“El origen de la palabra lumpen dentro de las
Ciencias Sociales lo podemos encontrar en los textos de Carlos Marx, quien
utilizó este concepto para referirse al sector descartado de los soldados y ex
convictos, vagabundos, andrajosos, harapientos, canallas, y deshonestos
escapados de las peores condiciones de vida, granujas y criminales pertenecientes
a la masa desintegrada de la población más excluida” / Wikipedia /
Vivimos
tiempos difíciles, tormentosos y desesperanzadores por la brutal represión que
el régimen viene aplicando a los estudiantes desde hace un mes en todo el territorio nacional,
con una inusitada violencia que incluso ha llamado la atención internacional,
preocupada por el devenir de los
acontecimientos en nuestro país. En la Corte Interamericana de Justicia con
sede en Ginebra, ONU, Comunidad Europea
y otros organismos reposan abundantes denuncias sobre estos hechos criminales,
que dejan mal parado al régimen que preside Nicolás Maduro, quien se
autoproclama como un auténtico y ejemplarizante demócrata.
Pero
veamos porque razón los hechos que
ocurren en Venezuela, desdicen la pretensión del inquilino de Miraflores. La
violencia como tal, proviene de su exacerbado e incendiario discurso de todos
los días en cadena nacional en el que ofende, humilla y descalifica a quienes
lo adversan políticamente por el simple hecho de no comulgar con su ideología
socialista, marxista, bolivariana y por ende comunista. El régimen ha
convertido la violencia en un culto a través del discurso, medios de
comunicación del Estado, invasiones de la propiedad privada y ha sido incapaz
de combatir la pobreza y la desigualdad social que en buena medida son el caldo
de cultivo en el que muchos se ahogan y pierden el norte.
El
país nacional conoce la vileza con la que ha actuado el régimen para ahogar las
quejas y protestas de la mayoría de los venezolanos, víctimas de la
inseguridad, desempleo, alto costo de la vida, desabastecimiento, torturas y un
sin fin de males que se han convertido en una verdadera pesadilla. El doloroso
saldo de 28 vidas, más de 650 heridos y 1.400 detenidos desde que los estudiantes
tomaron las calles de las principales ciudades del país, exhiben largas historias de dolor, en hogares
en los que lloran la pérdida de sus seres queridos: padres de familia, jóvenes,
y hasta niños, que la barbarie atroz del régimen cobró sus vidas.
Referíamos
en el preámbulo del presente artículo, que Marx utilizó el concepto de lumpen
para designar a un sector de la población a la que se le había negado una forma
legítima de ganarse la vida y que por tanto sucumben al crimen y las
condiciones que en estas prevalecen. Por tanto, el llamado lujmpen del
proletariado está compuesto por aquellas personas que han hecho de la
ilegitimidad su forma de vida, y que hoy en día, la mal llamada revolución
socialista bolivariana del Siglo XXI, ha tomado como bandera y pretexto para su
transformación, y la violencia la han convertido en su forma de vida, de allí
que cotidianamente observemos su
comportamiento en todos los actos públicos que realiza el régimen.
Desconocen
quienes detentan el poder con Maduro a la cabeza, que quienes examinan la vida
y obra de Kart Marx observan una premisa
inquietante por cuanto es una figura de “la época histórica pretérita, cada vez
más alejada de la nuestra”, como lo refiere el historiador Jonathan Sperber ,
autor del libro: “Kart Marx, una vida decimonónica”, de interesante lectura en
esta época de aparentes brotes revolucionarios en América Latina.
La
propensión a santificar a ciertos actores decisivos de la historia no conduce
sino a torcer sus planteamientos, de tal manera que al evaluar las
contribuciones de Marx en los campos de la economía, filosofía y activismo
político, se debe partir del hecho de que el capitalismo del que él hablaba no
es el que existe ahora; que la burguesía que Marx examinó críticamente poco
tiene que ver con la clase de capitalistas globales de hoy; que la revolución
industrial que fue su premisa, casi en
nada se parece al desarrollo tecnológico e informático del presente. En pocas palabras, que Marx pensó su acción transformadora para un tiempo y habitat completamente distinto al nuestro. Nos preguntamos: ¿Seguiría creyendo Marx que la burguesía de hoy es revolucionaria según el curso positivista y evolucionista que propuso para comprender la sociedad?
Marx
no es ni el perverso culpable de los males del mundo ni el profeta iluminado
que halló, en el siglo XIX, las soluciones para resolver las injusticias del
siglo XXI. De hecho, muy poco supo decir sobre cómo iba a ser esa sociedad
ideal que imaginó junto con Engels y que iba a ser una especie de pequeño paraíso
para la humanidad trabajadora. Los regímenes comunistas que se construyeron con
espeluznantes métodos de represión y terror tergiversaron las ideas de Marx. Es
necesario releer, y a estudiar con cuidado, la originalidad del pensamiento de
un revolucionario intransigente, que no siempre pudo sortear sus propias
contradicciones públicas y privadas.
En
síntesis, podríamos resumir que el vocablo lumpen se refiere a la marginalidad
sin conciencia social y escasa conciencia moral.
Carlos
E. Aguilera A
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro
fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
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