viernes, 21 de marzo de 2014

JOSÉ “CHEO” SALAZAR, EL SAQUEO, RUINA Y VIOLENCIA DEL PAÍS, LEGE, QUAESO


“Cuantas muertes más serán necesarias para darnos
cuenta de que ya han sido demasiadas”
Bob Marley (1945 – 1981)
Músico, guitarrista y compositor jamaiquino.

Los pueblos se crecen en la adversidad. Los venezolanos somos superiores a nuestros gobernantes. No hay problemas sin solución. A pesar de los gobiernos, el país continúa, entre muchas vicisitudes, su rumbo. No hay dudas, que hubo épocas oscuras, grises y luminosas. El vaivén de los precios del petróleo, han marcado el desarrollo de los acontecimientos. La abundancia administrada con escases de criterio, nos llevó a vivir la gran Venezuela. Ta’ barato, dame dos, hasta llegar en el 1998, cuando los precios del barril petrolero, tocaron fondo ($7) estalló la crisis y accedió al poder revolución bolivariana. Era el renacer de la esperanza. Nadie lo puede negar.

China e India, se abrieron al mercado capitalista, presionaron los precios del petróleo y estos se dispararon, pasaron lo barrera de los  $100 dólares, hasta estabilizarse. El promedio de los últimos años no baja de esa astronómica cifra. Es la bonanza petrolera más gigantesca y prolongada de toda la historia patria. Los miles de millones de dólares, que han ingresado al país, en estos últimos 15 años, superan con creces, todos los dólares sumados, desde la llegada de Colón, hasta Caldera II. El país más rico del globo terráqueo y en revolución. La esperanza, también, se estabilizó. Nos ofrecían el mar de la felicidad.

La cháchara revolucionaria, mantuvo al pueblo movilizado y con la esperanza en ristre. Esta revolución es la salvación del país. El tiempo que es el mejor catalizador de las esperanzas, hizo su trabajo y empezaron las frustraciones. Van 15 años, las mismas ofertas, el mar de la felicidad que nos ofrecieron, esta convertido en un infierno. Violencia criminal desbordada, por efectos de la falta de educación de calidad, oportunidades de empleo estable y bien remunerado y el bombardeo de un discurso de odio y divisor, más la quiebra del aparato productivo, que trajo una inusitada escasez, ligada a una brutal devaluación, la cual, también, aceleró una incontrolable inflación y si todo esto sumamos la pavorosa corrupción que saqueo y arruinó al país, no hay dudas que estamos en un abismo. La esperanza se extinguió como una pavesa. El descontento hizo su aparición.

No hay explicación lógica para la ruina del país. La corrupción y la ineficiencia hicieron metástasis en el cuerpo social del país. Los estudiantes salen a protestar, con toda la razón del mundo, ante este desastre y el gobierno que les secuestró el presente y pretenden robarle el futuro, no es capaz de oírles y escoge el peor de los caminos, la represión brutal y el asesinato. La violencia toma cuerpo y los vientos de paz se alejan. La situación del país es delicada. Van 29 muertes y no se avizora una solución de paz. Los extremos se radicalizan. El país se desangra y la violencia no se detiene. Nadie gana y todos perdemos.

El liderazgo comporta responsabilidades. Hay que buscar salidas concertadas o nos veremos obligados, más tarde a dialogar sobre las tumbas de nuestros muertos. Hay que parar esta tragicomedia. El tiempo se achica, pero siempre abre espacios para dialogar y entenderse. Es cuestión de buscar, para encontrar salidas. ¿Cuántos muertes serán necesarias para darnos cuenta que ya es tiempo?  Estamos jugando con candela.

José “Cheo” Salazar
sjose307@gmail.com
Twitter: Cheotigre

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