Ese
día en Hamburgo muchos habrán dicho que seguro lo obligaron a asistir…
Pero
estoy seguro de que no fue así,
Él
ya sabía qué hacer, o al menos sabía que algo pasaría
Porque
el obrero
Landmesser, August, de los astilleros Blohm und Voss, ante el régimen
que le aseguró un empleo. (Pero le negó tener familia con el ser amado)
Esa
mañana se perdió, se perdió para su “patria”, se perdió para el esfuerzo
bélico, se perdió para la gran nación alemana…
Y
cometiendo lo imperdonable, lo imperdonable para siempre se volvió
desobediente, y escogió el acto prohibido de alcanzar una dimensión imprudente,
hizo lo impensable frente al poder…
Se
volvió distinto. Sus brazos cruzados son el dique infranqueable que escogió
levantar.
El
gesto superó al poder (siempre es así) y el Señor Landmesser sufriría y
pagaría, pero sólo en términos que ya no guardaban sentido, porque la alquimia
que ya era y que su gesto fragua en aleación indestructible, ya había logrado
la transmutación
A
lo eterno,
La
foto testimonia el momento
Ningún
ruido, ninguna multidud, ni la presencia del Führer: lo único que estaba
pasando en ese pequeño momento de una mañana de junio en Hamburgo, lo único que
realmente aconteció, era August Landmesser, escogiendo su destino.
Federico
Boccanera
federicoboccanera@gmail.com
@FBoccanera
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