El pasado domingo los pueblos de San
Cristóbal en el estado Táchira y de San Diego en el estado Carabobo le
propinaron una tremenda pela a la dictadura Castro-comunista de Maduro, dándole
además una gran lección de vida, que difícilmente el oficialismo podrá ignorar
de cara a su futuro accionar político, aunque Nicolás fanfarroneando diga que
si es necesario se hacen elecciones en tres meses otra vez.
Semejantes derrotas no deben ser fáciles de
digerir para los jerarcas del Régimen, no sólo por su contundencia, sino porque
más de uno debe estarse preguntando a estas alturas si exponerse a semejante
humillación comicial era realmente necesario. Ninguna de las dos elecciones
debió ocurrir, y sólo tuvieron lugar como consecuencia de una estrafalaria
arbitrariedad judicial, que además ayudó a empañar aún más el ya muy
deteriorado rostro del TSJ con ese par de juicios “express”, mediante los cuales
se enjuiciaron y sentenciaron en tiempo récord a dos Alcaldes recién electos.
Haber alcanzado el 88% de la votación en el
caso de la Sra. Scarano, y el 74% en el caso de Patricia de Ceballos, en medio
además de una alta participación en ambos casos, es una manifestación
inequívoca de rechazo por parte de la población hacia la política gubernamental
en general, y hacia la represión y la injusta detención de ambos Alcaldes en
particular. En ambos Municipios la gente quiso dejar una demostración tan palpable
de su irreductible malestar ante la oprobiosa realidad que sufre el país, que
ambas candidatas incluso superaron las votaciones obtenidas por sus esposos
hace apenas seis meses.
Ahora bien, este triunfo, lejos de avivar la
polémica entre diálogo o protesta, debe servir más bien para rescatar las
banderas de la Unidad y permitir avanzar en el diseño de una estrategia
conjunta. Queda claro que hemos alcanzado unidos estas extraordinarias
victorias, y que cada elección planteada debe ser atendida por las fuerzas
democráticas sin vacilaciones. Pero también hay que incluir en la lectura de
este hecho, que tan contundentes resultados son una expresión del ánimo de
protesta pacífica que ha despertado en el país desde febrero de este año, y
ambos casos constituyen un aval y un reconocimiento a dos líderes que
claramente las apoyaron, bien activamente o bien permitiendo que la gente se
expresara sin represalias por parte de la policía municipal que cada uno
controlaba. Esto último no debe escapar al análisis.
Que sirvan pues estas victorias como puntos
de reencuentro y no de división entre las fuerzas de la Alternativa
Democrática. Quien debe lamerse las heridas es Maduro, que en un mismo día se
llevó dos palizas internas y un importante revés externo, porque hasta en
Colombia perdió el mismo día con los resultados de la primera vuelta que
favorecieron al candidato del uribismo, quien no será precisamente su “nuevo
mejor amigo” si gana la presidencia.
Está clarito que este régimen lleva ya el sol
a las espaldas.
Cipriano
Heredia S.
cipriano.heredia@gmail.com
@CiprianoHeredia
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