martes, 24 de junio de 2014

JUAN FRANCISCO MISLE, LA SALIDA DE GIORDANI TESTIMONIO Y RESPONSABILIDAD ANTE LA HISTORIA



El juicio que se está haciendo a través de los medios de comunicación a lo expresado por Jorge Giordani en su ya celebérrima carta al país tiene visos de injusticia en lo que se refiere a la responsabilidad atribuida al monje en el naufragio que experimenta hoy Venezuela. 
Salida de GiordaniEs evidente que el hombre tiene pocos dolientes al interior del PSUV y sus aliados que sean lo suficientemente valientes para atreverse públicamente a defenderlo. El responsable del estado actual de putrefacción del país en todos sus ámbitos no es otro que el difunto teniente coronel y a lo sumo a Giordani solo se le puede atribuir autoría ideológica por su innegable contribución a la ruina económica e institucional de la nación.
Ha sido dicho por otros opinadores y me sumo al señalamiento: lo más reprochable de lo dicho por Giordani en su extensa misiva es la escandalosa ausencia de autocrítica por su gestión macroeconómica, y la cobardía de no haber denunciado todos esos pestilentes chanchullos políticos y administrativos antes de ser despedido por Maduro.
Giordani no aporta ningún testimonio ni asume responsabilidad alguna ante la historia por la catástrofe económica, financiera e institucional que nos deja como herencia de su gestión. A él hay que atribuirle, por ejemplo, que la deuda externa de Venezuela haya pasado de $39 mil millones en 1999 a $102.000 millones mientras fue ministro de Planificación y Finanzas. Ese irresponsable endeudamiento externo ocurrió a pesar de que PDVSA se benefició del mayor ingreso petrolero de su historia causado gracias un incremento sostenido en el  precio del barril que se situaba $11 al final de 1998 a $100 (o más) en los últimos 5 años. Súmele a eso lo correspondiente a deuda interna que a finales del 2013 alcanzaba a la inimaginable cifra de Bs. 216.000.000.000.000. El férreo control de cambios que impuso Giordani no impidió las constantes devaluaciones del bolívar, ni la fuga de capitales que ha experimentado la república. Giordani, que aún reivindica como un logro la pulverización de la autonomía del BCV, es responsable como nadie que la inflación haya pasado de 20% anual en 1999 a 70% proyectada para 2014. Él, junto a Merentes y Rafael Ramírez, tiene que dar cuenta al país del gigantesco déficit fiscal que solo en 2012 llegó al 15% del PIB a consecuencia del exhorbitante gasto público gestionado para garantizar la elección del difunto presidente.
No hay que olvidar tampoco que  el monje fue responsable principal del injusto encarcelamiento de los directivos de Econoinvest. En su rol de planificador, Giordani fue el ideólogo de la estatización de la CANTV, la Electricidad de Caracas, SIDOR, Cementos, Agroisleña, Banco Venezuela, y más de 73 empresas privadas que antes de ser arrebatadas al sector privado producían ganancias al fisco, y que desde entonces solo contribuyen al déficit financiero del Estado gracias al saqueo por parte de sus gerentes y a la improductividad consecuencia del abultamiento de sus nóminas con actvistas políticos sin preparación técnica ni escrúpulos morales. Según lo reportan las cifras de exportaciones del BCV en el primer sexenio de Chávez, 83,4% de los ingresos en divisas obtenidos por exportaciones provenía de las ventas de crudo y combustibles de Petróleos de Venezuela. Esa cantidad se elevó a un promedio de 93,85% para el período 2007-2013.
Entre tanto, la destrucción del sector privado que promovió Giordani  a lo largo de estos 15 años ha inhabilitado a los productores nacionales de capacidad para abastecer el mercado interno y los incrementos en el consumo han debido ser respondidos con importaciones, siendo el estado el principal importador del país. Pero la nefasta influencia de Giordani no se agota en los límites de la actividad económica sino que se extiende también al área institucional. Giordani fue el enterrador del proceso de descentralización económica, política y administrativa que con tanto éxito se había iniciado a mediados de los años 90 en Venezuela. La sistemática subestimación del precio del petróleo en los presupuestos nacionales fue un timo creado por este hombre para ahogar financieramente de recursos a las regiones que elegían como gobernadores y alcaldes a líderes de la oposición.
Es evidente que en Venezuela no hay un “golpe lento” como los creativos publicitarios del régimen han tratado de mercadear nacional e internacionalmente. Tampoco hay ninguna guerra económica. Lo que si hay es una implosión lenta del poder y la salida de Giordani es una estación importante en esa via crucispor la que recorre el gobierno de Maduro. A Giordani no lo derrotó el corrupto Ramirez, sino su ceguera ideológica. Irá a parar al basurero de la historia.
Juan Francisco Misle
 jfmisle@gmail.com
@elsim55

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