domingo, 16 de marzo de 2014

CARLOS E. AGUILERA A., EL LUMPEM DEL SOCIALISMO MAL LLAMADO BOLIVARIANO

 “El origen de la palabra lumpen dentro de las Ciencias Sociales lo podemos encontrar en los textos de Carlos Marx, quien utilizó este concepto para referirse al sector descartado de los soldados y ex convictos, vagabundos, andrajosos, harapientos, canallas, y deshonestos escapados de las peores condiciones de vida, granujas y criminales pertenecientes a la masa desintegrada de la población más excluida”  / Wikipedia /

Vivimos tiempos difíciles, tormentosos y desesperanzadores por la brutal represión que el régimen viene aplicando a los estudiantes desde  hace un mes en todo el territorio nacional, con una inusitada violencia que incluso ha llamado la atención internacional, preocupada  por el devenir de los acontecimientos en nuestro país. En la Corte Interamericana de Justicia con sede en Ginebra,  ONU, Comunidad Europea y otros organismos reposan abundantes denuncias sobre estos hechos criminales, que dejan mal parado al régimen que preside Nicolás Maduro, quien se autoproclama como un auténtico y ejemplarizante demócrata.

Pero veamos porque  razón los hechos que ocurren en Venezuela, desdicen la pretensión del inquilino de Miraflores. La violencia como tal, proviene de su exacerbado e incendiario discurso de todos los días en cadena nacional en el que ofende, humilla y descalifica a quienes lo adversan políticamente por el simple hecho de no comulgar con su ideología socialista, marxista, bolivariana y por ende comunista. El régimen ha convertido la violencia en un culto a través del discurso, medios de comunicación del Estado, invasiones de la propiedad privada y ha sido incapaz de combatir la pobreza y la desigualdad social que en buena medida son el caldo de cultivo en el que muchos se ahogan y pierden el norte.

El país nacional conoce la vileza con la que ha actuado el régimen para ahogar las quejas y protestas de la mayoría de los venezolanos, víctimas de la inseguridad, desempleo, alto costo de la vida, desabastecimiento, torturas y un sin fin de males que se han convertido en una verdadera pesadilla. El doloroso saldo de 28 vidas, más de 650 heridos y 1.400 detenidos desde que los estudiantes tomaron las calles de las principales ciudades del país,  exhiben largas historias de dolor, en hogares en los que lloran la pérdida de sus seres queridos: padres de familia, jóvenes, y hasta niños, que la barbarie atroz del régimen cobró sus vidas.

Referíamos en el preámbulo del presente artículo, que Marx utilizó el concepto de lumpen para designar a un sector de la población a la que se le había negado una forma legítima de ganarse la vida y que por tanto sucumben al crimen y las condiciones que en estas prevalecen. Por tanto, el llamado lujmpen del proletariado está compuesto por aquellas personas que han hecho de la ilegitimidad su forma de vida, y que hoy en día, la mal llamada revolución socialista bolivariana del Siglo XXI, ha tomado como bandera y pretexto para su transformación, y la violencia la han convertido en su forma de vida, de allí que  cotidianamente observemos su comportamiento en todos los actos públicos que realiza el régimen.

Desconocen quienes detentan el poder con Maduro a la cabeza, que quienes examinan la vida y obra de Kart Marx  observan una premisa inquietante por cuanto es una figura de “la época histórica pretérita, cada vez más alejada de la nuestra”, como lo refiere el historiador Jonathan Sperber , autor del libro: “Kart Marx, una vida decimonónica”, de interesante lectura en esta época de aparentes brotes revolucionarios en América Latina.

La propensión a santificar a ciertos actores decisivos de la historia no conduce sino a torcer sus planteamientos, de tal manera que al evaluar las contribuciones de Marx en los campos de la economía, filosofía y activismo político, se debe partir del hecho de que el capitalismo del que él hablaba no es el que existe ahora; que la burguesía que Marx examinó críticamente poco tiene que ver con la clase de capitalistas globales de hoy; que la revolución industrial que fue su premisa, casi en

nada se parece al desarrollo tecnológico e informático del presente. En pocas palabras, que Marx pensó su acción transformadora para un tiempo y habitat completamente distinto al nuestro. Nos preguntamos: ¿Seguiría creyendo Marx que la burguesía de hoy es revolucionaria según el curso positivista y evolucionista que propuso para comprender la sociedad?

Marx no es ni el perverso culpable de los males del mundo ni el profeta iluminado que halló, en el siglo XIX, las soluciones para resolver las injusticias del siglo XXI. De hecho, muy poco supo decir sobre cómo iba a ser esa sociedad ideal que imaginó junto con Engels y que iba a ser una especie de pequeño paraíso para la humanidad trabajadora. Los regímenes comunistas que se construyeron con espeluznantes métodos de represión y terror tergiversaron las ideas de Marx. Es necesario releer, y a estudiar con cuidado, la originalidad del pensamiento de un revolucionario intransigente, que no siempre pudo sortear sus propias contradicciones públicas y privadas.

En síntesis, podríamos resumir que el vocablo lumpen se refiere a la marginalidad sin conciencia social y escasa conciencia moral.

Carlos E. Aguilera A
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana

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