Las
encuestas revelan que el régimen de Maduro no es tan sólido como aparenta.
María
Corina Machado electrizó a los asistentes con su entrada apresurada al gran
salón de actos. Acababa de llegar a Lima tras un viaje incierto.
Todos nos
pusimos de pie conmovidos, incluidos los ex presidentes Felipe Calderón y
Sebastián Piñera. Unos jóvenes venezolanos entonaron el himno de la patria y
desplegaron la bandera.
Algunos lloraban de emoción. Ocurrió a fines de marzo
en la Universidad de Lima en un acto convocado por Mario Vargas Llosa y la
Fundación Internacional para la Libertad.
El
novelista explicó por qué era tan importante la visita de la joven ingeniera y
diputada. En ese país se jugaba el destino de la democracia americana y en ese
momento nadie representaba mejor a los estudiantes que protestaban en las calles
de veinte ciudades venezolanas que esta mujer decidida a darlo todo por la
libertad de su país. Cuando ella hablaba ya habían sido asesinados 40 jóvenes
por los represores de la Guardia Nacional y los paramilitares armados con
pistolas y fusiles que los acompañaban a bordo de motocicletas.
¿Asumía
Vargas Llosa una postura compartida por los peruanos o era la visión sesgada de
los liberales? Una encuesta reciente de IPSOS confirmaba que esta vez Mario no
nadaba contra la corriente. El 94% de los peruanos condenaba al chavismo
tajantemente y rechazaba a Nicolás Maduro.
A
mi juicio, esa encuesta, hecha en cualquier país de América Latina, arrojaría
resultados parecidos. Los peruanos no son diferentes al resto de los
latinoamericanos. Tras 15 años de disparates y violencia, el chavismo y el
socialismo del siglo XXI han demostrado su carácter intolerante, empobrecedor y
antidemocrático. Los pueblos no los quieren.
¿Pero,
y dentro de Venezuela? ¿Cuánto ha calado en esa sociedad el clientelismo
chavista, la propaganda abusiva contra la oposición, los insultos y
descalificaciones personales, el control casi total de los medios de
comunicación?
Afortunadamente,
ya lo sabemos con bastante certeza: el oficialismo chavista está en franca
minoría y cae en picada. Al menos dos encuestas muy profesionales lo revelan
con un margen de error insignificante.
Ambas
aparecieron en marzo. Una se debe a Alfredo Keller, un encuestador muy
prestigioso. La otra es conocida como Venebarómetro, y la llevó a cabo el
Instituto Venezolano de Análisis de Datos. Las dos coinciden en los resultados
generales y confirman el juicio del analista Joaquín Pérez Rodríguez, tal vez
el mayor experto electoral del país. Estos documentos se pueden localizar fácilmente
en Internet. Basta con googlearlos.
Entre
el 62% y el 72% piensa que Venezuela está a las puertas de un colapso
económico. Los dos peores y crecientes problemas son la inseguridad y el
desabastecimiento. Lo afirman más del 70% de los venezolanos. El 65% rechaza
las milicias paramilitares formadas, en gran medida, por delincuentes que
disparan a matar y asaltan tiendas y supermercados. Los malandros asesinan a
25.000 personas al año. Simultáneamente, crece por horas la lista de los
productos básicos que no se encuentran. Ni siquiera harina para hacer arepas o
leche para los niños.
La
población no cree la versión oficial de que la crisis se debe a los burgueses.
Es demasiado burda. El 51% está convencido de que la responsabilidad es del
gobierno. El 57% piensa que de Maduro directamente. Apenas el 16% culpa a los
empresarios y el 8% a Estados Unidos. El 81% de los venezolanos respalda la
existencia de las empresas privadas. Solo el 18% se opone. El mensaje
colectivista y el loco proyecto comunal, sencillamente, no han calado.
Los venezolanos no quieren navegar “hacia el mar cubano de la felicidad”, como les propuso Hugo Chávez. El 63% tiene una visión desfavorable de Cuba, país al que acusan de haber convertido Venezuela en una colonia de la isla caribeña con el objeto de saquearla. Solo el 31% simpatiza con el régimen comunista creado por los hermanos Castro.
La
institución más valorada es el llamado movimiento estudiantil, con un 66,4 de
aprobación. El 57% apoyaría una forma constitucional de salir del gobierno de
Maduro. Solo lo respalda el 36%. Cualquiera de estos tres opositores derrotaría
fácilmente a Maduro en las urnas: Henrique Capriles, Leopoldo López o María
Corina Machado.
¿A
dónde conducirá este contundente rechazo? Probablemente, a un encontronazo
entre militares que rechazan al chavismo y militares que (todavía) lo
defienden. Las noticias de generales presos y coroneles insubordinados es todo
un síntoma de este malestar dentro de las Fuerzas Armadas.
También
es posible un resquebrajamiento en la zona política del chavismo. Muchos opinan
que Maduro es un mal calco del militar desaparecido, carente de carisma. Apenas
es respaldado por “los cubanos”, a quienes les atribuyen haberlo colocado en la
presidencia, tras imponérselo a un Chávez moribundo y sin voluntad, pese a la
evidente violación de las normas legales, a la legendaria incapacidad de Maduro
y al tiempo que pierde hablando con los pajaritos.
¿Qué
impide que el poderoso chavismo antimaduro, tal vez mayoritario, le pida la
renuncia al presidente y busque una salida constitucional a la crisis?
Sencillo:
el miedo. Los narcogenerales temen acabar perseguidos por la DEA. Los
cleptochavistas piensan que pueden terminar ante los tribunales y perder sus
bienes mal habidos. Los represores saben que hay instituciones internacionales
que juzgan y condenan a los genocidas. Le ocurrió a Milósevic.
Como en el poema de Borges, a los chavistas no los une el amor, sino el espanto. Si la oposición no se divide y los estudiantes persisten en las calles, acabarán triunfando.
Carlos
Alberto Montaner
montaner.ca@gmail.com
@CarlosAMontaner
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muy BUEN ARTICULO sobre nuestra realidad actual. Saludos
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