martes, 13 de mayo de 2014

JAIME REQUENA, ¿Y LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA QUÉ?

    Lo que estamos viviendo en el país es dramático. Lo peor, sin duda, es la falta de gobierno. No es que no exista gente en él ­por el contrario abundan y están en demasía­ sino que los enchufados se dedican a cualquier cosa menos gobernar. Diosdado, por ejemplo es comisario, chofer, abogado litigante o simple verdugo. De Jaua no sé ni que hace aunque sí lo que deja de hacer; como canciller o Lord Protector de Miranda es un cero a la izquierda. Cilia no es la Presidenta de la Fundación del Niño o nada de lo que suelen hacer las primeras damas; ella solo pone a los suyos donde `haiga’.

    Este estado de cosas es una herencia de Chávez a quien el revocatorio le trastocó tanto sus planes que pasó a dejar a Venezuela de lado para asumir el rol de líder planetario. A partir de su segunda presidencia, el bienestar del país no fue de la absoluta atención de su gobierno. Se desmanteló la institucionalidad, se entregó la administración de los asuntos más sensitivos del Estado a los cubiches y se redujo la actividad económica nacional a una mínima expresión. Así se gestó la crisis actual que se labra ahora mediante unas pifias que sólo pueden profundizar el barranco por donde vamos.
   
El descontento activo de los estudiantes ­y de buena parte de la oposición­ pasa por sentir que no existe un gobierno que haga lo que se debe hacer. Esta insatisfacción cunde también entre el resto de los opositores junto a quienes no están en mucha sintonía con el régimen. Ellos no la hacen ostensible por no compartir los métodos empleados por quienes activamente adversan a Maduro. La inflación y su peso determinante sobre el alto costo de la vida, la inseguridad, las violaciones de los derechos humanos, la escasez de alimentos y bienes junto a la ausencia de buenas fuentes de trabajo, son los otros temas que, tornados en estructurales por su eternidad, hacen que casi dos tercios de los venezolanos sienten hoy en día que la situación está de terror, llevando al gobierno a niveles de desaprobación que auguran un conflicto de dimensión alarmante.
   
Los colegas investigadores del país llevan a cuesta todas y cada uno de esas vicisitudes. Empero, su vida es un poco peor que la del resto de nuestros profesionales por dos razones adicionales: sin divisas no se pueden adquirir los consumibles, equipos necesarios, realizar viajes de estudio o recibir la información técnica actualizada para llevar a cabo los proyectos de investigación. Lamentablemente, los insumos para hacer ciencia ­todos ellos­ provienen del exterior, deben ser adquiridos en sitios muy especializados y de contado; el volumen de esas ventas es tan pequeño que no se justifica crédito.

Para colmo de males, los laboratorios ­principalmente localizados en las universidades­ están derruidos, periclitados y bajo ataque continuo por parte del gobierno. Cizalla financiera y desatención de los burócratas que impiden cualquier acción en favor de esas instituciones como sería mejoras en sus instalaciones y apoyo a los servicios que prestan. Por este rosario de males nuestros laboratorios están parados. Allí ya no se hacen experimentos.

Jaime Requena
conciencia.talcual@gmail.com
@jaimerequena

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