lunes, 5 de mayo de 2014

ZENAIR BRITO CABALLERO, EL DESARROLLO DE LOS VENEZOLANOS ESTÁ EN LA EDUCACIÓN

Es poco probable que a alguien se le ocurra discrepar, que hoy en día el mejor recurso que tienen las naciones para crecer y desarrollarse es la educación. La globalización, que ya se ha venido dando en otros momentos de la historia de la humanidad, tiene la extraordinaria peculiaridad, que hoy pone al alcance de cualquier ser humano  el conocimiento de la ciencia y la tecnología, porque vivimos en esta nueva era jamás sospechada en épocas pasadas.


Desarrollar habilidades, competencias y talentos está al alcance de todos. Podemos hacer que nuestros niños y jóvenes aprovechen para su propio beneficio y la de su comunidad todas estas posibilidades. Solamente un mal gobierno como el que hemos tenido en estos últimos 15 años o la indiferencia del resto de la sociedad pueden frustrar tan promisorio futuro.

Es decir, solamente los venezolanos podemos impedir que nuestros hijos y nietos tengan una vida digna, llena de oportunidades y plena de realizaciones. Sin embargo, el desarrollo de conocimientos, habilidades y competencias no es el único ni tan siquiera, probablemente, el principal desafío que tiene el sistema educativo venezolano
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Collin Powell, en su “Leadership Primer”, ya advertía a todos, sobre todo a empresarios y emprendedores, de lo insuficiente que resulta la “capacitación” y de lo fundamental que es la “formación”. Decía: “Puedes entrenar a un novato entusiasta e inteligente en los fundamentos de tu negocio, pero es mucho más difícil entrenar a alguien para que tenga integridad, buen juicio, energía, balance y el entusiasmo para hacer lo que debe hacerse.

¿Cuán a menudo nuestros procesos de reclutamiento buscan estos atributos? Más a menudo, los ignoramos a favor del currículum vitae largo y los títulos anteriores, cuando lo verdaderamente importante es saber cuán bien encajan sus valores con los de la organización.

La educación es un proceso permanente e inacabable. “El proceso de vinculación y conciencia cultural, moral y conductual. Así, a través de la educación, las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos”.

Se le atribuye a Napoleón –por eso se la conoce como “la cadena de oro de Napoleón”– la siguiente frase: “Buenos maestros hacen buenos ciudadanos, buenos ciudadanos eligen buenos gobernantes, buenos gobernantes designan buenos maestros, buenos maestros hacen buenos ciudadanos…”, y sigue la cadena. Esta es la clave, definir qué es ser “bueno” para definir el tipo de sociedad en la que queremos vivir.

Cuáles son los valores y los principios que condicionan nuestra conducta individual y caracterizan a nuestra sociedad venezolana. ¿Se premia o desprecia el conocimiento? ¿Se aprecia o desprecia al que se esfuerza, al honesto, al dedicado, al que respeta las leyes y las reglas de la sana convivencia o, por el contrario, se los margina y se potencia al apresurado, al inepto, al mediocre o al inescrupuloso?

Cuesta creer, que lo que aspira el ideologizar a niños, adolescentes y jóvenes con la doctrina comunista, pueda dedicarles un tiempo a las cosas verdaderamente importantes y se ocupe del, probablemente, más importante de los asuntos de Estado: la educación que debería ser su bandera primordial.

Que este gobierno que se dice socialista-comunista y revolucionario, en su calidad de corresponsable de la educación de sus  hijos y de nuestros hijos y nietos que van a escuelas, colegios y universidades, tome conciencia, que tiene el poder para enmendar y reencauzar el proceso en la educación venezolana tan deteriorado en calidad y excelencia, para cumplir con nuestra obligación con la generaciones futuras.

Es deseable y conveniente que no persista en el error  del socialismo-comunismo de utilizar el sistema educativo con propósitos políticos electoralistas como lo hicieron con las llamadas misiones educativas: Robinson, Ribas, Sucre y el parapeto de UBV
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Ante la crisis, el remedio es único; no hay otro: es la educación. Pero cuando la enfermedad está en el remedio, tenemos la peor de las crisis. La educación en Venezuela está contaminada con el fulano socialismo-comunismo a la cubana con elementos removibles. Es lo que hay que hacer: eliminar los elementos contaminantes y recomenzar la gran tarea.

Esta tarea recae fundamentalmente en los padres, maestros, profesores, pero, sin duda alguna, también en toda los sociedad venezolana, para evitar que se siga con la tendencia de manipular la educación en beneficio de muy pocos, extremadamente pocos, y en detrimento de extremadamente muchos.

Zenair Brito Caballero
britozenair@gmail.com
@zenairbrito

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