El
fracaso de la "revolución" tiene una nítida expresión en el discurso
vacío y carente de emoción ante una realidad social devastadora que la ha
dejado sin pueblo. Ahora -en su ocaso- el "proceso" entra en una fase
de cinismo alucinante y desvergonzado.
¿Sabrá el Ministro del Interior, Gral
Rodríguez Torres, que nada es tan "de derecha" como el militarismo
que él y su jefe Diosdado bien representan? Es insólito oír a este golpista
hablando de las motivaciones sediciosas de la protesta, señalando como
conspiradores a dirigentes democráticos y asumiendo que los venezolanos somos
tan idiotas como para creernos la supuesta incautación de armas, drogas,
explosivos y hasta Dólares en su reciente incursión represiva, donde además
estrenó una práctica de las viejas dictaduras militares latinoamericanas, la
detención masiva e indiscriminada.
Este
gobierno no inventó la “siembra de evidencia” pero sin duda, ha prostituido el
método. No defiendo ninguna forma
violenta de protesta pero la desfachatez de los esbirros, la mentira y la
manipulación, francamente llega a extremos insultantes. Por fortuna, el rostro
del militarismo no logra amedrentar a la sociedad democrática y al contrario,
la injusticia y el abuso de poder se convierten en acicate para nuevas jornadas
de protesta.
No
podemos acostumbrarnos a tanta impudicia aunque ella se haga cotidiana y la
"revolución” no sea más que una gran paradoja, una dolorosa realidad. En
efecto, es grotesco el contraste entre aquella promesa de lucha contra la
corrupción y el nivel de vida que hoy exhiben los burócratas del PSUV. O entre aquel sueño de acabar con la pobreza
y este país en ruinas que tenemos 15 años después. Tienen tres lustros
saqueando el erario público, destruyendo la economía y mostrando su incompetencia
pero la culpa sigue siendo de los 40 años. Son los mismos vende-patria que hablan de soberanía e independencia pero
endeudaron a la República, regalaron nuestra riqueza y entregaron hasta la FAN
a los cubanos. Esta "revolución
armada" ha organizado grupos irregulares y erigido estatuas a
"Tirofijo", no oculta su asociación con la narcoguerrilla colombiana,
ni sus relaciones con tiranos de diverso pelambre, pero muestra a la oposición
como promotora de la violencia.
El
país se desploma pero la culpa es del imperio, la CIA o la oligarquía. "La mejor constitución del mundo"
es ultrajada sin contemplación por quienes ejercen el poder, la represión se
hace habitual y mientras la supuesta Defensora del Pueblo justifica la tortura,
el gobierno instala una Conferencia de Paz sin la oposición y anuncia una
Comisión de la Verdad presidida por la figura mas desprestigiada del régimen e
integrada por los incriminados. En fin, no hay espacio en estas líneas para
tanta perversión solo trato de evidenciar el doble discurso, las carencias
morales de la élite boliburguesa y la tragedia que vive nuestro país, lo cual
no hace más que reafirmar la urgencia de un cambio en Venezuela. ¡Ya basta!
Richard
Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova
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