Independientemente
de las resultas definitivas del diálogo incipiente entre la MUD y el gobierno nacional que hemos
constatado, ha llegado la hora de establecer mecanismos participativos reales a
los amplios sectores nacionales que se oponen al actual estado político, social
y económico.
Para
ello es necesario cerrar el capítulo concerniente a la MUD como factor de
entendimiento pluripartidista con carácter electoral. Decirle al país con
claridad que no existe un líder único revestido del carácter vitalicio de
candidato presidencial. Así mismo reconocer que no hay tampoco preeminencia ni
tutelaje alguno por parte de los partidos políticos que la componen.
Se
requiere hacer viable y operativa la participación con carácter de codirección
a los sectores estudiantiles, trabajadores, profesionales, empresariales y en
general de las ONG como factores reales que padecen la crisis nacional que
participan en actividades políticas de manera activa aunque inconexa. Para ello
es necesario desplegar la capacidad creadora de esas dirigencias e
individualidades concatenándolas con la experiencia política cierta de los
partidos políticos dispuestos para hacerlo efectivo, impidiendo que el órgano a
fundar se transforme en un pesado instrumento revestido de asamblea tumultuosa
inoperativa.
Esta
propuesta, que parece utópica y no lo es, permitiría crear un equipo de
dirección política coherente y ágil hasta que la dificultad sea resuelta. Para
la resolución de la crisis no es necesario crear o ratificar en laboratorio a
un líder único porque las elecciones presidenciales se vislumbran muy lejos y en
los años que faltan se pueden consagrar liderazgos existentes o establecer
nuevos.
Debo en este aspecto señalar de manera responsable que lo anterior no
obedece a una agresión gratuita contra Henrique Capriles y cuestionarle
ejecutorias pasadas. Pero él debe entender que su candidatura presidencial no
está anclada en el tiempo y en el espacio de manera permanente.
Si se dan las
circunstancias de que se plantee de nuevo una eventual elección presidencial y
él lo desea podría ser parte entre otras opciones pero sin derechos de
preeminencia establecidos a priori porque es lo republicano y demócrata
pertinente.
Este comentario se debe extender a los diputados, alcaldes y
concejales en ejercicio, porque los intereses de la nación están por encima de
los propios por muy legítimos que sean.
De igual manera alerto a individualidades, por más ínclitos que sean, que estén a punto de aceptar cargos en los poderes públicos a elegir en la AN a no prestarse a ser figuras meramente decorativas para hacerle comparsa a las intenciones continuistas del gobierno. No es la hora de futuros votos salvados en decisiones impúdicas de organismos colectivos.
El
nudo a desenrollar consiste en determinar objetivamente qué hacer ante las
decisiones que el gobierno nacional debe implementar en pocos días y que se
pueden resumir en la continuidad de las políticas establecidas con nuevos
actores pero idénticas a lo acontecido en los últimos dos quinquenios o la
disposición deseable pero incierta a rectificar. Todos sabemos que esta
alternativa es definitoria para la concertación de las acciones que
necesariamente ejerceremos más de la mitad de los venezolanos. Permanecer en
estado de conformidad pasiva aunque con esporádicas manifestaciones de protesta
no parece ser lo más recomendable.
Tener
claro en la mente y en el espíritu que acogerse a la aplicación del artículo
350 de la Constitución conlleva a un riesgo existencial muy cierto. Ya hubo una
cierta interpretación muy sui géneris que estableció el TSJ en el 2003.
Pretender ahora que los novísimos magistrados de la Sala Constitucional no
tengan en estudio, sino tienen ya establecida y redactada la sentencia definitiva
al respecto, el criterio de su interpretación para su aplicación fáctica.
No se
necesita ejercer poderes de premonición para constatar que el régimen tiene un
concepto clarísimo e inmodificable de aquello que ha denominado como un
"golpe de Estado en pleno desarrollo" y que su capacidad de represión
la tiene en operatividad plena. La admonición repetitiva y cansona al respecto
por parte de José Vicente Rangel y del dúo dinámico milico de Diosdado Cabello
y Rodríguez Torres es para tomarlas muy en serio. Por ello es menester entender
que el gobierno milico-civil tiene perfectamente claro sus modos operativos en
caso de presentarse la contingencia en ciernes.
No
es la primera vez que los venezolanos hemos sabido comportarnos ante
expectativas similares. En esas horas muchos han tenido la gozosa audacia de
vencer el miedo y otros se han privado de hacerlo. El rememorar esas horas
aciagas de nuestra historia en esta ocasión debe confortarnos y prepararnos
para lo que el destino nos depare porque sabemos que la razón está de nuestra
parte.
José
Rafael Avendaño Timaury
cheye@cantv.net
@CheyeJR
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