lunes, 16 de junio de 2014

JOSÉ DOMINGO BLANCO (MINGO), LA INJUSTICIA ESTÁ EN LA NÓMINA DEL ESTADO

"¡Nadie está exento!". Fue la advertencia que nos hizo la mamá de Marco Coello, Doris de Coello, el día que la entrevisté.

Lleva cuatro meses bregando en los tribunales para lograr la libertad de su muchacho –algo que en ocasiones se aleja; pero, que no la hace desmayar en su intento. Presenta pruebas para demostrar la inocencia de su hijo, alerta a otros sobre la situación, agradece el apoyo que ha recibido en todo este tiempo. Sin embargo, aún no obtiene los resultados que quiere. Pero, no se amilana. Tampoco cede. Doris es abogado y forma parte del equipo defensor de su Marco. Cuando la escuché, viví su dolor que a veces asoma visos de rabia y, otras, de esperanza, esa que no se pierde cuando lo que está en juego es mucho: la vida en libertad de su hijo. Me imagino la impotencia de Doris cada vez que comprueba que la justicia venezolana actúa amañada y claramente inclinada hacia la voluntad del régimen, un régimen que -a como dé lugar- tiene que encontrar culpables.

Presiento su tristeza los días de visita, los dos únicos días cuando puede ir a ver a Marco que, como ella misma describe, se transforman en las cuatro horas más anheladas de la semana... y las más amargas cuando llega el momento de despedirse. Cuatro meses lleva Marco privado de libertad: privado de sus estudios, de sus compañeros de clase, de su vida en familia, de su bicicleta y de su fútbol... preso por no aceptar una culpa que no es de él, por no aceptar una oferta de libertad a cambio de admitir como suyos unos hechos que él no cometió. Marco apenas tiene 18 años, recién cumplidos. Y ni siquiera está inscrito en el Registro Electoral...

"Nadie está exento" dijo Doris de Coello. Pero, lamentablemente, se equivoca. En Venezuela hay muchos "exentos". Mucho criminal comprobado y confeso, con prontuarios, prohibición de salida de sus localidades, con antecedentes penales, con crímenes horribles a cuestas, que están exentos. No están detenidos o, si lo estuvieron, lograron en un santiamén su libertad para seguir circulando libremente por las calles o seguir cometiendo sus trasgresiones con la impunidad con la que los blinda la justicia venezolana.

¿Dónde está Yonny Eduardo Bolívar Jiménez  –el asesino de la joven embarazada Adriana Urquiola? Ese crimen no era su primer delito. Bolívar tenía su historial con la justicia... ¡y también credenciales como comisionado de la PNB!

Pero allí no se detiene la lista de "exentos famosos", a pesar de que los merodean sus antecedentes penales y rencillas, y quizá hasta terminen ajusticiados en las calles luego de salir de reuniones del Palacio de Miraflores. ¿O es que ese no es el caso del Gordo Bayón?

¿De dónde salía este delincuente apodado el Gordo Bayón el día que lo asesinaron? ¡De Miraflores! Salía de una reunión con representantes del Gobierno para discutir los contratos colectivos de los trabajadores de la Siderúrgica del Orinoco.

Otros, son estafadores con doble identidad, millonarios de la noche a la mañana –como Jhon Quiroz, el presidente del Concesionario La Venezolana, quien ni partida de nacimiento tiene; pero, logró sacarse dos cédulas con las que se libró del "peso" (blandengue) de la ley. ¡Si hasta participó en una feria automotriz en Fuerte Tiuna! Sí, nada más y nada menos que en el recinto emblemático de los militares venezolanos.

¿Y qué tienen en común estos exentos privilegiados? De alguna manera u otra, todos han lucido sus franelas rojas y expresado –tácita o explícitamente- su simpatía por el Gobierno. O han estado estrechamente vinculados con personeros de las cúpulas de poder. Y eso ¿cómo lo asumimos? Porque, de verdad, no se justifica de ninguna manera. "Dime con quién andas y te diré quién eres", reza el dicho. Qué malas juntas estas que tiene el régimen. Qué amiguitos los que se gasta. ¡O qué régimen se gastan estos amiguitos!

Y mientras esos "exentos" andan libres -fugados o ajusticiados- Marco sigue privado de libertad, compartiendo celda con Cristian Holdack, de 34 años, a quien no conocía; pero que la Fiscalía se empeña en calificar como su compañero de fechoría –esta trastada montada que a ambos le imputan.

Holdack, no es más que otra víctima desafortunada que, por azares del destino, se estrenó en las marchas el 12F para terminar padeciendo una pesadilla. Esa que Luisa Ortega le hace vivir porque decidió que él sería uno de los elegidos como cómplice de Leopoldo López. Un dirigente político a quien nunca había visto y conoció el día de la audiencia.

Cristian no milita en ningún partido político, trabajaba reparando computadoras, le apasiona la fotografía y su única arma el 12F fue su cámara. Pero, para la justicia venezolana es cómplice de Leopoldo y de Marco. Aurora Armesto, su novia, no entiende por qué él, no entiende cuál es el ensañamiento contra Cristian, a quien espera, como Doris a Marco, de vuelta en su hogar. Ese que este desgobierno se niega a dejarles soñar.

José Domingo Blanco (Mingo)
mingo.blanco@gmail.com
@mingo_1

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