Puedes ignorar la realidad, pero no puedes ignorar las consecuencias de ignorar la realidad. Ayn Rand
CEREBRO
YA LAVADO SECÁNDOSE
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En la columna de la semana pasada planteaba
la siguiente pregunta: ¿cómo puede un ser pensante, apoyar a un gobierno que
entre otras cosas, ha arruinado al país, provocado la más alta tasa de
criminalidad e inflación, la carestía total y que promociona la pobreza como
base fundamental de su revolución, aparte de que culpa de todo lo malo al
imperio y a los medios de comunicación?
Para mi sorpresa, un lector indignado, me
escribe y tilda de chiflado por decir tantas locuras y mentiras. Precisamente,
el artículo se titulaba “Ignorancia culpable” en referencia a aquellos (como
él) que continúan ciegos y sordos a pesar de la espeluznante realidad que los
rodea.
Una posible explicación a esta actitud es que
la persona sea tan ignorante que no entienda lo que pasa a su alrededor. Más
factible es que un bozal de arepas le haya comprado su dignidad. Pero eso no
explica la gran cantidad de fanáticos chavistas, que como focas amaestradas, se
babean y aplauden frenéticamente ante cualquier alusión al Comandante Eterno o
a su dictadura heredada.
La explicación más racional es que se trate
de lavado de cerebro, que por definición, consiste en la aplicación de diversas
técnicas de persuasión, coercitivas o no, mediante las cuales, se cambia la
creencia, conducta, pensamiento y comportamiento de un individuo con cierta
debilidad mental, con fines políticos.
El método es empleado en especial, por los regímenes totalitarios (chavismo), utilizando la técnica de la repetición (una mentira dicha mil veces…), de la violencia verbal (Chávez), a través del uso masivo y persistente de los medios de comunicación (cadenas) hasta inculcar esa vocación de siervo que hace de la adulación y del elogio las principales virtudes.
La pluralidad de discusión desaparece
(focas). Las víctimas dejan de ser voz para convertirse en eco, son sombras
proyectadas por el partido sin que perciban el dulce mal (comunismo) que lo
está matando.
Lo peor del caso es que después de aceptado, el sabroso y
masoquista daño es irreversible y habría que aplicar la desprogramación que es
un proceso más prolongado, traumático y difícil. Que oiga quien tiene oídos…
Ernesto Garcia Macgregor
garciamacgregor@gmail.com
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