viernes, 6 de junio de 2014

LUIS BETANCOURT O., DESAHOGO CONTRA LAS BUFONADAS,

Estimados amigos: Modestamente creo que interpreto a muchos cuando manifiesto mi desagrado, o mejor repugnancia, por la denuncia encargada a ese sujeto inexacto, que llaman alcalde, contra honorables venezolanos para disfrazar las desgracias que vivimos e intentar sembrarnos un miedo imposible de inocular en algunos de nosotros, pero factible en otros. 

También quiero expresar mi desacuerdo con los que intentan mantener una manipulación, rayando en el chantaje del corte más fascista, contra los que tenemos, con todo derecho, una opinión discrepante con los que abusivamente, y con la alcahuetería de los grandes y minúsculos medios, pretenden representar a la disidencia, que va más allá de la  llamada oposición. Son demasiados los errores como para pensar en la simple torpeza
"...no hay libertad sin justicia, ni justicia sin libertad. No hay camino hacia la libertad. La Libertad es el camino" Joan Manuel Serrat
En estos días hemos presenciado puestas en escena que constituyen unas burlas al pueblo, sin que tengan nada de divertido. No son propiamente payasadas llamadas a hacernos reír por absurdas y rocambolescas sino bufonadas que nos hieren a pesar de su absurdo.

Me refiero, en primer lugar, a la promocionada denuncia del nuevo intento de asesinar a Nicolás Maduro, mal llamado "magnicidio", no solamente porque no le calza lo de "magno" sino porque el término se usa para los jefes de gobierno y él es solo un usurpador; no calza las botas de presidente porque no ha probado ser venezolano por nacimiento, no poseer doble nacionalidad para el momento de su postulación, ni haber obtenido los votos necesarios para ser designado presidente, todo ello sin entrar a detallar todas las violaciones a la constitución que consumaron los alcahuetes enseñoreados en los poderes del Estado para cumplir los deseos de los fidelistas para que siguiera regentando la colonia cubana llamada Venezuela.

El pregonado falso plan para acabar con la vida del capitán general de la parroquia foránea de La Habana, pues ni a Provincia llega en la consideración de la nueva Metrópoli, aderezado de otro golpe de estado, fue denunciado por un ejemplar menor de la gavilla chavista, el alcalde designado por el CNE para el municipio libertador, Jorge Rodríguez. En cadena, y rodeado de lo más granado de la pandilla, el vocero escogido por los cubanos se lanzó, chisme en mano como les gusta a esos dudosos ejemplares, a un feroz ataque contra venezolanos de verdad tratando de comprometerlos mediante la interpretación subjetiva de correos interceptados, o mejor inventados, con el reto a los presuntos destinatarios de desconocer sus direcciones, como si eso fuera prueba de algo distinto a la capacidad del gobierno de espiar a los ciudadanos, una de las pocas habilidades que pueden esgrimir los chavistas además de robar todo lo que pueden. En esos correos -emilios los llaman los españoles en chanza- nada hay que no pueda inventar el llamado pomposamente "Alto Mando Político de la Revolución", ojo que no me refiero a eso que mientan alto mando militar, hoy por hoy nada alto sino muy subalterno de los mandos cubanos aquí y allá.

Hay un agravante en esta bufonada con intenciones de denuncia, y es el aval de complicidad que le ha dado la Fiscal General cuando, al excusar las evidentes y flagrantes violaciones al COPP y la constitución por la pandilla, ocurre al manido argumento de las dictaduras descaradas aludiendo a la exoneración de los delitos del alcalde y sus secuaces por razones de "seguridad nacional", como si tal seguridad no descansa precisamente en el respeto a la ley y no en su desconocimiento. Es tan solo un agravante en el expediente nacional e internacional y otro elemento de vergüenza pública.

Sin embargo, y dejando de lado lo absurdo del espectáculo, debemos alertar del verdadero interés y sentido de la denuncia enarbolada por el combo chavista: meter miedo. 

En efecto, la población se está soltando, rebelando bajo el ejemplo vivo de los estudiantes y el testimonio de liderazgos auténticos y efectivos de líderes opositores, de dentro y fuera de la MUD, como María Corina Machado, Diego Arria, Antonio Ledezma y otros incluidos en la nueva maniobra, y hay que intentar volver a asustar. 

Pero Maduro y sus secuaces ya no meten miedo: nadie les cree; son tantos los fracasos y mentiras en este largo año desde la proclamación del Usurpador que el pueblo está rendido de escepticismo. 

No hay "guerra económica", ni nos acosa el Imperio, al que le ruegan le acoja un embajador, lo que hay es inflación, espantosa inseguridad, desempleo, ruina de empresas, escasez  de  alimentos, medicinas y toda clase de materiales. Lo único cierto, y que sentimos todos, es la indetenible entrega de nuestra riqueza a los hermanos Castro, que constituye una sangría imposible de mantener y justificar. 

Es la demostración descarada de la designación de Maduro por los cubanos; a él no lo escogió el PSUV ni siquiera el pobre Chávez, enfermo y asustado ante su muerte inminente, lo impuso el alto mando militar cubano, encargado ahora de mantener sumisos y en la más abyecta complicidad a la cúpula militar venezolana.

En segundo lugar, me quiero referir a la bufonada de querer seguir justificando, o al menos excusando, el llamado diálogo sostenido entre algunos miembros de la dirección de la MUD y los más conspicuos miembros de ese "alto mando político de la revolución", con la presencia incómoda y atemorizada de Nicolás Maduro, iniciado en abril y fenecido un día de estos que ninguno de ellos se decide a reconocer.

Se nos alegan disparates de lado y lado para intentar dorarnos la píldora de lo que fue, no una mala idea, sino algo peor: una maniobra a dos. Ese espectáculo buscó, y casi lo logra por algún tiempo, recuperar para algunos en la MUD el liderazgo perdido en la oposición por insistir en desconocer la rebelión iniciada por los estudiantes y pueblo tachirense, absolutamente espontánea y justa, un 6 de febrero de 2014, en protesta por el intento de violación de una estudiante que derivó en una manifestación cívica y constitucional masacrada, el 12 de febrero, por efectivos del SEBIN y guardaespaldas del ministro Rodríguez Torres, incitados a matar por sus superiores asustados. 

Esa chispa, que prendió una pradera que no se apaga pues "candelita que se apaga, candelita que se prende" y que se mantiene a pesar de una brutal represión, estaba chamuscando también las posaderas de una MUD empeñada en cohabitar con la Tiranía mediante el ridículo recurso de las verbenas electorales, que nunca le quitarán el poder a quienes traicionan a Venezuela en su entrega a la Cuba comunista, mientras, por otro lado, le daban al régimen colonial el respiro tan anhelado por actores internacionales que estaban ya presionados por sus electores, convencidos defensores de los derechos humanos. 

Casi lo logran, o mejor, les salió bien por un tiempo, hasta que toda la farsa se vino al piso. Ahora han salido algunos a justificar ese "diálogo" con falsos argumentos históricos. Tratan de equipararlo a los encuentros durante la II Guerra -1945- donde se sentaban, en Yalta y Postdam, demócratas, como Churchill y Roosevelt, y el siniestro dictador Stalin, cuando esos eran encuentros entre aliados, a menos que los traicione el subconsciente; otros han llegado a asimilar la payasada de Miraflores en abril con los diálogos de Paris  -1973-, entre el vietcong y los americanos de Kissinger, o los de Mandela y la Concertación chilena, con sus dictadores, cuando tales esfuerzos buscaban lo que debe ser el objetivo de un verdadero y sensato  diálogo: la transición de la dictadura a la democracia. Ese sí sería un verdadero y justificado Diálogo entre chavistas y demócratas, el que establezca el cómo y el cuándo del regreso de la democracia y la libertad; la reinstauración de la república y el goce y ejercicio pleno de la soberanía. Ese sí sería un proyecto a ensayar para salir de esta pesadilla en que han sumido a la nación unos irresponsables bajo la dirección expoliadora de los dictadores comunistas de Cuba. 

Dentro de lo que se conoce como chavismo debe haber venezolanos con vergüenza y temor al futuro inmediato suficiente para que asuman el deber de admitir un gobierno de transición, sin vivos aduladores de última hora, y que estén dispuestos a sentarse con los demócratas, bajo el arbitraje de unas FAN nacionalistas y patriotas, deslastradas de su actual cúpula traidora y corrupta, para diseñar el regreso a la verdadera paz y justicia, y que recordemos todos por siempre al patriota mexicano Emiliano Zapata cuando advirtió: "Si el pueblo no tiene justicia, que el gobierno no tenga paz". 

Luis Betancourt Oteyza    
betaluis@gmail.com

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