Los resultados
numéricos de la elección colombiana no dejan espacio para demasiadas
interpretaciones si nos referimos al apego de los neogranadinos al proceso de
paz que ha emprendido y adelantado el presidente Juan Manuel Santos.
Juan Manuel Santos, y el jefe de la guerrilla colombiana de las FARC, “Timochenko”, |
El actual inquilino
de la casa de Nariño tiene impreso en la frente el sello de su más caro
proyecto, - el que tiene lugar en la mesa de negociación de La Habana- y la característica más resaltante de su
mandato no es otra que llevar la paz a
su país a través de conversaciones que generen compromisos con las fuerzas
insurgentes. De ser lo anterior cierto,
habría que concluir que el 70% de los electores que no votaron por el
presidente en las elecciones del pasado domingo , no llevan dentro de sus corazones
sentimientos de apego por tal proceso, al menos en la forma en que ha sido
concebido y defendido por el presidente-candidato.
No es menuda la disyuntiva que tiene que
enfrentar el mandatario en la campaña
que debe asegurarle la continuidad en la
segunda vuelta presidencial.¿
Habiendo quemado todos su cartuchos
ensalzando unas tratativas que frente a los ojos de los colombianos no ha
rendido los frutos esperados, o no genera esperanzas de paz sólidas, puede este proyecto seguir siendo su talismán
electoral?. Una muy injusta evaluación
es la que ha sufrido el Presidente por parte de sus compatriotas ya que en esta
hora aciaga las conversaciones están aún a medio andar y, como el mismo lo ha
repetido en reiteradas ocasiones, “ nada
estará acordado hasta que todo esté acordado”.
¿Qué le corresponde
hacer al Presidente perdedor de esta vuelta
en las tres semanas que separan a los colombianos de la justa electoral
definitiva? ¿Continuar poniendo de relieve que el diálogo con los terroristas lleva
viento en la popa si el juicio de la ciudadanía no lo ha respaldado?, ¿Darle un
vuelco al mismo y dotarlo de una dinámica diferente, a sabiendas que no
contaría con el acuerdo de la contraparte guerrillera ya que esta siente ya
haber puesto ya una pica en Flandes con los acuerdos alcanzados hasta el
presente?, ¿ Sacar de dentro de la manga la carta de lo social para presentarse
a si mismo como lo que no ha sido en los pasados cuatro años: el defensor de
los desposeídos de Colombia?, ¿Poner el acento en el buen rumbo que,
efectivamente , lleva la economía y hacer de ello su proyecto ganador?.
Por otro lado, si la tesis de la paz negociada
no es la preferida del electorado, pudiera pensarse que la continuación del
acoso bélico es la triunfadora en el manejo de la paz con la insurgencia terrorista o que la propuesta militarista de Uribe es la
que cuenta con el favor de los
colombianos. Cuesta creerlo.
La encrucijada en la
que se encuentra el Presidente es dramática, como lo es igualmente de azaroso
el camino que escoja el país para hacer realidad el sueño de un país en calma.
Ojala que en las semanas entrantes pueda el país vecino despejar esa incógnita
vital y el voto de sus ciudadanos sea certero.
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo
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