El termino “humanidad” fue empleado por vez
primera, en alemán (Humanismus), por el maestro y educador bávaro F.J.
Niethammer en su obra Der Streeit Des Phillanthropismus Und Des Humanismus in
Der Theorie Des Ertiehungsunterrichts Unser Zeit (1808).
Aportes para un debate…
Frente a la práctica a machamartillo de
algunos sectores de la política venezolana de auto-bautizarse de humanistas;
intentare un abordaje de el tema no con la intención de exploración de todos
sus posibles significados, y sin duda, tampoco con pretensión de un ontológico
análisis de su relación metafísica con un ser preexistente, como lo hace
(Heidegger en La Carta sobre el humanismo). Lo que nos interesa aquí es el
humanismo como práctica útil que aspira articular estos principios con el mundo
al que pertenecen los ciudadanos.
Este intento comporta necesariamente grandes
dosis de historia contemporánea, algunas descripciones sociopolíticas y sobre
todo, una marcada consciencia de la importancia radical para la sociedad en el
momento actual, cuando han transcurrido mas de dos décadas de finalizada la guerra fría, cuando la
economía global ha experimentando, transformaciones y complejas crisis de orden
transcendental, pareciera estar emergiendo un nuevo paisaje cultural, sin
precedentes en nuestra experiencia contemporánea. La guerra contra el
terrorismo y la acción militar en Oriente próximo, forma parte de una nueva
doctrina militar basada en los ataques preventivos y ofensivos controlados
(caso Libia) esto y otras circunstancias, el humanismo debe afrontar, con el
agregado de que ya un discurso que se pretende modélico que tiene como eje
central en su raíz el adjetivo “humano” (y que asoman “humanitario” o
“humanístico”. Recordemos, el bombardeo de Yugoslavia por parte de la OTAN en
1999. Se califica de “intervención humanitaria”, pero que muchos de sus fatales
resultados sorprendieron al mundo entero por su profunda ausencia de humanidad.
Se comenta que un intelectual alemán califico este episodio de la OTAN como
“humanismo militar”. ¿Y por qué era el mismo tiempo “humanístico” y
“humanitario” intervenir allí y citemos el caso de Ruanda o Turquía, donde se
llevaron a cabo cruentas limpiezas étnicas a gran escala y asesinatos masivos?
Frente la mirada cómplice de las democracias occidentales. Según Dennis
Haliday, y de los pensadores del llamado “humanismo”, que fue el funcionario de
Naciones Unidas responsable de administrar en Irak el programa “petróleo por
alimento”, y que tomo la decisión de demitir su cargo, el apreciar (el hecho de
que Sadam Husein había salido a flote durante el periodo de sanciones, algo que
no observaba en el grueso de el pueblo Iraquí).
A partir del fatídico 11 de septiembre, el
terror y el terrorismo han sido machacados en la consciencia pública con una
asombrosa insistencia.
En Estados Unidos el énfasis ha sido puesto
sobre la diferencia entre nosotros los buenos y ellos los malos. Según Bush
hijo con su singular doctrina, o estas con nosotros o contra nosotros. Los
buenos representamos una cultura humanitaria; ellos la violencia y el odio.
Nosotros somos civilizados; ellos son bárbaros. Confusamente en todo esto hay
dos posturas afectadas: la primera que su civilización (El Islam) se opone
radicalmente a la nuestra (Occidente), una tesis inconsistente, deplorable y
reduccionista de Samuel Huntington sobre el choque de civilizaciones.
El especialista en el siglo XVIII, James
Clifflor, convirtió uno de los capítulos de su influyente obra de 1988, Dilemas
de la Cultura: antropología, literatura de arte en la perspectiva posmoderna.
Lo mas interesante en esta obra es el modo en que Clifflor caracteriza el
humanismo, y subraya en concreto a los desarrollos teóricos de Michel Foucault
a quien acusa no sin razón, de haberse servido de las maneras esencializadoras
y totalizadoras del humanismo. Durante las décadas de 1960 y 1970 la llegada de
la teoría francesa a los departamentos de humanidades de las universidades
norteamericanas y británicas, dio lugar a una derrota contundente, casi atroz,
de lo que se consideraba el humanismo tradicional a manos de el estructuralismo
y el posmodernismo, que profetizaban la muerte del autor y afirmaban la
preeminencia de los sistemas antihumanitas como los que se localizaban en la
obra de Levi-Strauss, Foucault o Rolan Barthes.
La soberanía del sujeto por emplear la
expresión técnica con que el pensamiento esencializador en sí mismo se vio
desafiado por los Foucault y Levi-Strauss que desarrollaron a partir de la obra
de autores con Marx, Freud, Nietzsche y el lingüista Ferdinand de Saussure.
Este grupo logro mostrar, que la existencia
de sistemas de pensamiento y percepción trascendía las capacidades de los
sujetos individuales, que habitaban en el marco de aquellos sistemas (como el
“inconsciente” de Freud el “capital de Marx), y que por tanto no podían ejercer
ningún poder sobre los sujetos, que tan solo debían escoger entre utilizarlos o
ser utilizados por ellos.
Para lo que intento aquí, el núcleo central
del humanismo consiste en la idea secular de que el mundo histórico es obra de
los hombres y las mujeres y no de Dios, y que se puede comprender de forma
racional según la apertura que Vico formuló en principios de Ciencia Nueva: que
únicamente podemos conocer de verdad de lo que hacemos; o, dicho de otro modo
en que se llevaron a cabo.
La teoría de Vico contiene una condición que
me gustaría destacar de forma particular. Al comienzo de principios de Ciencia
nueva, presenta una lista exhaustiva de axiomas o “dignidades” a partir de los
cuales anuncia que dará forma a su método a medida que vaya avanzando el libro.
No cabe duda de que Vico cree que el
conocimiento humanístico proviene y nace del pensamiento primitivo, como él lo
califica, poético y que con el tiempo evoluciona hasta convertirse en
conocimiento filosófico.
Debemos recordar que el antihumanismo arraigo
en la escena intelectual estadounidense debido, entre otras cosas al rechazo
generalizado hacia la guerra de Vietnam, que supuso la aparición de movimientos
de dura oposición al racismo, al imperialismo y a las áridas humanidades
académicas que durante años representaron una aptitud apolítica, ajena al mundo
(en ocasiones incluso manipuladora), al tiempo que enlazaba con radicalidad las
virtudes del pasado, la inalterabilidad del canon y la superioridad del “como
siempre hemos hecho”. Así que han sido los abusos del humanismo lo que ha
desacreditado algunos de sus oficiantes, sin que ello desautorizara al
humanismo en sí.
En todo caso, es cierto que las humanidades
fuente del “humanismo” en su conjunto han perdido espacio en los centros de
estudios superiores. Como ha señalado Massao Moyoshi en una serie de ensayos
profusamente argumentados, ejemplo la Universidad estadounidense de finales del
siglo XX ha quedado sumida en practicas empresariales, ha sido de algún modo
anexionada por interese militares, médicos, biotecnológicos, que se muestran
mas interesados financiar proyectos en el ámbito de la ciencias naturales que
el de las humanidades.
Uno de los problemas frecuentes es la
relación practica de el humanismo a menudo asociado, a élites muy selectas, ya
sean religiosas, aristocráticas o educativas, que general una aptitud de
oposición, en ocasiones declaradas o no, a la idea de que el humanismo podría
ser un proceso democrático que diera lugar a una mentalidad más critica y cada
vez más libre.
El humanismo debe guardar relación con la
historia secular, con los productores del quehacer humano o a la capacidad para
articular nuevas expresiones. Si tomamos prestada una expresión de R.S. Grane,
podemos afirmar que las humanidades (humanismo), “consiste, (consisten) en
todas aquellas cosas que por tanto, no se someten dócilmente a los intentos en
términos de leyes generales de procesos naturales, ya sean físicos o
biológicos, ni en (exclusivamente) de condiciones o fuerzas sociales
colectivas. Estas son cuestiones complejas en las que es difícil profundizar
aquí salvo que a los ojos de legos y no legos todo este sentimiento
antimoderno, que mediante un desafortunado ceño fruncido, un adusto gesto de
desaprobación y rechaza los hallazgos del humanismo.
En el su conjunto, para los ciudadanos de
este país en particular, significa hacerles comprender que se trata de algo
democrático, abierto a todas las clases y aspiraciones sociales, entendido
como, un proceso de revelación, descubrimiento, autocrítica y liberación.
No hay contradicción en la acción del
humanismo y la práctica de la democracia participativa. El humanismo no tiene
nada que ver con el alejamiento de la realidad, ni con la exclusión tal como
entendemos hoy en día, su relevancia. El humanismo no es modo de afirmar lo que
nosotros siempre hemos sabido y sentido, sino más bien un medio para
cuestionar, impugnar y reformular gran parte de lo que se nos presenta como
certezas ya mercantilizadas, inamovibles y acráticamente codificadas. Nuestro
universo intelectual y cultural apenas apunta hoy a convertirse en una
reiterada y evidente recopilación de discursos especializados: sin embargo el
lenguaje es el punto de partida de los humanistas, para Emerson, “el
instrumento más poderoso e ineludible de la cultura heredada es el propio
lenguaje”; proporciona al humanismo el lugar en el que podemos registrar con la
máxima expresión nuestro disenso con nuestro destino.
En el ámbito de las humanidades como el de
las ciencias sociales el punto de inflexión de estos modelos, ha sido ser el
eurocentrismo que los hace restrictivos, y esa distorsión que opera sobre
nuestra realidad histórica y social ha resultado un desastre. En el trascurso
de estos últimos años, Immanuel Wallerstein ha venido efectuando una dura y
reiterada critica intelectual del eurocentrismo, “Las ciencias sociales (y,
diríamos nosotros, las actuales humanidades) surgieron como respuesta a
problemas europeos (básicamente en cinco países: Francia, Gran Bretaña,
Alemania, Italia y Estados Unidos), en un momento en que Europa dominaba todo
el sistema mundial. Era prácticamente inevitable que la elección de su objeto,
su teorización, su metodología reflejaran todas las fuerzas del crisol en el
que se forjaron. En el periodo posterior a 1945, la consciencia política de la
totalidad del mundo no europeo ha afectado al mundo del conocimiento tanto como
a la política del sistema-mundo. Uno de los cambios fundamentales que
produjeron, y que permanece hasta hoy desde hace al menos treinta años, es que
el “eurocentrismo” de las ciencias sociales (y de las humanidades) ha sido
atacado, duramente atacado. Este ataque ha estado, por descontando,
fundamentalmente justificado, y no hay ninguna duda de que (…) (estamos)
obligados a superar la herencia euro céntrica, que ha tergiversado (sus)
análisis y (su) capacidad de abordar los problemas del mundo contemporáneo, “El
eurocentrismo y sus avatares” en New Left Review, (diciembre 1997), pp. 93-94.
Podríamos concluir, más allá de los
academicismos de la lectura, el intento de interpretación del humanismo de
desentrañar lo habitual, lo inusual, lo rutinario de lo complejo, tanto en las
obras estéticas como en las reflexiones ópticas de los filósofos, los
intelectuales y los personajes públicos. El humanismo resistencia a todo tipo
de estereotipos y planteos poco reflexivos.
Para concluir los haré citando a Jacques
Maritain en (principios de una política humanista): “Existe una autentica
comunidad temporal de la humanidad una profunda intersolidaridad, de
generación, que une los pueblos de la tierra una herencia y destino comunes que
no concierne a la edificación de una sociedad civil particular, sino a la de la
civilización; no al principio, sino a la cultura, no a la Civitas perfecta en
el sentido aristotélico, sino a esa especie de Civitas en sentido agustiniano
que es imperfecta e incompleta, construida por una red fluida de comunicaciones
humanas, más existencial que formalmente organizada, pero perfectamente real,
viva y fundamental. Ignorar esa Civitas
humana generis, esta ciudad no política, es separar la base de la realidad
política, atentar contra las raíces mismas de la filosofía política y
desconocer el movimiento progresivo que tiende naturalmente hacia una
estructura internacional de los pueblos más orgánica y más unificada”.
“Solos los espíritus agrietados, poseen oberturas al mas allá”
Pedro
Rafael Garcia Molina
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