viernes, 21 de marzo de 2014

RICARDO ESCALANTE, ¿LOS VENEZOLANOS SOMOS SOMALIES?

El gobierno que se jacta de poseer las mayores reservas de petróleo del mundo, mata de hambre y a plomo limpio a sus súbditos.

No es necesario ser Sherlock Holmes para mostrar los pelos del burro en la palma de la mano, porque a cada paso la torpeza del inefable Nicolás Maduro deja claros rastros de su preocupación apabullante. Diríase, del brutal cúmulo de indicios de desesperación.

¿Quién lo entiende? Por un lado azuza a sus hordas de paramilitares contra la población civil desarmada y, por el otro, la acusa a ella de tratar de derribar a su gobierno “legítimo”. Mata, tortura, apalea, destroza, usa la ley a su antojo y, al mismo tiempo, se declara “víctima inocente”.  Double standard dirían los angloparlantes o, mejor aún, los “cachorros del imperio”.

Maduro acaba de anunciar, de manera unilateral, una supuesta comisión de alto nivel para discutir la paz y el respeto mutuo con Estados Unidos, pero yo, despistado como siempre, me pregunto cuándo comenzó la guerra con el coloso del Norte. Si discutimos la paz en el plano internacional, con mediadores inclusive, es porque estamos en guerra con otro país…  ¿O no?  Ahh,  y algo importante, esa comisión sería encabezada por ese “pacifista” contumaz llamado Diosdado Cabello.

La “autoridad” de Diosdado para hablar de paz no está en duda porque la ha demostrado en la Asamblea Nacional: No de otra manera se explican las palizas a María Corina Machado, Julio Borges, William Dávila, y otros diputados opositores. Una “madrecita de Calcuta”, pués…  Por eso llegó a declarar que los parlamentarios de oposición no tenían derecho de palabra, ni representación en las comisiones legislativas y que, además, serían expulsados de la AN.  ¡Un “pacifista” contumaz!  Y ese es el mismo Diosdado “valiente” a quien los chavistas buscaban debajo de las camas en abril de 2002.  ¿Lo recuerdan?
Candelita que se prende… Cuando hace ya más de un mes comenzaron las protestas en mi añorada San Cristóbal y poco después se propagaron como pólvora encendida, Maduro prohibió toda clase de manifestaciones y advirtió que sólo las autorizadas, ¡las chavistas!, serían permitidas.  Entonces dijo que habría mano dura.  ¡Y la hubo!, pero lo cierto es que ninguna de sus políticas ha sido rectificada. ¿Es eso un signo de fortaleza real o de tozudez? La escasez de productos esenciales hace pensar que vamos camino de Somalia, con gente muriendo de inanición. ¡No es mentira!

Los paramilitares comenzaron la matanza, el terrorismo desenfrenado, mientras él, cartabón habanero en mano, sentenciaba con aquello de “candelita que se prende, candelita que se apaga”. Esa era una manera de revelar que habría una escalada de violencia oficial, que se ha cumplido pero no ha logrado el cometido de someter a la población. ¿Por qué será?

Luego convocó a Miraflores unos cuantos chavistas trasnochados y a ciertos empresarios solo interesados en sus business (cosa no criticable en cualquier país con plenas libertades).  Lorenzo Mendoza pronunció entonces su bien hilado y a la vez melancólico discurso, según el cual el problema nacional no era político sino económico y, además, clamaba por una “comisión de la verdad económica”.  ¡La economía Lorenzo, la economía, Lorenzo!, pero la verdad es que ni siquiera el maestro cervecero ha logrado apagar la sed de paz y de justicia, frente a los abusos del gobierno. Todavía recuerdo aquella propaganda que la gente parafraseaba así: “!Agarra el “águila” por el pico y el “oso” por las bolas!”  Ahora pienso que ni Lorenzo ni Maduro agarraron el “oso” por las bolas…

Con cara de yo no fui, el encapuchado Elías Jaua dijo que cada vez que John Kerry abría la boca estimulaba las protestas en Venezuela y, por eso, el gobierno venezolano no podía controlar la violencia.  Entretanto, desde San Cristóbal el ministro del Interior se declaraba impotente ante el problema, al afirmar que de las manifestaciones callejeras habíamos pasado a un estado de subversión… Bueno, a buen entendedor, pocas palabras.

Hace un par de semanas Maduro advirtió que ni la OEA, ni la Unión Europea, ni nadie, iría a Caracas en plan de mediador…  Pero, bueno, ¿en qué quedamos entonces?  ¿Eso no es contradictorio con la cacareada reunión de cancilleres de Unasur en Caracas, y con la propuesta de mediación del Presidente colombiano aceptada por el madurismo?  Pués bien, todos los indicios apuntan a que alguien va a terminar chamuscado.

Ricardo Escalante
ricardoescalante@yahoo.com
@opinionricardo

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