La
Semana Santa no es una época para darse golpes de pecho o maltratarse con penitencias
autodestructivas: ¡todo lo contrario! Son días para agradecer, rememorando con
recogimiento y prudencia, un acto de infinito amor y redención a nuestro Señor
Jesucristo.
La
semana santa invita a todos los cristianos a la reflexión en profundidad, ese
ambiente de religiosidad y espiritualidad que impregna a actividades distintas de lo rutinario, en
las que se propende por dar relevancia, a través de múltiples vías, a sonidos
que brotan de la necesidad de aferrarse a algo superior, pasando por lo
piadoso, lo religioso, lo artístico, como es el caso de las procesiones, la
oración, los monumentos, la música sacra.
Las
personas necesitan reafirmar sus creencias cristianas y lo hacen a través de
todas las manifestaciones culturales conocidas; muy importantes: la expresión
de lo religioso, la creencia en Jesús Misericordioso, magia, buscando compañía,
seguridad, temor y esperanza.
En
la ajetreada agenda de vida, la mayoría de las personas no contemplan un
espacio para reencontrase íntimamente; pareciera que eso es asunto de curas,
pastores o místicos que valoran algún tipo de actividad que va más allá del
culto normal, generalmente semanal, en el que los fieles buscan en las iglesias
la catarsis, el desahogo, el consuelo y quizás, un poco a regañadientes,
agradecimiento.
Es
muy importante esa actividad, pero por tiempos es necesario explorar más a
fondo, de manera privada, apartada de otros distractores y estímulos como
tareas grupales o influencias y opiniones de terceros, que desvirtúan la
preponderancia de la autoevaluación disolviendo
el proceso cuando se impone la importancia de dedicarse a un examen más
rigoroso de sí mismo.
Los
jesuitas, por ejemplo, practican periódicamente los ejercicios espirituales
ignacianos, implementados por san Ignacio de Loyola, su fundador: unos días, en
silencio y oración, intentando escuchar su propia voz interior en busca de la verdad, escudriñando con
humildad, en pos de encontrarse consigo mismos.
Los
días de semana santa dan una oportunidad para entender la importancia de
revisar con periodicidad la manera en que se hacen las cosas, y entender que
hay opción de redención cuando se reconoce humildemente y se enmienda todo en
nombre de Jesús de Nazaret.
Zenair Brito Caballero
britozenair@gmail.com
@zenairbrito
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