Fue grotescamente ignominioso, vergonzoso,
indigno, el espectáculo que presenciamos el viernes pasado por televisión
cuando, valiéndose de bellaquerías de
procedimiento y del bozal de la petrochequera, se impidió a María Corina
Machado intervenir en la sesión del Consejo Permanente de la OEA.
Durante mi larga experiencia como
representante de Venezuela en organismos y conferencias internacionales nunca
vi nada ni remotamente parecido. Ni siquiera en los tiempos de la
descolonización, cuando líderes políticos y personalidades de las colonias
acudían a las Naciones Unidas como peticionarios a denunciar los abusos y
atropellos de las autoridades coloniales. Ninguna potencia colonial intentó impedir que un peticionario
hablara y dijera todo lo que tenía que informar a la comunidad internacional.
Incluso durante el oprobioso régimen del apartheid el gobierno racista de
Sudáfrica nunca osó callar la voz de las víctimas del odioso régimen racista.
El régimen del ilegitimo no solamente impone censura, compra medios para neutralizarlos, cierra emisoras de radio y televisión para tratar de esconder la verdad, intenta privar a Maria Corina de su fuero parlamentario, sino que sus tentáculos han llegado hasta la OEA para silenciarla cuando, gracias a la hidalguía del gobierno de Panamá que le facilitó su silla en el Consejo Permanente acudió a exponer ante los Estados Miembros, la comunidad latinoamericana y la opinión pública mundial la verdadera cara de la terrible situación que vivimos los venezolanos, los atropellos, los asesinatos, las desapariciones, las violaciones, la manipulación de la justicia penal, los excesos de la fuerza pública, las persecuciones y detenciones de jóvenes estudiantes que luego de aprehendidos son sometidos tratamientos vejatorios, degradantes y humillantes.
Da asco ver cómo gobiernos que en el pasado
sufrieron los rigores de la dictadura, hoy día se presentan como aliados del
dictador criollo tan cruel, o más, que los que tuvieron que padecer ellos
mismos. También resulta odioso ver cómo los gobiernos miembros de esa falacia
que denominan Alba se comportan como reptiles y se postran para halagar a su
benefactor.
A esto hay que agregar la indignante actitud
del Secretario General de la Organización quien, para estar bien con Dios y con
el diablo, asume actitudes y emite opiniones que evidencian su estulticia.
Afortunadamente todavía quedan gobiernos que conservan integridad, mantienen su autonomía y no se dejan manipular. De los 33 Estados Miembros once se opusieron al pedido de que la sesión del Consejo Permanente fuera privada, es decir, a puertas cerradas, sin la presencia de periodistas o de personas ajenas. El voto emitido por esos once países dignifica a sus gobiernos.
Sin que ello signifique desconocer el valor
del voto de los once países que se opusieron a que la sesión del Consejo fuera
de carácter privado, especial reconocimiento merecen los votos de Guatemala y
de Paraguay, dos pequeños países que han colocado los principios, la defensa de
los derechos humanos, la lealtad a la democracia, la probidad y la rectitud por
encima de cualquier interés material, crematístico o comercial.
También hay que destacar la actitud noble y
honorable del gobierno de Panamá que no solo le facilitó a María Corina su
puesto en el Consejo de la OEA sino que para protegerla de las tropelías
judiciales del ilegitimo la ha nombrado Representante Alterna ante la OEA con
todos los privilegios e inmunidades inherentes al cargo.
A todas estas, durante la sesión del Consejo,
Chávezton, prácticamente echado como un pachá en el asiento de segunda fila, en
una actitud de regodeo, como la de un cabrero que tiene amaestrada su tropa y
sabe que ninguna de sus pécoras se atreverá a salirse del rebaño, esperaba
confiado el resultado de la votación sobre la desventurada propuesta de
Nicaragua. Este es el “anillo de protección” (¿cortina de hierro?) que según
Chávezton, creó el difunto führer alrededor de Venezuela. Claro, la
petrochequera sirve para eso y mucho más.
Pero como no hay mal que por bien no venga, La torpeza de amordazar a María Corina, ha hecho que al régimen le saliera “el tiro saliera por la culata”. Impedir que expusiera el “caso Venezuela” ante la instancia multilateral regional ha potenciado la curiosidad y el interés de la opinión pública mundial. Los medios se preguntan por qué se pretende ocultar los hechos y engañar a los gobiernos y a sus pueblos presentando una versión falsa, amañada, tergiversada, de la verdad.
La semana próxima llegará la misión de UNASUR
que nos ofrecerá una repetición de la bufonada que dos veces consecutivas fue
escenificada en Washington.
La única esperanza que queda es que Estados
Unidos efectivamente aplique a los boliburgueses corruptos las sanciones severas que ha anunciado y
exponga al escarnio público a todos los enchufados que se han enriquecido o se
benefician por haber vendido el alma a este régimen putrefacto.
Adolfo
R. Taylhardat
adolfotaylhardat@gmail.com
@taylhardat
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