Estimados
amigos: Modestamente creo que interpreto a muchos cuando manifiesto mi
desagrado, o mejor repugnancia, por la denuncia encargada a ese sujeto
inexacto, que llaman alcalde, contra honorables venezolanos para disfrazar las
desgracias que vivimos e intentar sembrarnos un miedo imposible de inocular en
algunos de nosotros, pero factible en otros.
También quiero expresar mi
desacuerdo con los que intentan mantener una manipulación, rayando en el
chantaje del corte más fascista, contra los que tenemos, con todo derecho, una
opinión discrepante con los que abusivamente, y con la alcahuetería de los
grandes y minúsculos medios, pretenden representar a la disidencia, que va más
allá de la llamada oposición. Son
demasiados los errores como para pensar en la simple torpeza
"...no hay libertad sin justicia, ni justicia sin libertad. No hay camino hacia la libertad. La Libertad es el camino" Joan Manuel Serrat
En
estos días hemos presenciado puestas en escena que constituyen unas burlas al
pueblo, sin que tengan nada de divertido. No son propiamente payasadas llamadas
a hacernos reír por absurdas y rocambolescas sino bufonadas que nos hieren a
pesar de su absurdo.
Me
refiero, en primer lugar, a la promocionada denuncia del nuevo intento de
asesinar a Nicolás Maduro, mal llamado "magnicidio", no solamente
porque no le calza lo de "magno" sino porque el término se usa para
los jefes de gobierno y él es solo un usurpador; no calza las botas de
presidente porque no ha probado ser venezolano por nacimiento, no poseer doble
nacionalidad para el momento de su postulación, ni haber obtenido los votos
necesarios para ser designado presidente, todo ello sin entrar a detallar todas
las violaciones a la constitución que consumaron los alcahuetes enseñoreados en
los poderes del Estado para cumplir los deseos de los fidelistas para que
siguiera regentando la colonia cubana llamada Venezuela.
El
pregonado falso plan para acabar con la vida del capitán general de la
parroquia foránea de La Habana, pues ni a Provincia llega en la consideración
de la nueva Metrópoli, aderezado de otro golpe de estado, fue denunciado por un
ejemplar menor de la gavilla chavista, el alcalde designado por el CNE para el
municipio libertador, Jorge Rodríguez. En cadena, y rodeado de lo más granado
de la pandilla, el vocero escogido por los cubanos se lanzó, chisme en mano
como les gusta a esos dudosos ejemplares, a un feroz ataque contra venezolanos
de verdad tratando de comprometerlos mediante la interpretación subjetiva de
correos interceptados, o mejor inventados, con el reto a los presuntos
destinatarios de desconocer sus direcciones, como si eso fuera prueba de algo
distinto a la capacidad del gobierno de espiar a los ciudadanos, una de las
pocas habilidades que pueden esgrimir los chavistas además de robar todo lo que
pueden. En esos correos -emilios los llaman los españoles en chanza- nada hay
que no pueda inventar el llamado pomposamente "Alto Mando Político de la
Revolución", ojo que no me refiero a eso que mientan alto mando militar,
hoy por hoy nada alto sino muy subalterno de los mandos cubanos aquí y allá.
Hay
un agravante en esta bufonada con intenciones de denuncia, y es el aval de
complicidad que le ha dado la Fiscal General cuando, al excusar las evidentes y
flagrantes violaciones al COPP y la constitución por la pandilla, ocurre al
manido argumento de las dictaduras descaradas aludiendo a la exoneración de los
delitos del alcalde y sus secuaces por razones de "seguridad
nacional", como si tal seguridad no descansa precisamente en el respeto a
la ley y no en su desconocimiento. Es tan solo un agravante en el expediente
nacional e internacional y otro elemento de vergüenza pública.
Sin
embargo, y dejando de lado lo absurdo del espectáculo, debemos alertar del
verdadero interés y sentido de la denuncia enarbolada por el combo chavista:
meter miedo.
En efecto, la población se está soltando, rebelando bajo el
ejemplo vivo de los estudiantes y el testimonio de liderazgos auténticos y
efectivos de líderes opositores, de dentro y fuera de la MUD, como María Corina
Machado, Diego Arria, Antonio Ledezma y otros incluidos en la nueva maniobra, y
hay que intentar volver a asustar.
Pero Maduro y sus secuaces ya no meten
miedo: nadie les cree; son tantos los fracasos y mentiras en este largo año
desde la proclamación del Usurpador que el pueblo está rendido de escepticismo.
No hay "guerra económica", ni nos acosa el Imperio, al que le ruegan
le acoja un embajador, lo que hay es inflación, espantosa inseguridad,
desempleo, ruina de empresas, escasez
de alimentos, medicinas y toda
clase de materiales. Lo único cierto, y que sentimos todos, es la indetenible
entrega de nuestra riqueza a los hermanos Castro, que constituye una sangría
imposible de mantener y justificar.
Es la demostración descarada de la
designación de Maduro por los cubanos; a él no lo escogió el PSUV ni siquiera
el pobre Chávez, enfermo y asustado ante su muerte inminente, lo impuso el alto
mando militar cubano, encargado ahora de mantener sumisos y en la más abyecta
complicidad a la cúpula militar venezolana.
En
segundo lugar, me quiero referir a la bufonada de querer seguir justificando, o
al menos excusando, el llamado diálogo sostenido entre algunos miembros de la
dirección de la MUD y los más conspicuos miembros de ese "alto mando
político de la revolución", con la presencia incómoda y atemorizada de
Nicolás Maduro, iniciado en abril y fenecido un día de estos que ninguno de
ellos se decide a reconocer.
Se
nos alegan disparates de lado y lado para intentar dorarnos la píldora de lo
que fue, no una mala idea, sino algo peor: una maniobra a dos. Ese espectáculo
buscó, y casi lo logra por algún tiempo, recuperar para algunos en la MUD el
liderazgo perdido en la oposición por insistir en desconocer la rebelión
iniciada por los estudiantes y pueblo tachirense, absolutamente espontánea y
justa, un 6 de febrero de 2014, en protesta por el intento de violación de una
estudiante que derivó en una manifestación cívica y constitucional masacrada,
el 12 de febrero, por efectivos del SEBIN y guardaespaldas del ministro
Rodríguez Torres, incitados a matar por sus superiores asustados.
Esa chispa,
que prendió una pradera que no se apaga pues "candelita que se apaga,
candelita que se prende" y que se mantiene a pesar de una brutal
represión, estaba chamuscando también las posaderas de una MUD empeñada en
cohabitar con la Tiranía mediante el ridículo recurso de las verbenas
electorales, que nunca le quitarán el poder a quienes traicionan a Venezuela en
su entrega a la Cuba comunista, mientras, por otro lado, le daban al régimen
colonial el respiro tan anhelado por actores internacionales que estaban ya
presionados por sus electores, convencidos defensores de los derechos humanos.
Casi lo logran, o mejor, les salió bien por un tiempo, hasta que toda la farsa
se vino al piso. Ahora han salido algunos a justificar ese "diálogo"
con falsos argumentos históricos. Tratan de equipararlo a los encuentros
durante la II Guerra -1945- donde se sentaban, en Yalta y Postdam, demócratas,
como Churchill y Roosevelt, y el siniestro dictador Stalin, cuando esos eran
encuentros entre aliados, a menos que los traicione el subconsciente; otros han
llegado a asimilar la payasada de Miraflores en abril con los diálogos de
Paris -1973-, entre el vietcong y los
americanos de Kissinger, o los de Mandela y la Concertación chilena, con sus
dictadores, cuando tales esfuerzos buscaban lo que debe ser el objetivo de un
verdadero y sensato diálogo: la
transición de la dictadura a la democracia. Ese sí sería un verdadero y
justificado Diálogo entre chavistas y demócratas, el que establezca el cómo y
el cuándo del regreso de la democracia y la libertad; la reinstauración de la
república y el goce y ejercicio pleno de la soberanía. Ese sí sería un proyecto
a ensayar para salir de esta pesadilla en que han sumido a la nación unos
irresponsables bajo la dirección expoliadora de los dictadores comunistas de
Cuba.
Dentro de lo que se conoce como chavismo debe haber venezolanos con
vergüenza y temor al futuro inmediato suficiente para que asuman el deber de
admitir un gobierno de transición, sin vivos aduladores de última hora, y que
estén dispuestos a sentarse con los demócratas, bajo el arbitraje de unas FAN nacionalistas
y patriotas, deslastradas de su actual cúpula traidora y corrupta, para diseñar
el regreso a la verdadera paz y justicia, y que recordemos todos por siempre al
patriota mexicano Emiliano Zapata cuando advirtió: "Si el pueblo no tiene
justicia, que el gobierno no tenga paz".
Luis Betancourt
Oteyza
betaluis@gmail.com
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