miércoles, 5 de marzo de 2014

PEDRO PAÚL BELLO, MÁS SOBRE EL DIÁLOGO.

Es menester volver sobre el tema del diálogo en orden a reforzar propias y ajenas opiniones que, sobre ese tema, se han venido expresando en estos tiempos de luchas y confrontaciones, cuyo objetivo franco apunta a resolver la grave crisis política, social y económica que estamos padeciendo en nuestra Patria.

Todo diálogo franco y verdadero, sea en cualquier sociedad de intereses compartidos, por ejemplo: una empresa, una Universidad, un partido político y, en este caso una Nación, se requieren algunas condiciones que son indispensables para que el dialogar signifique el alcance de los fines y razones por los cuales se dialoga. Entre esas condiciones debemos destacar:

1º.  LA VERDAD.

Si las partes dialogantes no expresan la verdad de sus objetivos y propósitos, es imposible que se logre el alcance de los fines que en el diálogo se proponen y se discuten. Si no hay verdad expresada con franqueza por todas las partes dialogantes, no se podrán alcanzar los fines que todas, lógicamente, se proponen alcanzar mediante el esfuerzo de dialogar.
En el caso que en el presente nos concierne y en el que cifra sus angustias y esperanzas toda la población de Venezuela, el diálogo sería entre representantes del Gobierno y representantes de la Oposición.

2º. EL COMPROMISO DE CUMPLIR.

Finalizado el diálogo, las partes dialogantes asumen formalmente el compromiso de cumplir,  plenamente, lo que en él diálogo ha sido acordado.

3º. LA REALIZACIÓN DE LO COMPROMETIDO CUMPLIR.
No basta, para que el diálogo sea fructífero y eficaz, con el mero compromiso de cumplir, sino que es obligante el hacerlo.

Reflexiones:

Hagamos ahora algunas reflexiones y consideraciones sobre las posibilidades que existen, realmente, de que las tres simples condiciones antes señaladas sean, verdadera y efectivamente, realizadas por las dos partes dialogantes: gobierno y oposición:

Después del llamado “golpe” del 11 de abril (2002), que en verdad fue un auto-golpe urdido por el propio Presidente, el gobierno que presidía Hugo Chávez convocó a un diálogo con la oposición, que entonces era representada por la llamada “Coordinadora Democrática”  presidida por Henrique Mendoza.  Antes de que convocara dicho diálogo,  el Tribunal Supremo de Justicia, que entonces contaba con importante número de Magistrados no comprometidos con el gobierno, declaró inocentes a todos los miembros de las Fuerzas Armadas a quienes el gobierno les imputaba responsabilidades por participación en el llamado “golpe.” Pues bien, después se instaló el diálogo entre la Coordinadora Democrática y el gobierno, siendo el principal actor por le parte de éste fue el inefable José Vicente Rangel. La Asamblea Nacional de entonces, en la cual el gobierno no tenía la mayoría de los dos tercios de diputados que obliga la Constitución de 1999 para cambiar el TSJ, decidió que bastaba la mayoría simple para hacerlo y, así, fue incorporada una veintena de magistrados, con los cuales, el así modificado Tribunal permitió que se juzgara a los militares que antes el mismo cuerpo de justicia había indultado. Y allí terminó el “diálogo”. Obviamente, ese llamado diálogo no contó con la Verdad y, por supuesto, menos aún con un compromiso de cumplir nada.

¿Es que acaso, en el presente y con el gobierno que tenemos en Venezuela, podemos los venezolanos creer que el supuesto diálogo que ahora se propone  --y al cual algunos “opositores” se apresuran en participar--  va a traer la paz a la República? ¿Se van a cumplir los compromisos que se acuerden con los llamados opositores? ¿Se va a realizar lo comprometido  cumplir?

¡Hay que ser ingenuo,  tonto, o tener complicidad con el gobierno para creerlo!

ppaulbello@gmail.com
@PedroPaulBello

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