SEÑOR MÍO:
Bien
sabes que todas las noches antes de dormir me comunico contigo al rezar el
Padre Nuestro, pero hoy ante la tribulación por la que atraviesa Venezuela tengo la imperiosa
necesidad de expresarte todo el dolor
que alberga mi alma porque sé que en
Ti encontraré el consuelo
que requiero.
Te
relato, Señor en este escrito, que hoy
en día la muerte por violencia ha cobrado más de 200.000 vidas en 15
años de un gobierno en el que la
justicia está ausente, ya
que por un olvido que pareciera
conveniencia, se ha desconocido que la justicia
para ser tal debe ser ciega. La
impunidad reina en nuestra tierra y tan
es así, que son tantos los asesinatos cometidos diariamente que ya las familias no tienen otra alternativa que darle
sepultura a los cuerpos , sin tan siquiera poner la denuncia ante la policía
local.
Estas
muertes dejan a padres sin hijos y con la deuda de un entierro, con
el agravante de ser numerosos los casos en los que todavía adeudan a la funeraria letras por el sepelio de otro
hijo que fue asesinado con anterioridad. Quedan abuelos sin nietos
preguntándose ¿Por qué el muchacho muere y no yo que ya estoy viejo? Quedan
hijos sin padre o madre expuestos a las vicisitudes que la orfandad
implica; quedan hermanos con hermanos
ausentes para siempre. Amigos pierden amigos porque la sinrazón aniquiló a la
razón. Los únicos testimonios que quedan plasmados y cada día se hacen más evidentes son las estadísticas de muerte por violencia y la
impunidad en la que han quedado los crímenes. De la tristeza, de la impotencia,
del dolor que han dejado los fallecidos como herencia solo hablan los
dolientes.
Señor,
Tú creaste la vida con un principio y un fin,
nos enseñaste a amarla y respetarla cuando le entregaste la tablas con
los diez mandamientos a Moisés y, al hacerlo, nos entregaste un código de
conducta moral que ha servido a todos
los seres humanos, creamos en Ti, como yo creo y, aún sin creer en Ti como los ateos. Al seguirlo le permite a la humanidad vivir en
paz y con justicia.
Señor, hoy en día muchos venezolanos parecen haber
olvidado la enseñanza del contenido de tu legado y eso ha creado un
distanciamiento entre tus hijos en
Venezuela. Al expresar el dolor que por tal motivo me aqueja, te pido, Señor, que ilumines nuestro camino
para que la verdadera justicia nos lleve al reencuentro y por ende a la paz.
Cierro,
Señor mío, esta misiva, pidiéndote que bendigas a Venezuela
Mercedes
Montero
mechemon99@yahoo.co.uk
@Mechemon
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