Amigo chavista, haciendo reflexión me pregunto ¿Realmente vale la pena que 30 millones de venezolanos se encuentren en guerra, para que unos 10, 30, 50 o 100 se enriquezcan?
Amigo
opositor, usted que se encuentra en discordia con la situación, ¿realmente
merecen ese trato fútil y ofensivo todos aquellos que creyeron en una
revolución? No culpen a sus espíritus por confiar en una liberación. Pues desde
siempre el ser humano ha luchado por la superación, y el engaño ideológico no
es delito en ninguna legislación.
Amigo chavista, ¿está usted de acuerdo con la represión? ¿Piensa usted que las balas tienen la razón? ¿Creen ustedes realmente que el mundo será mucho mejor si una manada de pistoleros tiene el control?
Amigo
opositor, ¿ve usted con buenos ojos el olvido histórico hacia ese sector?
¿Acaso no ha aprendido usted ya la lección? ¿Ahora entiende porque había tanto
rencor?
Amigo chavista, ¿piensa usted volver a cometer el mismo error? ¿Pisotear al opositor hasta que el fuego los incendie a los dos? ¿Llevar la humillación a un límite tan absurdo en el que la rebelión se convierta en religión?
Amigo
opositor, ¿quiere usted salir de esta situación? Pues hable con su hermano el
chavista, pero no, no el chavista gobiernero, pues de todo el país ellos son
los únicos que no tienen excusa ni razón. Hable con el chavista de corazón,
aquel que creyó las promesas de un líder estrafalario, pero con una verborrea
intensa. Indíquele que en su corazón no hay lugar para la represión,
demuéstrele que tanto usted, como él, ya está cansado de tanta división. Hágale
entender que a Venezuela hay que caminarla junta, y no separados. Que el país
es de todos, y no de 10, 30, 50, o 100.
Amigo
chavista, las últimas líneas de esta carta van dirigidas a usted:
¿Cree
usted que la vía de las armas lleva al sendero de la calma? Usted que ya pasó
esta situación, que pasó de ser dominado a dominador, le pregunto ¿Quiere que
se inviertan nuevamente los papeles? ¿O prefiere simplemente que se extingan
las clases dominantes y podamos vivir todos en un mismo país? Porque le
aseguro, si ha leído y conoce usted la historia, los imperios, y esto que ha
construido el gobierno chavista (no usted) es un imperio; los imperios también
caen, y si caen por las malas viene la persecución, pero si se hace por las
buenas, llegará la comunión.
Amigo
chavista, usted que se ha sido testigo de la humillación, de los asesinatos, de
la oscura represión, ¿le simpatizan esas ofensas? ¿Está de acuerdo con ese
trato? ¿Sigue usted confiando en este gobierno?
Amigo
chavista, que se lo digo yo. Gran parte de la población ya aprendió la lección.
Ya entendieron que el único camino es el de la unión. Ya saben que solos se
perderán en el mar de la depresión. Amigo chavista, ¿ha aprendido usted también
la lección? ¿O prefiere pasar los últimos días de la revolución apoyando
asesinatos, mientras lo que queda de la patria que sus líderes le prometieron,
es pura hambre, miseria, enfermedades y represión?
Represión,
represión, represión. Qué palabra la represión. No podemos parar de repetir
represión. En todas estas letras no hacemos más que decir represión ¿Será que
podremos olvidarnos de la represión? ¿O es que acaso llevamos tan presente la
palabra represión porque es lo único que vemos en esta dimensión? Represión,
represión, represión. Yo no quiero más represión.
Amigo
chavista, dejémonos de tanta retórica y hablemos las cosas como son: ¿Cuáles
cree usted que son las causas de esta protesta? ¿Por qué piensa usted que la
gente se encuentra tan enardecida? ¿Delibera usted que sus problemas son
distintos a los nuestros? ¿Especula usted que sólo unos cuantos son merecedores
de la patria y todos sus beneficios?
Amigo
chavista, esto no es oposición, esto es sencillamente supervivencia. La cola en
el mercado la hacemos los dos, el atraco en el autobús y la calle lo sufrimos
los dos, la sangre de nuestros hijos la lloramos los dos, la inflación también
se come los ahorros de ambos, la escases (no solo de alimentos) sino de
materiales, vehículos, medicamentos y hasta de papel, nos limitan las
oportunidades de desarrollo, crecimiento y bienestar a los dos.
Amigo
chavista, dígame usted, ¿había visto alguna vez tanta división?
Independientemente de lo bueno o malo que pudieron haber sido los gobiernos
anteriores al de Chávez, ¿había sentido usted tanto odio en las calles? ¿Tanta
furia contenida? ¿Tanto veneno en las almas de los venezolanos? ¿Cree usted que
los ideales políticos deben estar por encima de la familia? Sí, porque usted lo
sabe, hay familias divididas, padres que no se hablan con sus hijos, hermanos
que ni se voltean a mirar, sencillamente por tener una visión distinta de cómo
debe gobernarse el país ¿Lo cree usted conveniente? ¿Aceptable? Qué nos hayan
impuesto tanto odio para poder mantener una supuesta revolución.
Amigo
chavista, ¿de dónde proviene el odio? Dígame usted, siéntese y reflexione, no
le pido que observe únicamente al presente y escuche a Diosdado Cabello y
Nicolás Maduro. No. Le pido que observe el momento histórico, que analice las
razones por las que ha desembocado toda esta anarquía, que evalúe las razones
por las cuales los dirigentes políticos que hasta hoy usted ha apoyado, ha
incitado siempre en su discurso una lucha de clases sociales, de querer oponer
una fuerza sobre la otra, de que no haya espacio para el dialogo, de atacar,
reprimir (otra vez reprimir), sí, reprimir, buscando ganar con fuerza y no con
razones.
Amigo
chavista, ¿piensa usted que el odio es la solución? ¿No cree usted en la
conciliación? ¿Podría aseverar con absoluta responsabilidad que este Gobierno
realmente ha dado espacios para el dialogo o la unión? Dígame amigo chavista,
¿le gusta a usted toda esta situación? ¿No se ve usted hoy en día en el espejo
de sus hermanos venezolanos cuando hace 20 años clamaba por igualdad y
justicia? ¿No está cansado de tener que vivir en una lucha constante con los
del otro bando para que sus “lideres” se enriquezcan a costillas suyas y se
rían de la situación?
Independientemente
de lo bien o mal que lo haya hecho el Gobierno de Chávez (al de Maduro no me
referiré porque concibo que no representa los intereses de ningún bando, solo
el de sus bolsillos); ¿no cree usted en la Democracia? Me explico, ¿en la
verdadera democracia? La democracia no es ni socialista, ni capitalista, la
democracia es simplemente democracia, cuando hay igualdad. Muy al contrario de
lo que muchos refieren, o quieren referir, o mejor dicho (quieren hacer
pensar), el modelo socialista no es ni debe ser excluyente con el capitalista,
las reformas y mejoras sociales no tienen por qué ir en contrapartida de los
beneficios monetarios. Un país mejor, no es un país donde todos seamos igual de
pobres, sino al contrario, donde todos podamos ser igual de beneficiosos. Amigo
chavista, ¿no cree usted en la separación de los poderes? ¿En la alternancia
del poder? ¿En las oportunidades para las generaciones futuras? ¿No concibe
usted que esos jóvenes universitarios, trabajadores, emprendedores, también
merecen una oportunidad de hacer algo por su país? ¿Piensa usted que para que
un gobierno alcance todas sus expectativas y cumpla todas sus promesas, debe darle
20 años? 20 años. ¡20 años! ¿Saben lo que representa en la vida de cualquier
ser humano 20 años? ¿Creen ustedes justo, que el mismo grupo de personas,
manejen el destino, y los recursos de SU PAÍS, durante dos décadas y quizás más
tiempo?
Ahora
amigo chavista, una última pregunta le hago, ¿cree usted en la justicia y la
igualdad? ¿Cree que realmente hemos avanzado como sociedad? Sin entrar a
debatir temas, de que hayan mejorado algunas cosas, y hayan empeorado otras ¿Ve
usted algún avance en nuestra sociedad? ¿Cree que ahora vivimos mejor? ¿Con
menos desgracias? ¿Más oportunidades? ¿Mejor futuro? ¿Mayor igualdad? Igualdad.
Sí. Igualdad. Eso que todos reclaman, pero que pareciera que a la hora de
llegar al poder olvidan ¿Se acuerdan ustedes cuales eran los fines de esta
revolución? LA IGUALDAD ¿Existe igualdad de condiciones para todos en nuestro
país? ¿No les da miedo pensar en que pudieron convertirse en lo que tanto
odiaron todas sus vidas?
Amigo
chavista. Amigo opositor. Nuevamente me dirijo a los dos: aquí el único enemigo
es el “REPRESOR”.
Pueblo chavista, pueblo opositor: desde ahora dejaremos de ser dos. Dejemos de ser chavistas u opositores, y empecemos a ser venezolanos. Insisto, el enemigo es el represor.
Pueblo
venezolano, las minorías no son mayorías, y viceversa. A los radicales de
oposición, no los quiero. A los radicales chavistas, tampoco. El pueblo
razonable venezolano es la gran mayoría. Excluyamos los radicales, unámonos
como pueblo, y vayamos juntos contra el “REPRESOR”.
Represor:
Ahora somos uno, no somos dos.
Emmanuel
de Jesus Rincon Meneses
rinconemmanuel@gmail.com
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