viernes, 9 de mayo de 2014

RAUL ZORZON, LA HERENCIA MALDITA, DESDE ARGENTINA

En la recta final de la conflictiva era kirchnerista van quedando en el camino secuelas dolorosas ante tantos desaciertos. Perdimos el tren de la historia; pero eso no quiere decir que más adelante con otro gobierno podamos volver a subirnos. “Dependerá de la voluntad de los argentinos”.
Este modelo fue creado con un sistema clientelar para “dar” sin reparos a cambio de “exigir”. En esto la contraprestación es indispensable porque en ella está inmerso el valor del trabajo y la dignidad humana. Instalaron la cultura del menor esfuerzo posible.
Es el gobierno que recaudó fortunas en estos doce años de gestión, ya sea por actividad económica, devaluación e inflación, y también en forma ilegal con abusos insoportables; basta con revisar el espoleo al campo. El reciente anuncio sobre el trigo fue interpretado como una burla al sector. Por estos días un diputado oficialista aconsejó a los productores que dejen de sembrar trigo y se dediquen a la soja que a él la va muy bien. Si esto sigue así tendrán que volver a importar este cereal.
¿Es esta la administración más inmoral que se tenga memoria, incluida la deplorable década de los noventa? -  los resultados son contundentes, nunca se vio tantas malversaciones en un gobierno democrático. La evidencia es que se desgastó tanto el relato que los justificativos quedan desvanecidos y la ola de fraudes al descubierto.
Los escándalos que se denuncian a diario exceden lo increíble y desafían el asombro. En esa  jugada de redoblar la apuesta han alterado el medio cultural de una sociedad que se ha tornado resignada y sobre todo indiferente. La disgregación social crece en forma exponencial por un desenfreno exacerbado que acelera esa división.
Por sus enunciados políticos, a cambio de optar por lo que une se inclinaron por lo que divide, rompiendo el lazo fundamental de toda sociedad como son las familias y la decencia, y en esa fragmentación gobiernan. No se entiende como el gobernador Scioli, un adicto k, dice que ahora entramos en una nueva etapa de país. La pregunta es obvia: ¿antes que hicieron? La respuesta es el pretexto de una matriz justificativa: “todavía falta por hacer”.
La discriminación en la distribución de los recursos hizo que el crecimiento se concentrara en pocas manos; quedaron en las palmas de los aprovechadores de turno. Con todos los planes sociales que fueron creados (desgraciadamente en un contexto asfixiante de clientelismo político) se profundizó aún más la brecha entre los más pudientes y los que menos tienen. El ajuste en marcha instalará la tan temida estanflación que terminará de pulverizar los salarios. Las tres cuarta parte de los argentinos cree que la situación empeorará, y el 60% dice que no hay empleo. Los que todavía buscan trabajo tienen que rogarle a San Cayetano. 
Las estadísticas oficiales dicen que la pobreza ha disminuido, pero eso depende como se mire. Si bien es menor a las mediciones del 2001, no es menos cierto que con el nivel de crecimiento se podría haberla reducido en forma drástica. En este contexto las proyecciones para el futuro pueden ser dramáticas. Paradójicamente si la maquinaria de fabricar pobres que este gobierno ha puesto en marcha sigue funcionando, y esta aumentara en un 10% como posiblemente ocurra, los desposeídos en Argentina serían reos de sumisión para “que en el 2015 esta administración intente continuar”.
Según la Pontificia Universidad Católica Argentina, institución creíble hasta para el oficialismo ya que ahora aceptan a Francisco (y no a Bergoglio) en nuestro país más de dos millones y medio de niños padecen hambre y la pobreza sobrepasa del 27%. Para organismos que dependen del Conicet esta supera el 30%. Como contrapartida a este anuncio el ministro Kicillof, desafiante, dijo que es ridículo creer en esos datos. En su reciente incursión en el Fondo Monetario volvió con las manos vacías; claro, “dijo que no fue a buscar nada”.
La temible inseguridad toca los extremos del crimen violento y desespera a la sociedad; es como si la vida ya no vale nada. Delincuentes exaltados infringen a personas indefensas todo tipo de despojos y vejaciones, y el que se resiste es asesinado sin piedad; el gobierno a la deriva mira indiferente, todo da lo mismo. Las cifras de muertes ya se asemejan a las de Venezuela; en ese atribulado país caribeño son asesinadas más de cuarenta personas por día.
La justicia está paralizada por omisión y por presión. Los juzgados que no responden a las directivas oficiales carecen hasta de elementos básicos y lugares físicos para juzgar a los que delinquen, y lo que sobra son presiones. A los fiscales que se animan a investigar delitos conexos con el oficialismo son acorralados y amenazados con juicios políticos. El caso del Fiscal Campagnoli es emblemático, veremos en pleno mundial de futbol que hacen con él.
La mayoría oficialista se apresta a nombrar más de 300 conjueces, el motivo no debe ser otro que organizar la impunidad. Causas de delitos muy significativos terminarán prescribiendo.
El narcotráfico es el nuevo flagelo instalado que hace estragos en la población. En el conurbano bonaerense las cocinas de elaboración de drogas se multiplican. Las villas de emergencia son usadas como refugio de narcos asociados con fuerzas de seguridad y una porción de la dirigencia política incluida; es la noticia que preocupa demasiado.
Rosario está sitiada por narcotraficantes que la vida se torna peligrosa, se apoderaron hasta de las fuerzas del orden; Todos los días suceden asesinatos de bandidos que defienden su espacio. Las rutas nacionales 11 que viene del Paraguay, y la 34 que llega desde Bolivia confluyen es esta gran ciudad. Estas carreteras hoy no tienen controles en las fronteras.
La gran contradicción en los argumentos oficiales es que estos flagelos son causados por la pobreza. Si esas aseveraciones fueran tan ciertas la progresión es otra: son ellos mismos los responsables ya que son los que gobiernan; además si esto fuera del todo así no se entiende la revoleada frase “crecimiento con inclusión”. La consecuencia mayor de estas calamidades es la rebeldía que causa los malos ejemplos que se ven a diario.
La economía muestra signos inquietantes en su desaceleración y ya está instalado el problema del desempleo. Las empresas no paran de suspender y despedir trabajadores, la industria automotriz encabeza ese ranquin y la de maquinarias agrícolas va en esa dirección. Este flagelo será el detonante de futuras medidas de fuerza.
El retraso cambiario vuelve a distorsionar la competitividad y la reciente devaluación fue absorbida por una incontrolable inflación que pega fuerte sobre el salario. Las empresas prendieron la luz de alerta sobre los problemas latentes; la inversión está paralizada y se acentúa la falta de confianza en un gobierno sin rumbo. Por fin alguien se sinceró y dijo que si no hay cambios esta crisis puede terminar peor que en el 2001.
El financiamiento dejó de ser fuente de evolución de capital para transformarse en ahogo financiero que devora el patrimonio. La tasa de interés bancaria sobrepasó en algunos casos largamente el cien por ciento. Hoy el crédito indispensable es inviable.
El campo no escapa a esta crisis, la subsistencia de muchos productores agropecuarios se ve muy comprometida por el elevado costo en los insumos y en especialmente en el gasoil. No se puede entender las recientes declaraciones de la presidenta al afirmar que cuando mayor son las retenciones, mayor es la rentabilidad. Solamente alguien que no conoce el tema puede decir semejante contradicción, y es la presidenta.
Esto es parte de la herencia que recibirá el próximo gobierno a partir del 2015. Patrimonio de una administración legítima pero fratricida con un pueblo indiferente.
Raúl R. Zorzón
rzorzon@malabrigo.com

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