El título tiene que
ver con la crisis que zarandea la institucionalidad venezolana. Es la expresión
popular similar al “ser o no ser” hamletiano. De allí que la traiga a cuento.
En la nación reina el caos. La superación de la ingobernabilidad es taponada
por fabricantes de estadísticas engañosas. Dan cuenta de bonanza económica y
social, que el Presidente ilegítimo perifonea por radio y TV, añadiendo ofensas
para el adversario.
Es la conspiración que agrupa civiles stalinistas y
militares militaristas, ambos de conducta delincuencial. Acusan a líderes
opositores de promover un golpe de Estado desarrollado en cámara lenta que,
como en el proyecto del 04 de febrero de 1992, iniciaría con el asesinato del
Presidente… Y el ignaro lo cree.
Pero donde se está
fraguando el golpe es en la Sala Situacional de Miraflores. Al aquelarre acuden
importantes “chivos” de todos los poderes. El inquilino de Miraflores no es un
querubín, es un civil intoxicado de social-comunismo en Cuba y usado, a guisa
de mascarón de proa, para sabotear cualquier encuentro civilizado con la
oposición que pudiera derivar en gestos destinados a restañar heridas y buscar
la reconciliación en un clima de paz. Y él, pobrecito, pierde la oportunidad de
figurar en la historia con calificaciones aceptables.
Por supuesto que detrás de la trama, de ese poco estirar y mucho encoger durante y después de cada encuentro para el diálogo acordado, están los diabólicos hermanos Castro. Pero los Castro buscan acercamiento con el Imperio norteamericano. Los asesinos de pueblos también necesitan tablas de salvación y la venezolana está haciendo aguas. Para mantenerla a flote hasta lograr acuerdos con USA y la Unión Europea, ordena represión a fondo. Para ello, nada como “fabricar” un golpe de Estado con magnicidio de por medio que atemorice al adversario y, de paso, justifique el accionar de sus matones.
La crisis general que
agobia a los venezolanos es producto de los desatinos de un tiranuelo
castro-comunista que manejó los asuntos de Estado y la hacienda pública como un
heredero botarate. El difunto arruinó al país y puso empeño en hacer de la
sociedad venezolana un conglomerado de menesterosos, para domeñarlo en la
subsistencia con la Tarjeta de Racionamiento.
En 1998 la deuda pública rondaba
los $ 22 millardos, hoy supera los $ 250 millardos. PDVSA y las demás empresas
básicas está técnicamente quebradas. Antes del Socialismo del Siglo XXI se importaba
el 15% de lo que se consumía, hoy importamos el 85% de lo que comemos. El
desempleo, buhoneros incluidos, supera el 50% que sumados a los 3 millones de
burócratas conforman un ejército de productividad bajo cero. Y… suma y sigue.
Así las cosas, con el
presostato indicando la elevada presión que la olla social a cobrado,
estimulada por crisis político-económica,
se perciben señales premonitorias de un estallido que el régimen está
obligado a evitar.
Por esa razón, con ayuda de la Primera Combatiente, a quien hace mucho caso, debe amarrarse los pantalones y corregir el rumbo. Comenzando por cambiar todo el tren ministerial y el Alto Mando Militar, para meter en cintura al maturines y su corte. Si no lo hace ellos lo mandarán de vacaciones. No debe olvidar que “el tigre come por lo ligero”. Por eso no muere arponeado.
German Gil Rico
gergilrico@yahoo.com
@gergilrico
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