viernes, 28 de marzo de 2014

WILLMER CHIQUÍN SÁNCHEZ, LAS COSAS POR SU NOMBRE

Hoy se plantea sentarse en una mesa “de paz”, “de acuerdos” o “de negociaciones”, cuando en verdad debería llamarse por su nombre: MESA DE CLAUDICACIONES.

Se llama a una ronda de conversaciones bajo condiciones pre-establecidas por el régimen. Cualquier tema no planteado en la agenda previamente impuesta por los comunistas no será tratado.
El que se siente en esa mesa diciendo representar a la oposición estará usurpando el lugar, al tiempo que traiciona a cada uno de los caídos, de los heridos, de los detenidos y de los desaparecidos en esta ola represiva cubana en Venezuela.
Ahora bien, ¿Qué puede negociar la mud con el régimen en estos momentos?
El cese de la represión no depende del cucuteño, sino de ali babello y los cubanos. El cucuteño solo es el muñeco del ventrílocuo. Y un muñeco no decide. El desarme de los sicarios que han asesinado a nuestros estudiantes no se puede negociar con quienes los armaron.
La reactivación económica no puede ser negociada con quienes se han encargado de desmontar el aparato productivo venezolano durante 14 años de desaciertos y políticas productoras de pobres, implementadas a toda conciencia, según confesión de ellos mismos.
La inseguridad no puede ser combatida por quienes armaron a los malandros que ahora defienden al régimen y que son los responsables de casi 26 mil asesinatos en Venezuela solamente en el año 2013.
La escasez de medicinas, alimentos e insumos básicos no puede conversarse con quienes saquearon los recursos del país, y que se robaron decenas de miles de millones de dólares. Tampoco puede conversarse de escasez con quienes han dejado perderse millones de kilos de alimentos y medicinas que han quedado abandonados en los puertos o en almacenes oficiales.
Entonces, ¿qué va a negociar la mud?

A veces provoca pensar mal. Fracasada la idea de una “conferencia por la paz”, ahora el régimen se saca de la manga un “debate cara a cara” con Capriles, que sería televisado en cadena nacional, en los mismos medios que ahora niegan la cobertura a las marchas y protestas.
Parecería que el mismo régimen quiere convertirse  en relacionista público de Capriles para alentar un resurgir de su decaída popularidad entre los venezolanos y asi contrarrestar la creciente aceptación de Leopoldo López, Maria Corina Machado y Antonio Ledezma como los nuevos líderes de la oposición.
Capriles debería darse cuenta de esta maniobra y no prestarse a darle cabida al cucuteño en un espacio que el régimen nos niega.
De verdad no quiero pensar mal, pero algo huele a podrido
Willmer Chiquín Sánchez
venezueladigna@hotmail.com
@WillmerChiquinS

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