lunes, 17 de marzo de 2014

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, EN LA INOPIA, PIDO LA PLABRA, VENTANA DE PAPEL,

Entre los embates que han llevado el país al más nefasto atraso, habrá que reconocer con la pesadumbre del caso, que Venezuela está consumiéndose por causa del festín socialista preparado desde el grotesco “plan de la patria”.

EN LA INOPIA

La inopia no sólo tiene connotación en lo físico toda vez que significa miseria, escasez, pobreza. También comprende al hombre en su entorno más inmediato toda vez que su presencia lo obliga a definirse ante las circunstancias. Y tan revelador hecho, hace que esté atento a todo lo que a su alrededor pueda depararse en función de sus necesidades. Sobre todo, cuando la vida relaciona su existencia con razones que inciden sobre la claridad necesaria a los fines de abrirse el camino por el cual ha de transitar. Indistintamente de los atolladeros que consigue a su paso.
Pero en política, hablar de inopia, condensa una particular acepción dada sus implicaciones. Contiene el significado que las crudas realidades dejan ver. Hasta donde alcanza a mirarse. Particularmente, cuando las situaciones que provoca la praxis política, conducen a presentar mentiras camufladas de verdades. O lo que es igual, verdades desfiguradas o engañosas. Realidades inmersas en problemas de tal intensidad, que muchas veces terminan enturbiando todo lo que en principio pudo verse con la diafanidad que permite un día soleado mirar bajo las piedras. La inopia señala el extremo de lo que marca el capitalismo de Estado. O sea, la condición económica que ostentan quienes se aprovechan del poder político para enriquecerse. Aunque su discurso exalte la estrechez a manera de frase lapidaria con la cual se incita el interés hacia el ejercicio de un socialismo que con certeza sólo conduce a la inopia.

Mientras unos se enriquecen sin mesura, muchos viven en la inopia. Es precisamente, la consecuencia cardinal de toda situación que, a la venezolana, emulando el ejemplo de Cuba revolucionaria, profundiza el método de remover el resentimiento por el cual se infiltra el ensañamiento, la crueldad y la violencia como mecanismos de opresión y represión. Es decir, métodos dictatoriales utilizados por el fascismo para someter a quien se resista. Y de ese modo, reducirlo en su condición de potencial enemigo.
Tantas han sido las formas de asfixiar la democracia, cuya gestación duró casi cuatro décadas, que en apenas un año del actual régimen logró superar con creces el sarcasmo empleado en el período precedente como factor de vileza sobre el cual se depararon los esquemas de gobierno que originaron el desastre de país que hoy se tiene. Por consiguiente, la situación actual es doblemente más grave que la anterior. He ahí las razones para fundamentar las protestas que, a todo nivel, tomaron la calle.
El luto de un aciago febrero, tan macabro como el que recuerda el encendido brote de la insurgencia militar encabezada por rangos medios del ejército venezolano, siguió extendiéndose. La brutalidad del régimen, no tiene parangón en la historia política venezolana que cubre desde el siglo XX. La decepción cundió casi todas las esferas de la vida social, política y económica del país. No se conoce un error de cálculo político que iguale el nivel de aberración que se ha cometido con las atroces y ridículas excusas de sembrar el socialismo, de hacer patria, de reivindicar la soberanía nacional, o de continuar la lucha independentista. Sencillamente, entre los embates que han llevado el país al más nefasto atraso, habrá que reconocer con la pesadumbre del caso, que Venezuela está consumiéndose por causa del festín socialista preparado desde el grotesco “plan de la patria”. No hay duda pues. El país está quedándose en el marasmo. Puede decirse que, a contracorriente, está viviendo en la inopia.

VENTANA DE PAPEL

CARTA DE AMOR (A VENEZUELA)

¿Quién no sabe las emociones que esconde o que anima el amor, cuando se siente desde el alma? Vale esta pregunta para contextualizar la hermosa carta de amor que Andrés Javier Monagas, Comunicador Social, Productor Audiovisual y meritorio emprendedor, escribió y subió a las redes sociales.

De esta forma, sus numerosos seguidores supieron lo que sus sentimientos albergan. Andrés Javier plasmó con las siguientes palabras lo que brotó de su pluma de hombre ganado al amor: 

“Sigo enamorado de ti. Aunque sigan pasando los días y tu no sientas lo mismo por mi, en el fondo de mi corazón algo me dice que me amas. Que me amas de verdad. Comprendo que estás pasando, simplemente, por momentos difíciles. Por circunstancias envueltas en confusión. Pero no te preocupes pues sé plenamente que mi Dios te dará la fuerza necesaria para seguir de pié y hacer que nuestro amor se afiance cada día más. Hay que ser optimista y eso, lo aprendí de ti pues me enseñaste a no decaer ante ninguna contingencia. Pero por favor, mantente tan firme como la mujer de profundas convicciones y hermosos sueños que siempre conocí. Sobre todo, porque también sé que eres una mujer de imbatible carácter. Que nada ni nadie haría que te doblegues ante coyunturas disfrazadas. Ni tampoco, que desmayes en tus luchas por crecer y desarrollarte en todas tus manifestaciones de mujer laboriosa, estudiosa. Pero especialmente de mujer “madrugadora” Te amo... mi linda Venezuela. Tuyo por siempre. Te amo tanto que soy venezolano. Y orgulloso de serlo” 

Enamorado entonces, Andrés Javier escribió a tan maravillosa y gran mujer, su conmovedora carta de amor (a Venezuela).

DESPERTANDO CONCIENCIA POLÍTICA

Imprimir frases o alusiones que luego son repartidas a lo largo de toda movilización contestataria o protesta de calle que ocupan cualquier panorama político, constituye una forma inteligente de crear actitudes que animen voluntades. Estas acciones llamadas “volanteo”, le agregan un valor social a las exclamaciones y voces que reclaman justicia, seguridad, igualdad, solidaridad, tolerancia y libertad. Pero fundamentalmente, respeto a la diversidad política, a la dignidad de cada ser político que pueda disentir de la gestión de gobierno o de su estilo de hacer política. En Venezuela, el “volanteo” ha animado la unión entre ciudadanos con disposición de restablecer la democracia, hasta ahora bastante golpeada.

El “volanteo” ha estimulado la construcción de una sociedad justa toda vez que ello necesita de la crítica de la oposición política. Así como exhortar la paz, requiere igualmente de propuestas distintas de las que pueden establecerse desde el poder. Por eso, mecanismos tan inofensivos pero contundentes como los mensajes contenidos en un “volante” o escrito dirigido a exaltar las luchas políticas y sociales, tienen un propósito enmarcado por el ejercicio de la democracia. Y es el derecho a expresarse, a divergir, a manifestar de viva voz (escrita), lo que el pensamiento apunte con base en condiciones que destaquen compostura entendida como recurso válido en todo ámbito caracterizado por un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia.

Al menos así lo prescribe la Constitución venezolana. Reclamos que conduzcan a “levantar una propuesta propia del pueblo trabajador ante la crisis, distinta a la planteada por el gobierno, la MUD y los empresarios” tal como se recoge del volante girado por la organización popular “Partido Socialismo y Liberación”, ponen de manifiesto derechos tan irrenunciables como el relacionado con el pluralismo político. O el que distingue al “volante” girado por estudiantes universitarios en torno a exigencias que demandan ante la intransigencia del actual régimen, tales como el desarme o libertad para los presos políticos.

Es así que estos reclamos expuestos a través de notas, hizo que el “volanteo” se convirtiera en un importante e impostergable instrumento de lucha cuyo única motivación es reflexionar. Más, cuando la idea que inspira cada “volante” es la de ir de mano en mano despertando conciencia política.

“Hay distintas formas de agarrotar la democracia. Pero si se busca su destrucción de una forma más expedita, sin mucho cálculo político, todo se ello se logra con el concurso de funcionarios dominados por las bajas  pasiones que despierta la corrupción y la impunidad”

Antonio Jose Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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