segundo: “Vamos a un cambio único, libre y flexible. Esta anomalía de cuatro tipos de cambio ha traído corrupción y un impresionante auge del contrabando”.

Y tercero: “El tema de la gasolina. Una parte de la gasolina se va por la frontera con un costo terrible para la Nación. El tema de la gasolina para nosotros constituye un subsidio de 20 mil millones de dólares frente al costo internacional”.

Seguirían otras cosas menores. La apertura petrolera. Los convenios. La creación de un fondo de ahorro petrolero para los venezolanos, para aminorar la presión sobre el consumo.

Los tipos oyeron y dijeron “¡Ya! Los problemas económicos se van a resolver”. Y esto lo dicen avalados por Bank of America, que invitó con notas previas sobre la situación económica venezolana.

Y con la velocidad que lleva esta locomotora, parece que fue cuestión de horas la reacción de Elías Jaua, quien dijo: “¿Aquí? ¿Devolver las tierras? ¿A quién? ¡Esas tierras son de la República!”.

DESGRACIADO. INESPERADO. ESPECTACULAR.

Así es el estilo de la toma de decisiones en el puente se mando. Así se marca el ritmo del traquetear hacia el abismo.

Claro, con unos anuncios cada vez más débiles de Ramírez y el drama que se dice está viviendo el que montó el encuentro, que al parecer lo llaman “El Kid“, como al pítcher cerrador.

El drama se licúa en el mismo fluido del desabastecimiento. De la dificultad para honrar la deuda con las empresas privadas, con las ensambladoras, con la industria farmacéutica, la de alimentos.

Un drama, una situación que poco a poco comienza a constelizar en el cielo (económico) una pregunta: ¿cuándo se le plantea a los acreedores la posibilidad de refinanciar una deuda?

FÁCIL: CUANDO NO PUEDES PAGARLA.

¿Y QUÉ SIGNIFICA ESO?

Que después de una crisis de liquidez se pasa a una crisis de solvencia. Es decir: de una tos severa a una neumonía. O lo que es lo mismo: que de la incorrección de los desequilibrios, de los monstruos, algunos olfatean un default de la deuda externa que estaría al cruzar la esquina y que:

Uno. Ramírez estaría claro en lo que hay que hacer. PDVSA no puede con la deuda social y hay otra noticia terrible: se suspendió el diálogo de paz con los empresarios sin una sola muesca de racionalidad.

Dos. nivel de contradicciones internas es tan grave que es imposible un viraje económico. De ahí la defenestración de Temir Porras.

Y tres. Que podría desatarse el desespero de las facciones.

Sí. Y en eso estamos. Todos. Ante una espectacular aventura, casi cinematográfica, ante una especie enorme de dinosaurio económico mutante. Un Godzilla. Y como aquél, el original: ante una representación del miedo como la que experimentó Japón después del bombardeo atómico norteamericano. Un monstruo de espectaculares dimensiones, aunque el bombardeo nuclear haya sido provocado por otra mutación: la de una especie jurásica que habla en ritmo de guaguancó. Y con acompañamiento de antipáticas campanitas chinas. O norcoreanas. O rusas. ¿Qué importa?

DE CUALQUIER MANERA. ¡YA VIENE GODZILLA!

Luis Garcia Mora
aguilaluis_7@hotmail.com
@LuisGarciaMora


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