domingo, 29 de junio de 2014

ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO, LA REALIDAD SE ENCABRITÓ, SEÑORA, CASO ARGENTINA


 “Hay que pegarle al chancho para que aparezca el dueño” Refrán anónimo

¡Qué rápido se modifica la coyuntura! ¡Y qué bajo hemos caído! La medianoche del viernes trajo, a muchas almohadas, preocupaciones que seguramente impidieron dormir a sus propietarios, sea que estos se encontraran en La Habana o en Calafate. No era para menos; el Vicepresidente de la Nación, el siempre sonriente Guita-rrita, y parte de su banda –en realidad, una asociación ilícita encabezada por él- fueron procesados y embargados por un Juez que (otro más) se hartó de las presiones del Gobierno y de las macabras danzas de los imputados, tendientes a parar la pelota y, al menos en lo a doña Cristina respecta, tratar de estirar el partido hasta diciembre del año próximo. El Dr. Lijo incluyó en su resolución no sólo a algunos de los funcionarios involucrados (¿y Forcieri y Echegaray?) sino a los empresarios, dispuestos a pagar con el 70% de las acciones de Ciccone a quienes habilitaran los contratos; para que la corrupción exista, se necesitan siempre dos: el que paga y el que recibe. Faltan otros, claro, como Brito, Lanusse, Moneta.

Por su parte, otro Juez postergó su indagatoria hasta el 16 de julio, pero amenaza con hacer caer un rayo similiar sobre Boudou, en este caso transformado en ladrón de gallinas, por la falsificación de los papeles de un auto con el propósito de estafar a su ex mujer en la división conyugal. Y si la causa por enriquecimiento ilícito progresa de la mano de Lijo, alrededor del segundo hombre del Gobierno se habrá creado la tormenta perfecta. 

¿Soportará la Presidente el costo político de sostenerlo a ultranza para que no hable de más y comprometa a la familia Kirchner definitivamente o asumirá el riesgo que implica dejarlo caer, termine en la cárcel y encienda un ventilador para no estar tan solo tras las rejas? En este caso, ¿cuáles son las “carpetas” que podrían garantizar su silencio o cuánto nos costará éste a todos los argentinos, cuando se ponga a funcionar esta “banelco”?

Toda esta actividad de los jueces federales no hace más que confirmar mi viejo aserto: nunca se venden, sólo se alquilan al ocupante de turno de la Casa Rosada. Ahora, con el vencimiento tan próximo, han salido en patota a limpiar su imagen, desempolvando viejos expedientes y persiguiendo a los más notorios corruptos, con vistas a renovar el contrato que les permita continuar impartiendo esa rara justicia que se practica en Comodoro Py. Lo único novedoso, en la historia reciente, es que estas actitudes se dan cuando aún la dueña del chancho vive en Olivos y conserva un poder que sólo puede atribuirse a lo melindroso del carácter de sus opositores.

Supongo que parte de las explicaciones brindadas por la Dra. Martínez Córdoba para su súbita desaparición del circo-proceso que lleva adelante Giles Carbó para intentar destituir a Campagnoli tiene, también, vinculación con esa necesidad de acomodar los melones antes del viento purificador que, espero, traerá cualquier nueva administración. Ésta, que se verá enfrentada a una crisis realmente grave, tendrá así a quien echar la culpa de los desaguisados, y obtendrá margen para hacer lo que debe para atravesarla.

Más allá de la discusión permanente en la que el tema de los holdouts nos ha incluido a casi todos los argentinos –que somos expertos en hablar de cualquier tema, sobre todo de los que no conocemos- la conducta del Gobierno, tan errática y contradictoria, me genera algunas inquietudes. Lo que sucede, en realidad, es que cuando se trata de los Kirchner, todas las sospechas son válidas.

En estas dos semanas, hemos oído a la Presidente decir que no acataríamos los fallos de la Justicia de Estados Unidos, a la cual tanto su fallecido marido, en 2005, cuanto ella misma, en 2010, habían sometido a gran parte de los bonos entregados en canje de los anteriores, que habían caído en default en 2001. Bambino Kíciloff, al día siguiente, ratificó esa decisión. Obviamente, la cotización de los bonos y de las acciones argentinas se hizo trizas en los mercados internacionales.

Luego, mientras los pibes para la liberación marchaban desde Plaza de Mayo a la Embajada de los Estados Unidos para expresar su solidaridad con la postura de doña Cristina y aplaudir el repudio a los fallos, la viuda de Kirchner les sacó el banquito parados sobre el cual gritaban sus consignas anti-buitres, al anunciar que, en realidad, no era así y que pretendía pagar a todos los acreedores, holdouts incluidos. Naturalmente, los papeles argentinos vivieron otro período de euforia, el riesgo-país bajó fuertemente y lo mismo hizo, aunque no tanto, el dólar blue.

La Casa Rosada publicó, en los diarios financieros más importante una primera solicitada, victimizándose por los fallos de primera y segunda instancia y por el rechazo de la Corte Suprema de los Estados Unidos, en la que afirmaba que quería pagar pero no lo dejaban. Después, el Bambino se subió a un avión y se fue a Nueva York para hablar, en Naciones Unidas, ante el G.77 + China (en la época de Alfonsín, el Movimiento de Países no Alineados, del cual nos apartamos con Menem) y embistió, lanza en ristre, contra el Juez Griesa y los tribunales norteamericanos en general, acusándolos de integrar una enorme asociación que, como objetivo principal, tiene perjudicar a la maravillosa Argentina que la década nos ha legado. Los papeles cayeron con insólita velocidad, regresando a los precios de una semana antes.

El Ministerio de Economía, el jueves, emitió un comunicado en que despotricó ya contra los propios Estados Unidos, reforzado con la solicitada que el Gobierno publicó el viernes en todos los diarios argentinos, y el comunicado oficial del viernes fue en el mismo sentido. Sin embargo, los mercados, percibiendo que el agua no llegaría al río y que, finalmente, se arribará a un acuerdo necesario para todos, mantuvo la calma.

Hasta allí, los hechos; ahora, mis inquietudes. Tantas idas y vueltas han hecho que los bonos y las acciones vivieran las últimas dos semanas en un enloquecido sube y baja de precios. Y, como conozco el patrón delincuencial de la familia imperial, me he preguntado cuánto dinero habrían ganado quienes supieran, de antemano, cuál sería la movida del Gobierno al día siguiente y, con ello, comprando cuando todos vendían y vendiendo cuando todos compraban.

Para que se entienda con más claridad, por ejemplo, la misma tarde del 20 de junio, después del discurso de doña Cristina en Rosario, los papeles argentinos subieron casi 9%, una ganancia en un día que equivale a más de cinco años de tasas de interés actuales en los mercados internacionales, y de uno a dos años lo que pagan los países de la región por sus colocaciones de deuda. Es fácil lucrar, en realidad robar, cuando es el mismo ladrón quien escribirá el diario del día siguiente. ¿Seguirán robando, aún cuando ya queda tan poco en la lata?

De todas maneras, la realidad, ese potro al que pretendió domarse con las riendas del “relato” y de las falsas estadísticas, se le ha encabritado a la Presidente mucho antes de lo pensado, y los frentes de tormenta que se le han venido encima auguran un final de mandato más que complicado, tanto en lo político como en lo económico y social.

Cuando SS Francisco salió a reclamar exitosamente “cuiden a Cristina”, se refería a la posibilidad de que Argentina terminara esta estirada década en un baño de sangre; habrá que ver, sin embargo, qué estarán dispuestos a hacer quienes están comenzando a sentir en la nuca el aliento de este verdadero pacman que ha tomado envión en los Tribunales, ha comido ya laderos y testaferros importantes y, al lado del cual, hasta el mordiscón de Suárez parece cosa de chicos. 

Enrique Guillermo Avogadro
ega1avogadro@gmail.com
@egavogadro

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