lunes, 23 de junio de 2014

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, ¿CONDENADO POR LA HISTORIA?, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,

La resistencia social para afrontar los embates impulsados por causa de los fiascos incitados por la revolución bolivariana, no contuvo el desmantelamiento que venía venirse por vía del ensañamiento de gobernantes resentidos y afanados por derruir el Estado Democrático de Derecho y de Justicia.

¿CONDENADO POR LA HISTORIA?

Cada ejecutoria gubernamental, desnuda una tragedia. El petropopulismo aplicado ha devenido en procesos que lejos de “convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la Gran Potencia  Naciente de América Latina y el Caribe”, como lo describe el cacareado Plan de la Patria, ha retrocedido al país a posiciones en la cola de una cadena de realidades geopolíticas que buscan alcanzar posiciones de desarrollo. La tempestad que azotó el terreno de la política nacional, hizo aguas en el escenario de la economía. La crisis rebasó la capacidad del país. Su resistencia para afrontar los embates impulsados por causa de los fiascos incitados sañudamente por la revolución bolivariana, no contuvo el desmantelamiento que venía venirse como producto del ensañamiento de gobernantes resentidos y afanados por derruir el Estado de Derecho sobre el cual se afianzaba el ordenamiento jurídico hoy desperdigado entre las ruinas del republicanismo democrático que una vez pudo ostentarse.

La carta de Jorge Giordani, elaborada con el fin de “rendir cuentas al país” se convierte en un instrumento de acusación en torno al desmontaje de las instituciones democráticas sobre las cuales se deparó el estado de gobernabilidad alcanzado hasta el arribo al poder del militarismo reluciente dada su carácter de protagónico y decisorio. Las confesiones de quien fuera miembro fundamental del gobierno del finado presidente, dan cuenta de la implosión revolucionaria que se acerca a toda velocidad. Más, si se considera el fantasma de la conspiración que ronda los lados de la presidencia de la República y de las principales carteras ministeriales.

No hay duda de que este mensaje es la mayor revelación de la calamidad que ha padecido la población venezolana, habida cuenta de lo que ha representado la arrogancia de quien, aprovechándose del corsé que lo embute como “revolucionario”, se atrevió a diseñar un modelo de país errado en virtud del aislamiento social que lo ha caracterizado. No sólo en lo personal. Asimismo fue su comportamiento en el claustro universitario. De hecho su idolatría, su obsesiva pasión por el militarismo adosado al fascismo mussoliniano, lo llevó a actuar a soslayo de consideraciones insinuadas, incluso, por militantes de base del partido de gobierno a quienes dejó ver su desprecio. Ha sido de tal el grado de soberbia que lo ha caracterizado en su vida pública, que hasta su palabra escrita revela fuertes ademanes de malcriadez. Sus confesiones han determinado en él posturas alejadas de todo dirigente político que, a decir de los principios por los cuales se rige la ética política, debe actuar apegado al respeto, la tolerancia y la solidaridad.

Sin embargo, Giordani pareciera no haber dicho todo lo que sabe, ni todo lo que en exacto es el comportamiento de un régimen engendrado de un modelo que históricamente se vio siempre rebasado por las libertades propias de un desarrollo autonómico. Aunque la corrupción que acusa su carta, no fue óbice para haber corregido las distorsiones que desde el principio fueron acumulándose. Peor aún, sin que la misma se evitara. Por el contrario, a decir de la susodicha misiva, consintió alcahuetear múltiples decisiones que privilegiaron posturas, razones y actuaciones accionadas a favor de necedades consignadas en el Gabinete Económico por el extinto presidente.

En el fondo de ni tan sorprendentes declaraciones, es indudable que se esconde un duro cuestionamiento a la gestión del actual gobierno toda vez que la semántica del escrito apunta a poner al descubierto intríngulis que denotan ineficacia, ausencia de liderazgo, desorden administrativo y caos político incitados por el propio cenáculo gubernamental. De hecho alega que “la herencia de Chávez está en muy malas manos”. Ni siquiera le sirvió su sentido de planificador para haber actuado en consonancia con el precepto constitucional que aduce “el ejercicio democrático de la voluntad popular” como guía de orientación política. Su arrepentimiento pudiera valerle, quizás, el perdón en la coyuntura. Pero jamás, podría evitar ser condenado por la historia.

VENTANA DE PAPEL

AMIGO, LE LLEGÓ SU HORA

No por nada, Jorge Giordani prefiere finalizar su impactante y reveladora carta apelando a una frase de José Saramago que reza “mientras más viejo más libre, y mientras más libre más radical”. En su pensamiento pareciera seguir anclado el fanatismo que ha cultivado como razón para luchar desde el lado equivocado de la historia política. Estar convencido de continuar “luchando por la independencia de Venezuela y la del continente latinoamericano y caribeño”, es una sutil manera de declarar su obstinación a partir de la cual ha justificado sus acciones emprendidas indistintamente si los efectos de las mismas tenían el final esperado en términos de objetivos plausibles, o acaso se asumían como meros “mascarones de proa” para engañar a través del discurso maniqueo o de decisiones tomadas engañosamente.

Es indiscutible que dicha carta, además de asomar lo que siempre quiso el régimen encubrir con gruesas y finas mentiras, ha querido utilizarla como instrumento de desafío por lo cual Giordani busca que sea abierta la “caja negra” en la que se han ocultado buena parte de los secretos mejor guardados por conspicuos personajes del régimen.

De esta forma, el ahora ex ministro pretende redimirse ante el país sin entender que la divulgación de lo que parece ser un burdo guión de arrepentimiento le arrojará una mayor acritud nacional. En medio de tan vejatoria situación, intenta cobrarle a los actuales gobernantes la incompetencia de la cual se valen para imponer autoritariamente decisiones inconsultas, inconsistentes y desproporcionadas. De ahí que, aún cuando no lo denuncia Giordani, una de las razones vitales para explicar el deterioro y desorden que vive la Administración Pública tiene que ver con el pesado militarismo acomodado en posiciones de alto gobierno.

Esta carta de Giordani vista como una tardía forma de crítica a la situación actual, “identificando la medida en que se aparta de lo construido en los 20 años previos”, no es otro recurso distinto de aquel que pueda hacer alguien a quien se le acerca el tiempo final. A quien lo espera la pena capital. Entonces, por lo que se intuye, puede decírsele a Jorge Giordani, sin duda alguna: amigo, le llegó su hora.

CONJURA ANTIDEMOCRÁTICA


El régimen venezolano continúa maniobrando con todos los tentáculos posibles ante el propósito de desbancar la institucionalidad de un sistema político anclado sobre el ejercicio de la democracia. La persecución política por medios judiciales, así como la ocupación de militares activos en altas posiciones de la administración pública, es el tono muscular de la gestión de gobierno. Con la demagógica intención de llamar al diálogo, este régimen busca liquidar política y moralmente a quienes representan al bloque contrario. De hecho, ha copiado todo lo referente al léxico militar para denominar lo posible y hasta lo imposible. De esa forma, justifica nuevos modos de accionar en nombre de ilusas figuraciones que comprometen la política con una historia adulterada . Inclusive, corrompida.

Con términos como “estrategia de guerra asimétrica” o “contraofensiva económica”, suplen lo que debería ser la “conciliación política” tal como lo prescribe el tiempo histórico actual. Sus ejecutorias las ha basado en contradicciones imposibles de razonar, pero que sostienen a costa de lo que sea y con el apoyo de recursos del Estado. Todo ello, al margen de las leyes republicanas. “Conmigo o contra mí” ha sido criterio de decisión gubernamental desde 1999. Con la mentira de mostrarse como un gobierno “obrero o de los trabajadores”, dado el presunto espíritu socialista, han estado derribando la estructura donde se cimentó el esfuerzo de construir un Estado de Derecho y de Justicia Social con la capacidad necesaria para articular procesos democráticos, de libertad y de excelencia.

De nuevo, el régimen le da una vuelta de tuerca de represión judicial sectaria a todo lo que se atreve a contrariar sus métodos. Vuelve a tocarle a las universidades autónomas y críticas, cuando la insultan con mezquino interés politiquero buscando desviarlas de su rumbo académico para alinearlas con el bodrio de una educación amarrada a esquemas inútiles y fracasados como aquello del socialismo del siglo XXI. Con quienes han fracasado en el gobierno y en las universidades, el régimen sigue empeñado en revertir los postulados del desarrollo económico y social para lo cual se valen de una manifiesta conjura antidemocrática.

“Aún cuando la palabra pueda ser testimonial de propósitos, las realidades son inexorables. Sobre todo, cuando se utiliza desde la perversidad de políticos disfrazados de demócratas” AJMonagas

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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