viernes, 6 de junio de 2014

LUIS ALFREDO RAPOZO, CONSPIRACIÓN Y MAGNICIDIO.

El Presidente Maduro ha denunciado en varias oportunidades que lo quieren asesinar. Uno no sabe quién podría estar interesado en semejante hecho de sangre. 

Uno no sabe que elementos tiene el Presidente Maduro para afirmar ante el país semejante cosa tan seria y nunca aparece un culpable; una clara exposición del hecho, lo que supone que esa conspiración y amenaza de magnicidio, son palabras que se lleva el viento y cuya intención no es otra que crear un clima de pánico e incertidumbre, que por cierto, no le conviene a nadie.

El Quinto Mandamiento de la Ley
de Dios
Casi sin proponérmelo, me recuerdo de aquel día de marzo del año 44 A.C., en que Cayo Julio Cesar fue derribado frente al busto de Pompeyo para no pararse más nunca. Muchas personas le habían dicho que se quedara en casa; que no asistiera al senado, pero no hizo caso. Su mujer, sus amigos, videntes, hombres místicos le rogaron, le suplicaron que no asistiera al encuentro donde lo esperaba una conspiración, pero el líder pensaba que estaría por encima de su mala fortuna; el hombre seguramente pensó que no asistir era precisamente mostrar signos de cobardía.

Han transcurrido más de 2050 años de aquel suceso trágico,  su asesinato no se olvida. Julio Cesar, pasó a la página roja de la historia para siempre. Todo fue confusión, que se regó por Roma como la pólvora: ¡Han matado al Cesar! Gritaban algunas gentes del pueblo que presenciaron el asesinato, así como la mayoría de los patricios que fueron sorprendidos por la acción emprendida por unos pocos extremistas que aplicaron una política de schock fuerte para eliminar a un mandatario, ya que lo consideraban un tirano.

Casius y Marco Brutus fueron los principales cabecillas patricios que enterraron sus dagas en la humanidad del mandatario. Casca, posiblemente fue el primero, pero la idea era que todos debían mancharse las manos de sangre para poder instalar una república. De esa manera, unos siete o nueve romanos le dieron muerte a Julio Cesar en medio de una especie de cayapa romana.

Lo interesante de la historia-muy rica en elementos políticos-, es que el resultado no fue el que esperaban Brutus y Casius. No, de ninguna manera se quedaron con el Poder. Inmediatamente, se generó un conflicto civil intenso que se llevó unos tres o cuatro años de persecuciones y acomodos, el cual desembocó en un triunvirato para gobernar el Imperio, formado por Marco Antonio, Augusto y Octavio.

¿Quién o quiénes estarían detrás de semejante barbaridad?-se pregunta uno-. Supongamos que sea cierto y que exista una mano peluda y fea, tramando un magnicidio. Los oficialistas han elaborado un sistemático ataque acusando a la oposición de querer asesinar a Maduro, pero yo digo que los primeros interesados en crear ese clima tan funesto y deplorable serían ellos mismos. Sería una mente extraviada que estaría sacando mal las proyecciones.

Naturalmente, debo decir con firmeza para no caer en un buzón de conspirador, que ese sería el camino incorrecto para salir de un mal gobierno. Da la impresión que el plan del magnicidio parece un trabajo de contrainteligencia, sacado de una radio-novela cubana de los años cincuenta y el cual Fidel usó hasta hace muy poco tiempo y el cual le llevó a denunciar como 1000 intentos de asesinarlo como si fuera un cuento sin fin...

Luis Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo 

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