DIALOGO CON EL ESPEJO ¡NO! |
Los gobiernos extranjeros, las ONG,s y
algunos compatriotas exigen que se entable un diálogo con el ilegítimo. En mi
artículo de la semana pasada dije que en Venezuela no es posible dialogar con
el régimen. No fue posible durante la tiranía del fenecido führer criollo, y
mucho menos lo será bajo la dictadura de su heredero quien pretende ser más severo que su difunto papá.
En agosto del 2002 publiqué un
artículo titulado “¿Cuál diálogo?” en el cual expuse mis dudas de que pudiera
haber un diálogo entre gobierno y oposición como seguimiento de los resultado
de las reuniones sostenidas entonces por la
Coordinadora y el gobierno.
Mis dudas de aquel entonces son hoy día todavía mayores. No soy opuesto al diálogo como tal. Es un recurso valioso que debe ser utilizado cuando hay posiciones enfrentadas. Se dice que Venezuela está polarizada. En mi opinión no existe tal polarización. Lo que hay es una escisión de la población creada artificialmente por la inducción de odio en un sector de la ciudadanía, obra del difunto gobernante quien, siguiendo las enseñanzas de Maquiavelo y los consejos de su papá Fidel, necesitaba dividir el país para poder gobernar. Esa política de cultivar odio sigue siendo una prioridad del heredero ilegítimo. Esa confrontación artificialmente creada en un país donde todos los venezolanos vivíamos en paz y armonía es lo que hace necesario intentar un diálogo conciliatorio.
Para que se pueda entablar ese diálogo se
deben cumplir una serie de requisitos previos que no son condiciones sino las
formalidades que deben regir la instauración del diálogo. De ningún modo
prejuzgan influyen sobre su contenido y mucho menos sobre su resultado.
En un artículo titulado “Yo dialogo, tú no
dialogas; soy demócrata, tú o lo eres”, el Doctor Germán Carrera Damas enunció
algunos de esos requisitos los cuales resumo a continuación seguidos de mis
comentarios:
• “La
identificación de los dialogantes”.
Los
participantes en el diálogo tienen que
ser, del lado del gobierno, el ilegítimo en persona y, del lado de la
oposición, un representante de la sociedad en su totalidad, ungido de plenos
poderes, teniendo como único marco de acción la Constitución Nacional.
• “La igualdad de los dialogantes”.
Este
es un requisito esencial. Implica que a los fines del diálogo el ilegítimo se
despoje de su poder como jefe de Estado para que su autoridad no influya sobre
el desarrollo de la negociación.
• “La identificación de las cuestiones
sobre las cuales dialogar, lo que requiere una agenda establecida”
La
agenda debe ser convenida previamente y las partes deben comprometerse a
cumplirla estrictamente.
• “La formulación de objetivos”.
Este
requisito deriva directamente del anterior. El objetivo no puede ser otro que
la restauración del respeto, la obediencia y la sumisión plena a la
Constitución Nacional en todos sus
aspectos y en todos los ámbitos.
• “El acuerdo sobre la necesidad o la
urgencia de tomar medidas democráticamente concebidas y acordadas de manera
transparente, y formuladas en términos precisos y accesibles al entendimiento
común”.
Se
trata de que las partes, y de manera particular el dialogante por el
oficialismo, desplieguen toda su voluntad política para llegar a un entendimiento recíprocamente
y solemnemente aceptado.
A
los requisitos propuestos por el Dr. Carrera Damas yo agregaría otros:
• Si las partes lo convienen, puede estar
presente un testigo mudo escogido de mutuo acuerdo que serviría como avalista
del cumplimiento del resultado.
• El diálogo debe llevarse a cabo en un
terreno neutro, donde las partes se sientan libres de cualquier presión
externa. En ningún caso puede ser Miraflores ni la sede de una dependencia oficial.
• Los interlocutores se abstendrán de
hacer declaraciones a los medios. Si fuera necesario proporcionar
información al público la darán conjunta
y personalmente los dialogantes. En ningún caso la información tendrá fines
demagógicos
• El ilegítimo se abstendrá de lanzar sus habituales andanadas
de improperios, agresiones verbales, amenazas
y el empleo de etiquetas de cualquier naturaleza contra la oposición.
Estoy
seguro de que la oposición aceptaría estos requisitos. ¿Pero los aceptaría el
ilegítimo? La respuesta es obvia. Por
eso sostengo que en Venezuela, lamentablemente, no puede haber diálogo. La
soberbia, la intransigencia, la mentira, la fullería, la trampa, la rusticidad,
características del ilegítimo prevalecen sobre el espíritu de conciliación
necesario para dialogar.
No
es que yo sea pesimista. Precisamente porque soy realista no creo en dialogo
con el ilegítimo. A menos que me demuestren lo contrario
Adolfo
Taylhardat
adolfotaylhardat@gmail.com
@taylhardat
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