domingo, 20 de abril de 2014

ZENAIR BRITO CABALLERO, EL CASI IMPOSIBLE DESPERTAR LA CONCIENCIA CIUDADANA

Ninguna persona, al menos ninguno con sentido común, lo duda: que el desgobierno socialista-comunista venezolano se desempeña requeté mal desde sus inicios en 1998. Hay síntomas, señales e indicios de sobra para no asombrarnos..

El índice de abstención en todos los comicios es siempre alarmante. A los ciudadanos, hastiados de las mentiras y engaños de siempre de los mal llamados socialistas-comunistas, les importa un rábano los asuntos públicos. 
Nadie, repito, lo ignora o lo desconoce. Y, sin embargo, pocos son los que hacen algo para transformar las prácticas políticas; ningún partido puede decir con orgullo y en voz alta que en sus filas no hay corruptos o condenados por los entes de control.
Ni a la izquierda del PSUV, cómplice de las desastrosas alcaldías gobierneras, ni a los miembros de los partidos  de oposición, ni a los miembros de la Iglesia, fanáticos capaces de amenazar a los contradictores con el látigo divino, ni mucho menos a los miembros d los poderes públicos, les preocupa la nula cultura democrática del grueso de los venezolanos. A ellos les beneficia el status quo. Pescan en río revuelto.
Acudo a Perogrullo: una verdadera y auténtica democracia necesita de una opinión pública fuerte, bien informada. Requiere el argumento como el pez el agua, pero este régimen que nos desgobierna, no es una democracia. Los manuales insisten, lo subrayan cada tanto. Vivimos en una dictadura
Ahí entran los medios masivos, responsables del contenido de la agenda noticiosa. La ciudadanía aprueba el trabajo de los gobernantes si aquello que ve en la pantalla o escucha en la radio habla bien de sus gestiones. Si, por el contrario, una denuncia sigue a otra, la aludida con seguridad hará mueca de desagrado al oír el nombre del alcalde o del gobernador.
El compromiso social de los periodistas y de los dueños de los conglomerados informativos es, en consecuencia, enorme. Otra vuelta de tuerca: las grandes cadenas televisivas y radiales no han estado a la altura de los desafíos de la vida nacional, porque les aplican la llamada ley mordaza, son censurados o amenazados por el régimen.
No investigan ni debaten, solo lo hacía la anterior Globovisión. Privilegian el espectáculo –pasarela de tetas y traseros retocados en quirófanos–, encumbran ídolos de barro, desvían la mirada de los temas neurálgicos. Abren micrófonos a los portavoces del oficialismo, no cuestionan, no debaten, no luchan por la información veraz.
Las lesiones de unos futbolistas como  Falcao García  o Cristiano Ronaldo ocupan más minutos en el aire que los altos niveles de corrupción de los gobiernos nacional, estadal o municipal, o la baja calidad del sistema educativo venezolano que es pésima.
La respuesta digna al problema comienza con un hipotético y casi imposible despertar de la conciencia ciudadana. Hombres y mujeres venezolanos que de verdad estén dispuestos a participar de manera activa en la vida comunitaria, sabedores de la importancia de los mecanismos de veeduría, serán quienes algún día, le pongan el punto final al sistema de pillaje, ratería  y mediocridad.
Arrebatarles a los líderes politiqueros el protagonismo, hacer efectivas las conquistas de la Constitución del 99, son tareas urgentes, ineludibles, relegadas gracias a la destreza de los lagartos rojos-rojitos y los multicolores.
Lo sé amigos lectores, lo anterior suena bonito pero evidencia ingenuidad. También conozco las razones de la siesta común. No obstante, el grito es útil: la solución está en nuestras manos. Bastan unas cucharadas de lucidez, inteligencia y perspicacia. De lo contrario, no tendremos ni mereceremos otra oportunidad de tener Libertad y Democracia en nuestra Venezuela.  

Zenair Brito Caballero
britozenair@gmail.com
@zenairbrito

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