sábado, 12 de abril de 2014

JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ, LA INSURRECCIÓN DEL 7 DE ABRIL 1928

El 7 de abril de 1928 constituye una fecha de gran significación en la historia republicana contra la tiranía, la dictadura y el autoritarismo representado entonces por el gobierno del general Juan Vicente Gómez. La voluntad indiscutida del caudillo que dominaba férreamente la vida venezolana se había impuesto hacía entonces 20 años y aspiraba continuar, no obstante algunos signos ya evidentes de descrédito político y moral. La dictadura consolidó su autoridad infundiendo temor, obediencia, arbitrariedad, sometiendo a los ciudadanos, vigilando y anulando a sus enemigos, silenciando la conciencia de muchos entre ellos los intelectuales más notables y el mando militar y civil al servicio de aquel hombre: "Judas Capitolino" como lo calificó Blanco Fombona.

Ese orden implacable que logró detener a otros caudillos, se empezó a fracturar gracias a la juventud venezolana, a la juventud universitaria, cuya presencia relevante en la política anunció la incorporación de Venezuela a la modernidad política y social del siglo XX.

En ese entonces, tal y como señalamos en nuestro texto: "Un Patriota Insurgente" (en homenaje a Alvarado Franco): "Venezuela se encontraba sometida al autoritarismo gomecista sin libertades ni derechos, perseguida la disidencia, silenciada la opinión nacional. El Congreso acataba las disposiciones del "Benemérito", y había reformado la Constitución para reservarse cubrir sus faltas absolutas y temporales conforme a la voluntad del dictador. La libertad de pensamiento quedó formalmente limitada bajo el pretexto de impedir la difamación, la injuria y la calumnia. Se prohibió el "comunismo", como símil de cualquier ideología democrática. El país de los Libertadores donde se pretendió fundar una República, no era más que una hacienda gobernada por Gómez y los suyos".

Igualmente, destacamos lo siguiente: "En febrero de 1928, los estudiantes universitarios escenificaron un significativo acto cívico en demanda de libertades que finalizó con el encarcelamiento de sus líderes pero que contribuyó a evidenciar el malestar social. Ello motivó que el día 7 de abril se produjese la insurrección de jóvenes militares que encabezó el valiente capitán Rafael Alvarado Franco, Instructor de Artillería, con estudios en Chile, con aspiraciones democráticas, opuesto como muchos a los males del Régimen".

Esa insurrección, esfuerzo de reivindicación republicana, estuvo vinculada a distintos sucesos: las acciones estudiantiles de comienzos de ese año, la rebeldía militar que había surgido y la huelga general del pueblo de Caracas, y si bien fracasó producto de una traición, evidenció una vez más el carácter opresivo del régimen ante el cual comenzaba a erigirse una nueva sociedad democrática.

"La acción – indicaba en el texto- se desarrolló en el Palacio de Miraflores, en el Cuartel San Carlos y en la Academia Militar, y cuando intentaron apoderarse del parque existente en el segundo sitio para distribuirlo entre los estudiantes que aguardarían en la Plaza del Panteón, fueron delatados y sometidos por el general López Contreras, quien se dice, traicionó el movimiento. A Alvarado y otros oficiales, se les redujo de manera implacable, fueron torturados y llevados a prisión en el Castillo de Puerto Cabello, donde tuberculoso, encadenado y sujeto a los peores tratos, murió el 12 de diciembre de 1932".

La situación para los estudiantes era también terrible: se les encarceló en el Castillo Libertador de Puerto Cabello y se les redujo a trabajos forzados en las colonias del estado Miranda y de Palenque en Guárico, entre otras.

El general López Contreras, actor fundamental en el sostenimiento del gobierno ante aquel hecho, reconoció años después que: "Indudablemente que el gobierno logró un triunfo decisivo en el año 28, pero su acción política careció de sentido liberal y humano, por la intensidad de las medidas de represión adoptadas...", y señaló además que: "el Gobierno del presidente Gómez estaba ya suficientemente desgastado en la opinión...".

López Contreras finalmente admitió años después la significación histórica de la llamada: "Generación del 28" en defensa de los valores republicanos, civilistas y democráticos, enraizados definitivamente en la conciencia política y ciudadana del país.

"¿Será posible que aquí no haya hombres con sentimientos de patria libre, coraje y vergüenza como para rebelarse contra este bárbaro que dispone de vidas, prostituye conciencias y doblega voluntades?" preguntaba con templanza Arévalo Franco entonces. La respuesta ejemplar de nuestra historia ha sido dada siempre, Venezuela sabe actuar con heroísmo a la hora de exigir sus derechos y asegurar su libertad.

Las dictaduras marchan siempre en sentido contrario de la historia, de la evolución inevitable de los pueblos, de la conciencia y de la dignidad de la nación.

Jose Felix Diaz Bermudez
jfd599@gmail.com
@jfd599  

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