El gobierno que se jacta de poseer las mayores
reservas de petróleo del mundo, mata de hambre y a plomo limpio a sus súbditos.
No es necesario
ser Sherlock Holmes para mostrar los pelos del burro en la palma de la mano,
porque a cada paso la torpeza del inefable Nicolás Maduro deja claros rastros
de su preocupación apabullante. Diríase, del brutal cúmulo de indicios de
desesperación.
¿Quién lo
entiende? Por un lado azuza a sus hordas de paramilitares contra la población
civil desarmada y, por el otro, la acusa a ella de tratar de derribar a su
gobierno “legítimo”. Mata, tortura, apalea, destroza, usa la ley a su antojo y,
al mismo tiempo, se declara “víctima inocente”.
Double standard dirían los angloparlantes o, mejor aún, los “cachorros
del imperio”.
Maduro acaba de
anunciar, de manera unilateral, una supuesta comisión de alto nivel para
discutir la paz y el respeto mutuo con Estados Unidos, pero yo, despistado como
siempre, me pregunto cuándo comenzó la guerra con el coloso del Norte. Si
discutimos la paz en el plano internacional, con mediadores inclusive, es
porque estamos en guerra con otro país…
¿O no? Ahh, y algo importante, esa comisión sería
encabezada por ese “pacifista” contumaz llamado Diosdado Cabello.
La “autoridad” de
Diosdado para hablar de paz no está en duda porque la ha demostrado en la
Asamblea Nacional: No de otra manera se explican las palizas a María Corina
Machado, Julio Borges, William Dávila, y otros diputados opositores. Una
“madrecita de Calcuta”, pués… Por eso
llegó a declarar que los parlamentarios de oposición no tenían derecho de
palabra, ni representación en las comisiones legislativas y que, además, serían
expulsados de la AN. ¡Un “pacifista”
contumaz! Y ese es el mismo Diosdado
“valiente” a quien los chavistas buscaban debajo de las camas en abril de 2002. ¿Lo recuerdan?
Candelita que se
prende… Cuando hace ya más de un mes comenzaron las protestas en mi añorada San
Cristóbal y poco después se propagaron como pólvora encendida, Maduro prohibió
toda clase de manifestaciones y advirtió que sólo las autorizadas, ¡las chavistas!,
serían permitidas. Entonces dijo que
habría mano dura. ¡Y la hubo!, pero lo
cierto es que ninguna de sus políticas ha sido rectificada. ¿Es eso un signo de
fortaleza real o de tozudez? La escasez de productos esenciales hace pensar que
vamos camino de Somalia, con gente muriendo de inanición. ¡No es mentira!
Los paramilitares
comenzaron la matanza, el terrorismo desenfrenado, mientras él, cartabón
habanero en mano, sentenciaba con aquello de “candelita que se prende,
candelita que se apaga”. Esa era una manera de revelar que habría una escalada
de violencia oficial, que se ha cumplido pero no ha logrado el cometido de
someter a la población. ¿Por qué será?
Luego convocó a
Miraflores unos cuantos chavistas trasnochados y a ciertos empresarios solo
interesados en sus business (cosa no criticable en cualquier país con plenas
libertades). Lorenzo Mendoza pronunció
entonces su bien hilado y a la vez melancólico discurso, según el cual el
problema nacional no era político sino económico y, además, clamaba por una
“comisión de la verdad económica”. ¡La
economía Lorenzo, la economía, Lorenzo!, pero la verdad es que ni siquiera el
maestro cervecero ha logrado apagar la sed de paz y de justicia, frente a los
abusos del gobierno. Todavía recuerdo aquella propaganda que la gente
parafraseaba así: “!Agarra el “águila” por el pico y el “oso” por las
bolas!” Ahora pienso que ni Lorenzo ni
Maduro agarraron el “oso” por las bolas…
Con cara de yo no
fui, el encapuchado Elías Jaua dijo que cada vez que John Kerry abría la boca
estimulaba las protestas en Venezuela y, por eso, el gobierno venezolano no
podía controlar la violencia. Entretanto,
desde San Cristóbal el ministro del Interior se declaraba impotente ante el
problema, al afirmar que de las manifestaciones callejeras habíamos pasado a un
estado de subversión… Bueno, a buen entendedor, pocas palabras.
Hace un par de
semanas Maduro advirtió que ni la OEA, ni la Unión Europea, ni nadie, iría a
Caracas en plan de mediador… Pero,
bueno, ¿en qué quedamos entonces? ¿Eso
no es contradictorio con la cacareada reunión de cancilleres de Unasur en
Caracas, y con la propuesta de mediación del Presidente colombiano aceptada por
el madurismo? Pués bien, todos los
indicios apuntan a que alguien va a terminar chamuscado.
Ricardo Escalante
ricardoescalante@yahoo.com
@opinionricardo
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