sábado, 8 de marzo de 2014

SAÚL GODOY GÓMEZ, LA SENSIBLERÍA CHAVISTA,

SENSIBLERÍA
Hasta el momento les ha dado resultados, su blanco político han sido las clases desposeídas y los más pobres que, durante estos catorce años de gobierno socialista revolucionario, han quedado más desposeídos y pobres, por la sencilla razón de que su marketing político se basa en las necesidades más básicas, la de los alimentos y medicinas, que el mismo gobierno se ha encargado de hacerlas desaparecer; la de la vivienda, que exprofeso ha quedado en manos de las empresas más ineficaces y corruptas del mundo para que fueran insuficientes; la de los servicios públicos, que se han mermado hasta esfumarse, excepto los que manejan sus socios cubanos, como es el caso de la Misión Barrio Adentro, convertida en un negocio abusivo.

Bajo este enfoque, ideado por ese genio del mal, Jorge Giordani, y publicitado por el joven analfabeta Ministro de Educación, Héctor Rodríguez, quienes ya no ocultan la intención de fomentar la pobreza como objetivo del estado, de hacer más agudas las necesidades elementales para la vida en la población más vulnerable, sobre las que se construye su política informativa y de propaganda.

Por un lado, se acusa a los sectores productivos privados de ser el origen de tales carencias, creando una justificación para actuar en su contra y distraer a las víctimas de la verdadera fuente de sus males, y por el otro, en época electoral, se vuelca todo su poder económico y político en “aliviar” tales carencias, llenando las calles de dinero, gracias a misiones dadivosas (que bajo cualquier excusa regalan becas, ayudas o reivindican “deudas sociales”) para que la gente, “su gente” (aplica el apartheid contra los sectores que se le oponen, negándoles ayuda), tenga dinero para comprar lo que el gobierno, a su vez, adquiere en el extranjero, de países “amigos”, con el solo propósito de arruinar aún más a la economía nacional y obtener, por medio de operaciones de importación, fuera de ingentes negocios en comisiones, el apoyo internacional para sus vagabunderías.
Y como los más pobres y desposeídos constituyen la mayoría de los votantes (cada vez hay más), el chavismo se ha ocupado no sólo de cedularlos, inscribirlos en el registro electoral y movilizarlos a los centros de votación, sino de condicionar la ayuda que reciben al voto rojo rojito, esto, aparte de las listas de votantes virtuales, de fallecidos y de los muchos pobres extranjeros que ha importado y nacionalizado para así engrosar sus legiones de seguidores, de esta manera han ganado tantas elecciones, sobre este fraude fundamenta Aristóbulo Isturiz su “mayoría” con la que quiere aplastar al resto del país.
Por ello es que el elemento sensiblero es tan importante en la campaña comunicacional chavista, toda esta descarnada manipulación disfrazada de amor, de solidaridad, de cierta santidad, es justamente la pieza clave del edificio de propaganda del régimen.
El líder fundamental, el Comandante Eterno-Presidente, debe y tiene que ser visto como el ser magnánimo y generoso, como el nuevo Jesús El Cristo, el dispensador de la gracia socialista, un nuevo hacedor de milagros que murió pobre… por eso, a pesar de la violencia y los muertos, del gran disgusto del pueblo venezolano contra esos tiranos, conmemoran la muerte de Chávez, aún rodeada de grandes misterios, incluido el día exacto de su deceso.
Y allí están las imágenes repartidas por doquier, las fotos que lo recuerdan como el besuqueador de ancianos y bebés, el agarra negritos, el abrazador de mujeres llorosas, el que baila y canta con su pueblo, el Robin Hood de los pobres, el hombre que venció a la muerte. Sin duda, una poderosa imagen y multiplicada constantemente, por todos los medios de comunicación del país, es posible que estos festejos, con desfile militar y mandatarios extranjeros, oculten para algunas débiles mentes la enorme destrucción que Chávez le ha propinado a Venezuela, porque este hombre tuvo otra faceta, una muy oscura y perversa.
Y es, justamente, esa imagen bonita que el gobierno nos quiere vender la que la oposición debería atacar, poner en evidencia, para que la gente no se coma el cuento que los comunistas nos quieren imponer; deberían rasgar esas impresiones para mostrar las pezuñas y la cola puntiaguda del impostor, de ese olor a azufre que no nunca lo abandonó desde sus inicios como golpista y que siempre atribuía a otros.
La sensiblería chavista, muy parecida en emotividad a un performance de las mujeres en un lupanar, donde los celos afloran por un simple comentario y se resuelven a botellazos, viste los ataques de histeria ante un Imperio maluco que intenta derribarlos del poder, aflora hasta las lágrimas cuando otorgan prestamos y ayudas, a quien les conviene, con un dinero que no es de ellos… un espectáculo barato de amor socialista y de leyendas de héroes a caballo se combate con realismo, con información, desnudando las llagas del régimen, que son muchas, con denuncias y, sobre todo, con las visiones de un nuevo país, distinto a ese kiosco de favores y milagros que nos propone el chavismo, que poco a poco se apaga envuelto en su propia podredumbre.
Tenemos una enorme ventaja, esos pobres y desposeídos no son tontos, la realidad de la calle les atenaza la garganta todos los días; 20 minutos de propaganda gubernamental, una hora de marchas o mítines obligados y en cadena nacional, no curan la desesperación de tener que salir a rebuscarse un trabajo para poder cubrir los tres golpes diarios y una cama donde dormir seguro para amanecer con vida; ese hilo de la esperanza, que conectaba a Chávez con la gente, se ha estirado y estirado hasta romperse, y ahora están caceroleando, tomando las calles, levantando sus voces con reclamos.
Maduro y el combo de los enchufados, a pesar de los shows de televisión que montan, ya no llenan calles, ni siquiera clonando las imágenes, ni levantan el fervor del fanatismo en las multitudes; la realidad de una Venezuela alzada y en las calles, protestando en contra de una mafia de corruptos, no la van a camuflar; el desastre, que groseramente empantana nuestros días, ya no puede taparse con mentiras y estadísticas falseadas.
La sensiblería chavista hay que combatirla, a pesar del rugido de los aviones Sukhoy en el cielo, de sus colectivos armados, disparando en contra del pueblo, de los guardias nacionales, descargando su furia criminal contra nuestros jóvenes. Esta puesta en escena del primer aniversario de la muerte de Chávez pasará a la historia como la última burla de un gobierno traidor a los más sagrados ideales de la patria venezolana.-
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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