El
Socialismo es un fracaso, es una porquería total. Esto se ha comprobado muchas
veces y en muchos lugares. Venezuela es quizás el último ejemplo de lo
pernicioso que es ese sistema.
Los
Socialistas descerebrados que gobiernan a Venezuela pretendiendo salvar al
pueblo de las garras del Capitalismo y de la economía de mercado han arrojado
al pueblo en las garras de un Estado totalmente ineficiente.
En
Venezuela el Estado asume la gestión de una extensa red de centros de salud y
la exclusividad del servicio de policía. Ambas actividades tienen que ver
directamente con la preservación de la vida humana. Ambas funcionan
deplorablemente.
Pues, resulta que el desempeño de tales servicios no podría ser peor.
Qué singulares son estos Socialistas. Ellos se
atribuyen todas las virtudes humanas a la hora de gobernar. Se dicen
poseedores de una especial sensibilidad social. Pero, a la vez, son los que a
la hora de administrar los servicios básicos para la vida en sociedad lo hacen
de la peor manera que quepa imaginar.
El
Capitalismo, la economía libre trae supuestamente todos los males para el
mundo, llena de injusticia a la sociedad haciendo la vida miserable para las
personas.
Pero
resulta que el gran abanderado en este momento del Socialismo, Venezuela, es un
fiasco. Causándole gran pesar a muchos venezolanos. Las ideas socialistas han
significado un empobrecimiento de la población, un país cada vez más
dependiente del petróleo y de un creciente endeudamiento internacional.
La
gente que piensa que el Socialismo pueda ser una alternativa mejor, se
equivoca. Basta pensar en el hecho de que dos servicios que tienen que ver
directamente con la preservación de la vida funcionan lamentablemente mal. Como es el caso de los servicios de salud y
el servicio de policía. Los hospitales en Venezuela carecen de insumos y los
daños a la infraestructura pasan años sin ser reparados y en cuanto a la
Policía este país es uno de los que mayores homicidios tienen en el mundo,
entre 40 y 60 muertes anuales por cada 100.000 habitantes.
Los
pueblos que viven en una democracia capitalista, un país de economía libre son
los que gozan de más seguridad, entre 3 y 6 muertes por cada 100.000 habitantes
y, en cuanto a la salud, son los pueblos donde es más larga la expectativas de
vida al nacer.
Debería resultar obvio que para vivir mejor se debe procurar mayor
democracia política y mayor libertad económica. Una cosa son los discursos que
ofrecen maravillas y otra cosa son los infiernos que crean los politiqueros
mediocres que acumulan excesivo poder en desmedro de la libertad de los
ciudadanos.
El llamado debe ser siempre a luchar por más
libertad individual.
José
Luis Vallenilla
jlvallenilla@gmail.com
@vallenilla
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