Estos
revolucionarios sacaron a relucir lo más bajo del ser humano. En el pasado hemos tenido violentos, asesinos,
torturadores y ladrones. Hoy tenemos revolucionarios rojos que tienen
todas esas características y algo más. Son embusteros, cobardes y perversos.
Embusteros son desde el inquilino de
Miraflores hasta los integrantes de los grupos paramilitares, pasando por
muchos ministros y otros altos funcionarios. Maduro es un embustero compulsivo.
Miente sobre su nacionalidad, sobre
las causas del desabastecimiento y de la inflación. Encubre a sus grupos
paramilitares y a los corruptos. Sus mentiras son tan elementales que en otras
circunstancias causarían risa, como por ejemplo la supuesta tala de cinco mil
árboles para formar trincheras de la libertad, sin tener idea del gran número
de hectáreas que tendrían que haber destruido. Embusteros son los paramilitares
que se presentan como colectivos que realizan labor social, comprometiendo el
nombre de otros colectivos que sí tienen razón de ser.
Cobardes
son los paramilitares y otros grupos violentos del régimen que actúan en
gavilla, abusando de su número y de su armamento para asesinar y agredir a quienes no comulguen con este régimen
opresivo. Cobardes son los funcionarios, diputados, jueces, fiscales,
militares y adeptos al oficialismo que
callan las violaciones del régimen a los derechos humanos, que los
encubren o que los facilitan.
Perversos
son los guardias nacionales y policías que torturan. ¿Qué decir de los
depravados paramilitares rojos que, dentro del recinto de la UCV, golpearon a un estudiante y lo
desnudaron? ¿Cómo puede un ser humano
llegar a ese grado de aberración? Seguramente después celebraron su fechoría
con unos tragos de anís, convencidos que habían humillado al estudiante. En
medio de su conducta abyecta quizá no se
percatan que fueron ellos mismos quienes
se humillaron. ¡ Canallas!
¿Hasta
dónde puede llegar esta situación? La historia juzgará severamente a jueces y
fiscales del horror, así como a Maduro, a su tren ejecutivo, a los militares
y a los diputados rojos. No podrán eludir las evidencias de montañas de videos, fotos y testigos de los
atropellos. La situación política llegó a un punto de inflexión. Maduro debe
renunciar. La oposición debe acordar unos puntos mínimos que permitan una
transición pacífica. Para ello hay que contar con algunos oficialistas que no
estén dispuestos a seguir avalando las violaciones a los derechos humanos. ¡No
más prisioneros políticos, ni exiliados! María Corina sigue siendo diputada y
Scarano y Ceballos siguen siendo
alcaldes.
Eddie
A. Ramírez S.
eddiearamirez@hotmail.com
@acgdelp
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