Luego dos meses de protestas continuas, el
régimen tuvo que sentarse con el enemigo que quiere eliminar: la oposición.
Claro, esto no fue producto de su bonhomía, sino de esas protestas conformadas
por las marchas y guarimbas que han puesto al régimen en jaque.
Pero no han sido solo las protestas, pues
ellas se han articulado con el creciente desprestigio del régimen y Maduro,
quien es culpado por el 75% de los
venezolanos de la mala la situación del país. Tanto que el 80% piensa que esto
está peor que cuando Maduro asumió la presidencia. La inflación, el desempleo,
los bajos sueldos y el desabastecimiento está hundiendo al régimen, aunque
Ramírez haya espetado en la reunión que el modelo económico "ha sido
exitoso". En últimas, la caída del precio del petróleo y la merma de la
producción, frente a la devastación del aparato productivo dejan minusválido al
régimen. Según el Deutsche Bank Venezuela necesita un precio de $121 el barril de petróleo y se está muy
por debajo. El FMI prevé una contracción económica que sobrepasará el 2015. Hay
razones en los que argumentan que este modelo inviable va hacia una crisis
terminal.
Aunque como producto de las protestas, el régimen ya ha corrido a
negociar con los empresarios para facilitar la producción y las importaciones y
llenar los anaqueles de los mercados.
Las protestas estudiantiles, que comenzaron
en San Cristóbal, en febrero, y prendieron todo el país se articularon a la
llamada a “la calle”, de algunos partidos y grupos políticos. Al enlazarse
ambas con la crisis económica se produjo una crisis general que ha erosionado
las bases de sustentación del chavismo y de Maduro. Maduro está débil, por eso
se sentó con la MUD, busca tiempo para
evitar lo que más del 60% de la población quiere: que se vaya pronto.
Apretar el acelerador político de las
protestas o esperar el desplome económico, son dos escenarios que dividen a los
venezolanos. Se debate entre el tradicional trabajo político electoral o “la
calle”, o entre dialogo y protesta, o entre guarimbas y manifestaciones. Llueven críticas de lado y
lado.
Pero son divisiones espurias : hay que caminar con los dos pies, como decía Mao. Son importantes cada uno de los polos. Es muy positivo existan estas posiciones que, aunque parezcan contradictorias, tienen mucho de complementariedad y sinergia para alcanzar un objetivo común: la vuelta a la democracia. Llegará el momento de decantar y se probarán liderazgos. Pero, ¡cuidado! el desorden nos puede llevar a otro 12-A
Alfredo
Michelena
alfredomichelena@gmail.com
@Amichelena
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