…a
los estudiantes de derecho de la Universidad Fermín Toro
Una
anécdota de una generación de jóvenes de 1928 y una justificación de tortura
con impunidad, revelan la decisión de los primeros en preservar la democracia
y del chavismo, no en proteger, lo que
en principio pudo ser una revolución, sino al peor antro de corrupción y
narcotráfico, del que puedan dar cuenta civiles y militares, para cuyos fines,
nada les interesa, que se gobierne al país desde Cuba, para asegurar sus
botines, con la gran beneficiaria de la
debacle moral de la Venezuela republicana, para lo cual, vale recordar aquella
expresión del Che Guevara a Fidel Castro, conociendo del temple cubano, de que,
la: "revolución había que hacerla con pachanga" que a la realidad
actual, vendría hacer el mantenimiento
de la dictadura cubana, en base a nuestro
petróleo y conocido por Cuba de las debilidades de los revolucionarios chavista
y mucho de sus generales, es de necesidad darle irrestricto apoyo parafraseando al Che que a la "revolución chavista hay que
hacerla con corrupción ".
Esa es en verdad el planteamiento del pleito
venezolano, donde no está ausente la complicidad de algunos opositores.
Amanuenses de los corruptos de la llamada cuarta república, contra quienes han
insurgido los jóvenes venezolanos por su cuenta y riesgo y sin dejarse manosear,
por los opositores colaboracionistas del delatado "gobierno
forajido", del presunto venezolano
Nicolás Maduro.
En
el marco de aquella realidad, iniciada el pasado 12 de febrero de este año
2014, es admirable la rebelión juvenil, por la fortaleza moral de sus actores
que nos remiten a la anécdota y al entusiasmo de los universitarios de 1928,
contra el déspota de Juan Vicente Gómez, cuya ignorancia, solo es equiparable a
la de Maduro, porque justo es reconocer de que tenía las bolas que le faltan al
otro. Así fue entonces, como aquellos muchachos fueron a parar al Cuartel de
“El Cuño”, una de las cárceles del
dictador donde la tortura, con pesados
grillos de la época de la inquisición, atados a las esqueléticas piernas de los
detenidos, intimarían a los estudiantes, quienes dándose ánimos a si mismo,
ante la pregunta de uno de sus compañeros -- ¿qué somos nosotros aquí? --
!hermanos! Responderían al unísono. -- -- No, somos cuñados, porque estamos en
el Cuartel de “El Cuño” y somos hermanos políticos –
Y
aquella hermandad hizo historia. 86 años después, una banda de civiles y
militares han asaltado el poder, con el apoyo de la Cuba comunista de los
hermanos Castros y ante la indignación nacional, una vez más, sus jóvenes
aportan con sangre, el rescate de la democracia, para lo cual, el mercenario de
Nicolás Maduro, ha leído lo que le mandaron a decir desde la Habana: que su
gobierno...” va más allá de la legitimidad política, electoral, constitucional,
pues es “una legitimidad abarcante, de varias dimensiones”.
Por supuesto, que
Maduro no supo lo que dijo, pero el más modesto estudiante de derecho, al
interpretar el mandado cubano a Maduro, comprenderá lo que delata, el desconocimiento al Estado
de Derecho y la más vil y forajida disposición, para amedrentar a un pueblo y
preservar sus corruptelas,
fortaleciéndose la presencia de los jóvenes en las calles de Venezuela y
soportando la peor represión militar de todos los tiempos por la Guardia
Nacional Bolivariana lo que resulta una
afrenta para Bolívar, quien maldijera al soldado que disparara contra
el pueblo) con el agravante que, por
boca de quien ejerce la noble institución de la “Defensoría del Pueblo” haya
justificado, no solo la represión, sino la tortura, antiguo y condenable delito
de "Lesa Humanidad" y que deberá ser inscrito en el expediente que la
patria ya, le tiene abierto, ante la
historia y la justicia nacional e internacional. Para la ciudadana Gabriel
Ramírez: “La tortura tiene un sentido, por eso tenemos que ser muy rigurosos
con el uso de los términos. Con la tortura se emplea sufrimiento físico a una
persona para obtener confesión y tenemos que diferenciarlo de trato excesivo o
uso excesivo de la fuerza” (El Universal 08.03.14) para terminar diciendo que
eso no fue, lo que quiso decir y pegar una carrera a la Conferencia de los
Derechos Humanos en Ginebra, a un costo mil millonario y más evacuada que
Chávez, en el Museo Militar.
Como
se podrá apreciar, en los discursos de Maduro y Gabriela Ramírez, son la
antítesis de la Constitución venezolana vendida al mundo como la mejor y
encuadran en la conocida “deshumanización de la política”, con la que es identificada en las democracias del
mundo, el chavismo o socialismo corrompido y narcotraficante del siglo XXI, que
debe dar una respuesta política y ética a Venezuela y no de paños tibios o a lo
Inzulsa, por aquella frase de Oriana Fallaci en su libro “La rabia y el
orgullo”:
…"Hay
momentos, en la vida. En los que callar se convierte en culpa y hablar en una
obligación. Un deber civil. Un desafío moral. Un imperativo categórico del uno
no se puede evadir"
¡Jóvenes,
háganla de ustedes!
Jorge Ramos Guerra
ardive@gmail.com
@pikpedrero
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