jueves, 26 de junio de 2014

ALBERTO LOSSADA SARDI, FILÍPICA AL EXARCA

Es muy difícil escribir cuando se sabe que se escribe para ciegos voluntarios. Ninguna advertencia, ninguna precaución son válidas frente a un populacho que, simplemente, no tiene más interés que recibir la caridad del políticamente poderoso como si fuera un derecho consagrado en alguna convención o tratado. Y es que hemos vivido tanto tiempo a punta de mentiras que ya nos las creemos, y ¡ay! de quien ose desmentir tales “verdades históricas”.

Debemos dejar atrás muchas de las “glorias pasadas” de las que vivimos sin merecerlo. 

El famoso cuento de un “ejército forjador de libertades”, cuando sabemos perfectamente bien que dicho ejército fue desapareciendo gradualmente entre luchas intestinas por los despojos de la victoria sobre España; o el tan inmerecido “gloria al bravo pueblo”. ¿”Bravo pueblo” en qué? ¿En tolerar, apoyar y someterse a una dictadura que ha acabado, a todos los fines, con el país para todos nosotros y nuestra descendencia por un largo período? ¿Un pueblo que acepta callado, en su mayoría, ser vejado en colas para adquirir productos esenciales para su supervivencia, tanto en lo alimenticio como en lo sanitario? ¿Es esto un “bravo pueblo”?

No, esto es un populacho miserable e indigno. Porque si somos sinceros, independientemente de lo que en algún momento fuera, este es un pueblo flojo, abúlico, indolente, inconstante, inconsecuente, deshonesto y acomodaticio, que solo sirve para quejarse pero que tiembla ante la idea de actuar y quiere que otros le resuelvan sus problemas. Puede que usted, amigo lector, no lo sea, ni el señor de la esquina ni aquel que baja de un barrio en un cerro a las 4:30 a. m. para ganarse la vida honestamente, pero, lamentablemente, hemos visto que no somos mayoría.

La jerarquía más alta del régimen tiene que ser la más triste muestra de ineptos e incapaces que país alguno ha conocido en su historia. Se convoca, casi rogando, a inversionistas que la ayuden a salir del atolladero en que la desmesurada corrupción nos sumió sin recordar que ninguna promesa ni ley a favor de los inversionistas fue cumplida jamás: empresa que produjera ganancias era inmediatamente expropiada y sus haberes convertidos en bolívares no cambiables a divisas. ¿Quién invertirá en esas condiciones? ¿Quién creerá la palabra que ha engañado tantas veces? Como guinda de la torta, la ¿Fiscal General? tiene la “genial idea” de declarar que “la seguridad del estado está por encima de los derechos individuales” y no piensa (¿sabrá pensar?) que un estado es formado por la reunión de individuos que entregan la tutela de su derechos al estado para que éste los haga cumplir… ¿Y es abogada?.

La política económica del país está en manos de un ingeniero electricista dominicano cuyo logro más visible es llevarnos a la inflación más alta del mundo y el cierre de la producción industrial en el país, y quien reconoce que a la robolución no le conviene mejorar a los pobres y marginales porque pierde su leit motiv, lo cual es una verdad como una catedral. De solucionar los problemas de pobreza, se acaba la necesidad de una revolución y los revolucionarios pasan a ser parte del status quo como burócratas. Solo que en este caso se les pasó la mano y son parte del status quo como boliburgueses, la nueva clase alta sin clase del país, un vivo derroche de dinero a manos llenas pero con el rancho aún habitando la materia gris.

¿Qué opinar de instituciones otrora admiradas y hoy despreciadas? ¿Qué valor puede tener un ejército cuyo comandante en jefe, en una de sus bravatas periódicas, cuando vivía, ordenó “¡General, colóqueme diez batallones en la frontera!” al Ministro de la Defensa, a quien le fue imposible cumplir con dicha orden por razones logísticas y de capacidad de sus oficiales? Es que la Fuerza Armada ha buscado sus propios problemas sin ayudas ajenas. Bastaba que a un alto oficial se le descubriera alguna marramucia para que el Alto Mando, en lugar de someterlo a la investigación correspondiente y a juicio, de haber lugar, saltaba como un resorte proclamando a los cuatro vientos una injuria a la institución, un ataque a los forjadores de libertades y, por ende, la impunidad del militar en cuestión. La purga que hizo Chávez de oficiales capaces, competentes e institucionalistas se veía venir a miles de kilómetros, pero no, la arrogancia era tal que muchos decían, al comentarles ese hecho, que ellos tenían las cosas en la mano, que Chávez mandaría hasta que ellos lo dejaran si seguía irrespetando las leyes. Nunca se aprende en piel ajena…

Parece increíble la cantidad de libros que se pueden escribir cuando termine este régimen. Hay historias casi inverosímiles desde Maduro hasta abajo; errores, horrores, barbaridades, ignorancia, pero, lamentablemente, ése es el régimen que tenemos y con el que debemos vivir gracias a la abulia de este pueblo. Con muy honrosas excepciones, ¿dónde está la masa que debería acompañar a los estudiantes en una protesta que es de todos? Probablemente esperando que los estudiantes venzan para exigirles el traspaso del poder a cuenta de oreja de cochino. La aplicación del lema de quienes se creen más vivos que los demás: “cachicamo trabaja pa’lapa”, o, en su versión seria: “cachicamus pro lapa laborat” –no se vaya a creer que este es lema solamente de clases populares, una buena cantidad de fulanos educados juran por él.

Hasta la MUD entró en el oscuro juego del régimen. La MUD, creada, en sus propias palabras, como una unidad a fines electorales, se subroga en los derechos de los opositores –sin autorización expresa- para entrar a un “diálogo” con la jerarquía del régimen. ¿De qué se puede dialogar con quien ha entregado el país a los cubanos, ha incumplido su palabra en todas las oportunidades que la ha empeñado, masacra estudiantes, persigue a dirigentes opositores y los apresa para seguirles juicios amañados? ¿Se puede dialogar con alguien así? No han calentado aún las sillas cuando declara, ufanamente, el régimen que no cederá en nada, que el diálogo es para conversar y no para llegar a acuerdos como la amnistía para los presos políticos y otras condiciones que pretendía la MUD. Se levanta el diálogo, que empezó moribundo per se, se retiran los “opositores” y el genio del Dr. Aveledo tiene el valor de decir que el diálogo NO se ha cerrado, que hay que mantener una puerta abierta. ¿Y se pregunta por qué le pasan las cosas que le pasan? La MUD ha debido desaparecer cuando fue incapaz de enfrentar al régimen después de denunciar fraude y que haría respetar su victoria. Al no poder cumplir, era el momento exacto de su demise, pero, por razones que desconozco pero sospecho, sigue en pie, dándole, como ha hecho a lo largo de su existencia, oxígeno al régimen cada vez que está caído. Y el diálogo no fue más que una excusa para apagar las protestas estudiantiles que tenían a la Policía Nazional y a la Guardia Nazional dando las carreras que nunca se imaginaron.

La oposición no ha querido entender que no se puede jugar por reglas si una de las partes no las respeta. Y que eso de poner la otra mejilla, entendido como tal, va muy bien con los religiosos, pero no en estos casos. Si al primer golpe recibido, en vez de esperar el otro para demostrar que se es un caballero (“pearls before swine”), se le hubiera propinado uno más fuerte, otro gallo cantaría en nuestra historia del día a día. No ha entendido que una discusión sobre el precio del dólar o de los pasajes aéreos no le interesa para nada a un pueblo que no está en capacidad económica de viajar ni de adquirir dólares por razón alguna, pero sí le interesa una discusión seria y bien planteada sobre salud, seguridad o escasez de alimentos, por nombrar solamente tres temas. Tampoco ha querido entender que las marchas no conducen a nada: se marcha del punto A al punto B, ¿y?, ¿qué queda de ello? ¡cansancio!, y algo más importante: agotar la capacidad de convocatoria, como se ha demostrado. ¿Qué el régimen vio a 100.000, 500.000 o 1.000.000 de marchantes? Lo sabe, no es nuevo para ellos, y mientras esos marchantes caminan esas calles sin saber para qué ni a hacer qué, el régimen está tramando la próxima jugada. Y encima tenemos a dirigentes “oposicionistas” llamando al pueblo a elecciones. ¿Y ustedes mismos no se han hartado de clamar ¡FRAUDE!? ¿Y piden concurrir a elecciones con el mismo CNE? ¿O es que no recuerdan que todavía no hay resultados oficiales de elecciones nacionales, que los rectores, aún con su período vencido, son los mismos, gracias al TSJ, y que no hay garantía de unas elecciones limpias?

Ya es hora de que la “oposición” ceda su liderazgo a gente nueva. Ya los políticos de la MUD han demostrado, hasta la saciedad, por qué nunca fueron mayores figuras de la política (lo que está a la vista no necesita lentes), Capriles demostró estar demasiado verde para las circunstancias; ese p’alante y p’atrás en sus opiniones y actitudes cavó su tumba. Y como si fuera poco, no se le ocurre más que declarar que tiene muchas cosas en común con el socialismo, y que los radicales nunca se ocuparon de él. ¿Y qué quería en esas condiciones? Por otra parte, entregarse a las “autoridades” en un país en que no hay independencia de los poderes es un suicidio tanto político como humano. Creer en ofertas o palabras del régimen me parece de una ingenuidad suprema, más aún sin saber qué es lo que en realidad tiene preparado para el ingenuo.

Es verdadera y totalmente inconcebible que este régimen haya quebrado a una empresa de las dimensiones de PDVSA. Algún día tomaré un curso para que me expliquen cómo se hace; para mí, es prácticamente imposible. Hay que ser un auténtico mago para desaparecer un ingreso de US$109.500.000.000 anual sin mostrar alguna cosa a cambio. ¿Se imaginan un gasto diario de US$300.000.000 a lo largo de casi 16 años y sin que se vea para nada en qué se gastó? Entren a Google y busquen los montos del Plan Marshall. Sólo por nombrar algunos: Alemania US$1.448 millones; Italia (y Trieste) US$1.204 millones; Reino Unido: US$3.297 millones; Francia: US$2.296 millones. Sumados todos los países, fue un desembolso de US$13.000 millones entre 1948 y 1951, en un momento en que el PIB anual de los Estados Unidos ascendía a 258 mil millones de dólares. Esos US$13 mil millones, serían fácilmente unos US$100 mil millones de hoy, redondeando cifras, un monto parecido al que recibe Venezuela anualmente por concepto de petróleo…

Pero no es solamente PDVSA. Es Sidor, es el conjunto de empresas de Guayana, dedicadas a la producción de aluminio, bauxita, hierro, acería, que hacían parte respetable de los ingresos del país. Estas también fueron saqueadas, rapiñadas por los funcionarios nombrados por este régimen. Y se salvaron los dulces de merey porque son artesanales y no industriales…

Mientras tanto, Maduro promete y ofrece lo imposible. ¿Con qué dinero cuenta? ¿Quién otorga créditos al régimen venezolano para sus compras de alimentos y medicinas (por señalar lo más básico) y si no hay para ellos, qué decir de repuestos para automotores, piezas para las pocas industrias que quedan, lo más básico de la infraestructura comercial del país? ¿Cómo se pagará la enorme deuda con las líneas aéreas? ¿Cómo se puede pensar en un desarrollo agrícola-pecuario del país cuando ni para conucos hay los medios?

Menudo esfuerzo le tocará a quien deba arrear (“el que venga atrás que arree”, dicho llanero). Habrá, necesariamente, que privatizar las empresas más atractivas para los inversionistas, y eso después de aprobarse leyes sólidas que le garanticen su propiedad y usufructo. Habrá que dotar de nuevas leyes penales al país para que no queden impunes los asaltantes del erario público. La ¿Fiscal General? señalaba que –como muestra de su inobservancia de los derechos humanos- en EE. UU. existe la pena de muerte (la cual se aplica por delitos particularmente graves), pero calla que en China, Cuba, Irán y Rusia se aplica igualmente hasta en nimiedades. Tal vez aplicar algunas leyes ejemplarizantes en nuestro país ayudarían a disminuir los delitos más graves, pero no me atrevo a preguntarlo a los especialistas porque estos solo hablan de “rehabilitación” (como si fuera posible “rehabilitar” a un malandro de 18 o 19 años con 20 y tantos muertos encima), pero no hablan de la barbaridad que es ejecutar a un homosexual sólo por serlo (caso Irán) o la pena de muerte por abandonar la isla sin permiso, en Cuba o el cobro de la bala con que se ejecuta al reo a su propia familia como en China.

Hay un daño que será poco menos que imposible subsanar: el odio y el resentimiento creado por estos desadaptados sociales y culturales. En sus podridas mentes todo lo que sufre el país es consecuencia de “explotación, saqueo y desmanes capitalistas”, así como el lumpenproletariat y los marginales son consecuencia de los empresarios que “se alimentan de ellos”. Excusas simplistas y malintencionadas cazabobos. Habría que escribir un libro de la economía más básica para explicar a este malandraje político la realidad de las cosas. La izquierda nunca ha producido nada positivo. En todas partes ha fracasado¸ pero un coro de publicistas de la misma izquierda ha sabido vender su producto y así lo ha hecho, satanizando a la derecha próspera e inversora en el país. El más vivo ejemplo lo tenemos aquí: los empleados exigían la expropiación de las empresas para manejarlas ellos. ¿Cuántas de esas empresas siguen operativas? ¿Cuánta mano de obra se perdió con el fin de la empresa? Y todos terminaron empleados del estado, sin conocimientos adecuados para las funciones desempeñadas, muchas veces sin cargos, viviendo del sueldito para rendir las tomaderas de los viernes y, lo más serio, con la alta probabilidad de no recibir un sueldo o no tener de qué vivir con el derrumbe económico propiciado por el régimen.

Usted, señor Maduro, es el culpable de esta situación. Deje de inventar campañitas en contra, magnicidios (le queda inmensa la palabra). Primero que nada demuéstrenos que es venezolano partida de nacimiento en mano (en este país de Subuso, para comprar pañales exigen la partida de nacimiento del infante para quien se compran, pero al “presidente” del país nadie le exige prueba de su nacionalidad). Segundo, dese cuenta de su natural incapacidad para manejar algo más sofisticado que un autobús y llame a elecciones con nuevos rectores, abriendo la puerta a cuanto observador internacional quiera constatar su claridad. Tercero, márchese rápido; los mismos que lo tienen allí maquinan para sacarlo y recuerde las famosas palabras de Llovera Páez: “mejor vámonos, Marcos, cabeza no retoña”. Y cuarto, por una vez en su vida, haga algo medio decente: ya este país está harto de odios, de insultos, de un gobierno que solo juega sucio, que tuerce la ley a su interés de la manera más descarada del mundo; es hora de que alguien abra las puertas de la convivencia, del progreso y de que se acabe la impunidad con tanto maldito corrupto…

Amanecerá y veremos…

FILIPICA

Filipo II, por alus. a los discursos de Demóstenes contra este rey de Macedonia, c382-336 a. de C.).
1. f. Invectiva, censura acre.

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EXARCA

En el Imperio bizantino, un exarca (en griego ἔξαρχος exarchos, pronunciado: / ɛksɑrk /; que pasó al latín como exarchus) fue un gobernador con extendida autoridad sobre una provincia localizada a cierta distancia de la capital Constantinopla. La situación prevalente los involucró con frecuencia en operaciones militares.

En el Imperio cubano, un exarca (en griego ἔξαρχος exarchos, pronunciado: / ɛksɑrk /; que pasó al latín como exarchus) es un gobernador con extendida autoridad sobre una provincia localizada a cierta distancia de la capital La Habana. La situación prevalente los involucra con frecuencia en represiones militares.

Alberto Lossada S.
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