La MUD (Mesa de la Unidad Democrática) es un
frente político que agrupa y coordina a la mayoría de los partidos y
asociaciones no chavistas de Venezuela. Esa es la razón por la cual la MUD se
ha convertido en modelo para oposiciones que en otros países de la región
enfrentan a gobiernos de tendencias autocráticas y personalistas.
A diferencia de organizaciones y movimientos
populistas, la MUD no disuelve sus diferencias alrededor de un significante
difuso como es un líder mágico. Por el contrario, se trata de una asociación
que no solo mantiene sus inequivalencias (Laclau) sino, además, las hace
públicas. A diferencias del chavismo, que se rige por la lógica de una supuesta
unidad sin diferencias, la MUD se rige por la lógica de la unidad en las
diferencias. La disimilitud es notable: si el chavismo hiciera pública sus
diferencias, se termina el chavismo. Si la MUD no hace públicas sus
diferencias, se termina la MUD.
Si para entender a la MUD tuviéramos que
hacer una tipología de coaliciones unitarias, podríamos distinguir tres grupos
1. La coalición populista propiamente tal
cuyas magnas expresiones en la historia latinoamericana han sido el peronismo y
el chavismo.
2. Las coaliciones electorales que agrupan a
diversos partidos y grupos (Nueva Mayoría en Chile, Frente Amplio en Uruguay)
3.Los frentes de agrupación democrática no
solo electorales de los cuales el más notorio es la MUD
¿Qué diferencia hay entre un frente
democrático y una coalición electoral?
La coalición electoral persigue dos
objetivos: ganar elecciones y formar gobierno. Un frente democrático también
intenta ganar elecciones y formar gobierno, pero su objetivo principal es unir
a la oposición frente a un sistema político que intenta suprimirla.
En otras palabras, un frente democrático
intenta construir una oposición cuyo objetivo es evitar que una dictadura
parcial se convierta en dictadura total. Ese es el rol –defensivo y no
ofensivo- que juega la MUD. Eso no quiere decir que la MUD deba renunciar a la
ofensiva si las condiciones lo determinan. Pero esas condiciones, después de
que la MUD fuera derrotada en las elecciones municipales de 2013 -aun pese a la
profunda crisis económica desatada por el régimen- no se han dado todavía.
Un frente democrático como la MUD es el
reflejo institucional de tendencias que predominan al exterior del sistema de
dominación chavista. Así como en los Frentes Populares europeos de fines de los
años treinta coexistían todos los sectores opuestos al fascismo, desde
monárquicos a comunistas, en la MUD también coexisten diferentes tendencias.
Sin embargo, predominan las de centro-izquierda.
Cuatro partidos de la MUD son miembros de la Internacional Socialista. De centro-izquierda es también el programa de la MUD. De centro-izquierda ha sido el discurso electoral de Henrique Capriles. Leopoldo López, antes de ser llevado a prisión, declaró ser socialdemócrata. Incluso M. C. Machado levantó durante las primarias la consigna (socialdemócrata) del “capitalismo popular”. Cabe agregar que ni López ni M. C. Machado han cuestionado al programa de la MUD. Si hay diferencias, estas no son programáticas ni tampoco ideológicas. ¿Son estratégicas?, ¿son tácticas?, ¿son personales? Tal vez hay un poco de todo eso.
En todo caso, cuando López/ Machado
plantearon “la salida”, no fue una salida de la MUD. Eso está claro.
De tal modo, estar en contra de la MUD es
estar en contra del espectro político no chavista de Venezuela. Como escribió
un analista, si la MUD es destruida y después surge una nueva organización
unitaria, esta tendría que ser igual a la MUD. Esa es la razón por la cual en
Venezuela no habrá ninguna salida política sin, fuera, o más allá de la MUD. La
MUD es el espejo de la oposición política venezolana, con todos sus defectos y
con todas sus virtudes.
Por supuesto, la MUD no controla toda la
realidad política. Los estudiantes, como en otros países, realizan
movilizaciones de acuerdo a lógicas muy propias. Pero la MUD está obligada a
interpretar la realidad política de acuerdo a diversas constelaciones; y no
todas siguen el ritmo del movimiento estudiantil. Por lo tanto debe llevar a
cabo tareas no espectaculares aunque muy importantes, incluyendo la
interlocución con el enemigo político. Sin diálogo no hay política.
Si los estudiantes adaptaran sus
movilizaciones a la lógica de la MUD, sería un error. Pero si la MUD adaptara
su política a la lógica de los estudiantes, sería una locura.
Más allá de eventuales errores, la MUD ha
sido fiel a lo que es la oposición en su conjunto. Frente a un régimen
antipolítico trata de salvaguardar la política como medio de comunicación.
Frente a un gobierno militarista que dispara en contra de manifestantes
desarmados y usa a presos políticos como rehenes, exige la disolución del
para-militarismo y la amnistía general. Si se trata de neutralizar a los
sectores más violentos (cabellistas) o golpistas del chavismo, acepta formar
parte de comisiones junto con el gobierno. Y si hay que impulsar movilizaciones
sociales, también lo ha hecho.
Los caminos de la MUD no son épicos y en
periodos no electorales no entusiasman demasiado. Eso explica por qué la MUD ha
estado sometida a una crítica implacable de parte de grupos anti-políticos.
Hay, en efecto, un sector opositor cuyo acceso a la prensa es inversamente
proporcional a su peso político real. Son personas que han convertido a la MUD
(y a Capriles) y no al chavismo en enemigo principal. La mayoría sufre de
alucinaciones apocalípticas. Imaginan que la salida a la crisis ocurrirá como
consecuencia de un levantamiento heroico de lo que ellos llaman “sociedad
civil”. El ejército iluminado por la verdad se pasará en masa al campo
antichavista. Maduro buscará refugio en La Habana. Cabello será llevado a La
Haya. Y los “colaboracionistas” (Aveledo, Borges, Capriles, Falcón, entre
otros) sobrepasados por la historia, pedirán perdón a los gloriosos héroes que
después de la sangre derramada gobernarán para siempre a la nación.
Siento defraudarlos, pero esas visiones
ocurren solo en películas de muy mala calidad. Y si de todas maneras llega el
momento de celebrar un triunfo, este será el resultado del trabajo arduo, a
veces gris de la MUD. Pues, como decía Max Weber, hacer política significa
“perforar a duras maderas con pasión y con paciencia”.
Fernando Mires
fernando.mires@uni-oldenburg.de
@FernandoMires1
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