ISAAC VILLAMIZAR, CADA LORO EN SU ESTACA

Yo no soy ingeniero, por lo tanto no puedo opinar sobre ingeniería. Tampoco soy médico, por lo que no estoy facultado para hacer un diagnóstico y pronóstico de una enfermedad. No soy arquitecto, por lo que mal podría elaborar un plano con las exigencias para ello. Yo soy abogado. Me preparé para el estudio jurídico. 

En casi 29 años de experiencia profesional analizo y aplico los conocimientos adquiridos para desempeñarme en la ciencia del Derecho. Y lo hacemos no sólo con la experticia que da la competencia, sino con la prudencia indispensable. Porque la prudencia no sólo es una virtud, sino una política que debería orientar la actuación en cualquier disciplina del conocimiento.

Muchas personas que no son abogados opinan sobre asuntos jurídicos sin tener el mínimo conocimiento de lo que hablan y escriben al respecto. Cometen talas exabruptos, aberraciones legales y generan tal confusión, muy similares a algunos disparates, inconsistencias, vicios  y debilidades que uno encuentra en diversas sentencias de jueces y hasta magistrados. Algunos se autodenominan “ingenieros litigantes”. Deberían dejar que los profesionales del Derecho, los expertos en la ciencia jurídica, hagamos nuestro trabajo. A mi padre, desde muy pequeño, le he escuchado el dicho popular: “Cada loro en su estaca”.

Para opinar y emitir juicios sobre el Derecho, aparte de ser abogado, es necesario conocer cómo se elabora, interpreta y aplica la norma jurídica. Debe ser un diestro en la hermenéutica jurídica, que no es otra cosa sino los distintos métodos de interpretación que existen en Derecho. Debe conocer cuáles son fuentes de la norma y cómo se aplican en cada rama jurídica. Debe conocer los diversos instrumentos de rango constitucional, legal, administrativos y sublegales que conforman el ordenamiento jurídico y cómo son útiles al momento de resolver conflictos normativos. Debe estar al día sobre la jurisprudencia, dictámenes administrativos y doctrina que enriquecen la interpretación de la materia jurídica. Debe dominar las distinciones entre el Derecho Público y el Derecho Privado y el tipo de relaciones jurídicas que ocurren dentro de cada uno de ellos. Debe  haberse introducido en diversas disciplinas jurídicas especiales y auxiliares, tales como el Derecho Constitucional, el Derecho Administrativo, el Derecho Penal, el Derecho Procesal, El Derecho Internacional, el Derecho Civil, el Derecho Mercantil y el Derecho Laboral, entre muchas. Fundamentalmente, debe manejar con la experticia necesaria el Derecho Sustantivo, es decir las normas que establecen  derechos y obligaciones de los sujetos vinculados con el ordenamiento jurídico; así como el Derecho Adjetivo, como aquellas normas destinadas a garantizar el ejercicio de tales derechos y el cumplimiento de las deberes, que no es otra cosa sino los procedimientos para materializarlos.

De tal manera que por cultura general a lo mejor sabré que entre las geometrías no euclídeas están la hipérbola o la elíptica, que las enzimas desempeñan importantes reacciones bioquímicas en las células o que la longitud y anchura del rostro de la Mona Lisa o las Pirámides de Giza están relacionadas con la fórmula matemática del número áureo, pera nunca me atrevería a emitir una opinión, juicio o reflexión seria, profunda y científica de la influencia de estos conceptos en el desarrollo de la humanidad, sencillamente porque no estoy capacitado para ello. Así pienso que debe pasar con el Derecho. Porque dejarnos llevar por ingenieros, médicos y arquitectos litigantes, podría derivar en que el loro hable pendejadas. ¡He dicho! ¡Caso cerrado!

Isaac Villamizar

isaacvil@yahoo.com

@isaacabogado

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,