Sin dudas que los mandatarios argentinos
fueron los pioneros en una práctica que parece extenderse a todo el
continente, consistente en promover a
sus esposas como candidatas presidenciales con el único objetivo, al menos así
lo esperan, de perpetuarse en el poder.
Cuando en Latinoamérica la presencia femenina
en la política era prácticamente nula, Eva Perón en Argentina, competía en
influencia y poderío con el presidente, su esposo Juan Domingo Perón.
Argentina, en un continente donde los
militares sino gobernaban tenían un predominio determinante en la vida pública
de los países, reafirmó tener la
vanguardia en el protagonismo femenino cuando María Estela Martinez de Perón,
también fue esposa de Perón, fue electa vicepresidenta, asumiendo la primera
magistratura a la muerte del líder del movimiento Justicialista.
Durante varias décadas las mujeres argentinas
estuvieron lejos del poder político pero a partir del 2003, cuando resulta
electo presidente Néstor Kirchner, su esposa, la actual mandataria Cristina
Fernández, asumió un protagonismo que se incrementó con los años.
En el 2007 fue elegida presidenta, en lo que
la mayoría de los observadores coincidían en calificar de maniobra del
matrimonio presidencial para alternarse en el poder por tiempo indefinido, pero
ese probable proyecto se quebró con la muerte de su esposo.
En el 2011 fue reelegida, pero independiente
a los muchos fracasos acumulados por Fernández durante su mandato, un tercer
periodo demandaría una reforma constitucional muy costosa en términos
políticos.
En el pasado los caciques políticos cuando
querían lavar la cara del despotismo que personificaban, buscaban testaferros
que interpretaban a la perfección sus intereses, un ejemplo clásico lo fue
Osvaldo Dórticos Torrado un verdadero títere de Fidel Castro
Hay más ejemplos. La dinastía Somoza en
Nicaragua y Rafael Leónidas Trujillo en
República Dominicana, militares que gustaban poner a civiles en la presidencia
cuando la realidad ellos controlaba el poder.
En la actualidad los mandatarios que buscan
gobernar por tiempo indefinido prefieren usar a sus esposas como comodines
presidenciales, independiente a que algunas posean iguales condiciones y hasta
superiores a las de sus maridos para dirigir los destinos del país.
Una muestra de que el ejemplo argentino tiene
seguidores, aunque hasta ahora sin éxitos, se puede apreciar en la siguiente
relación.
Antes de la exitosa candidatura de Cristina
Fernández a la presidencia de Argentina, fue muy comentada la posibilidad que
la esposa del ex presidente mexicano Vicente Fox, Martha Sahagún, aspirara a la
primera magistratura de Mexico.
El ex presidente de Guatemala, Alvaro Colom,
trato de imponer la candidatura de su esposa Sandra Torres Casanova, licenciada
en comunicaciones y con una maestría en Política Pública, a la presidencia, a
pesar que la constitución que el mandatario juro obedecer lo prohibía.
El matrimonio presidencial en un intento
extremo de burlar la Carta Magna acordó un divorcio de mutuo acuerdo.
En Santo Domingo, Margarita Cedeño, cuya
popularidad se incrementó gracias a los millonarios programas asistenciales que
dirigió su despacho en los ocho años de gobierno de su esposo Leonel Fernández, también aspiró a ser candidata a la
presidencia. Cedeño es vicepresidenta de Santo Domingo y su esposo ha sido tres
veces presidente del país.
Manuel Zelaya el depuesto mandatario
hondureño, se procuró el respaldo de todas las fuerzas que se agrupan en el
oscuro cuadro del Socialismo del Siglo XXI para que su esposa, Xiomara Castro
de Zelaya, accediera a la presidencia,
por su parte el saliente mandatario panameño,
Ricardo Martinelli, hizo que su esposa, Marta Linares, fuera candidata a
la vicepresidencia junto al derrotado candidato de su partido José Domingo
Aria.
Perú es otro país donde al parecer
mandatarios y ex presidentes recurren a personas muy allegadas para seguir
gobernando, aunque hay que reconocer que en ese país las mujeres tienen sus
propias consideraciones políticas más allá de los dictados del cónyuge o el
padre.
Keiko Fujimori intentó acceder a la
presidencia de Perú, y aunque es una firme defensora de su padre, no parece ser
una de esas personas que pueden manipularse, otra mujer, también peruana, que
aparenta tener sus propios proyectos es Nadine Heredia, esposa del presidente Ollanta Humala, y co
fundadora del partido de gobierno, quien ha sido criticada en múltiples
ocasiones por no ajustarse al papel de Primera Dama.
Es evidente que América ha cambiado en
numerosos aspectos y uno de ellos, entre los más relevantes, esta que varias
mujeres por elección popular y lejos de la influencia de sus esposos u otros
familiares han llegado a ocupar las primeras magistraturas de sus países, si
Cristina Fernández llego al poder gracias a la dispensa de su esposo, Michelle
Bachelet, Chile, por solo poner un ejemplo,
ha sido presidenta de su país en dos ocasiones por sus condiciones y no
por padrinazgo.
Pedro Corzo
pedroc1943@msn.com
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